Esteban Zanelli es administrador por la Universidad de Lima y actualmente se desempeña en una empresa alemana en la que lleva a cabo investigaciones cuantitativas y cualitativas para la industria de los drones. Su trabajo lo acerca a temas que hasta hace poco se consideraban de ciencia ficción, como el delivery vía drones o los taxis aéreos. La empresa donde labora se llama Drone Industry Insights. Él vive en Berlín y, por su trabajo remoto, viaja mucho por Europa.
¿Cómo conseguiste tu trabajo actual en una empresa alemana?
Postulé para trabajar en esta empresa a través de LinkedIn. Cuando estaba por terminar mi maestría en Negocios Internacionales, en la Universidad de Kingston, en Alemania, conseguí el trabajo que tengo ahora, en Drone Industry Insights, empresa de investigación de mercados especializada en la industria de drones, con sede en Hamburgo. Trabajo de manera remota, tal como lo hacía en las prácticas que conseguí mientras estudiaba la maestría. Tengo un año y dos meses en esta empresa, y solo he ido dos veces a la oficina. La primera, para recoger mi laptop y, la última vez, para cambiarla. Nada más. Lo considero una ventaja.
¿En esta empresa todos trabajan de manera remota?
Sí, aunque hay dos personas que a veces sí van a la oficina, porque viven en la misma ciudad.
¿Tú vives en Alemania?
Sí, en Berlín.
¿Cuáles son las funciones que desempeñas?
Soy investigador de mercado para la industria de los drones. Llevo a cabo investigaciones cualitativas y cuantitativas, a partir de reportes, noticias, información que recabo de clientes, etc. Analizo los datos y genero reportes que se publican y también reportes para clientes. Esta información es muy necesaria, porque cada vez más empresas usan drones y se necesita información al respecto, ya que estos dispositivos se emplean en diferentes industrias.
¿Qué cosas hace un dron?
Lo que hacen los drones es reemplazar al ser humano. Por ejemplo, en vez de mandar a una persona a esparcir pesticida a los campos de sembrío, se manda a un dron, o, en el campo de la energía eólica, se envía a un dron a revisar las espirales. No hace falta asignar a una persona para esas tareas. Hay drones para la minería también y para la movilidad aérea urbana, lo que comúnmente se llaman taxis aéreos. Estos últimos son grandes, pueden medir dos metros y medio de altura y, básicamente, reemplazan a un helicóptero.
¿En qué industrias se usan más los drones?
En las industrias de energía, construcción y agricultura, según nuestros reportes. La seguridad en una planta eléctrica, por ejemplo, en muchos lugares de Europa y del Medio Oriente, se lleva a cabo a través de drones. En la construcción se emplean para realizar fotografías aéreas o para ver cómo va una obra. Al sobrevolar un edificio, se pueden apreciar fallas o si está todo correcto. Por supuesto, en otros campos se usan también. En el mundo audiovisual, para los noticieros, las películas de cine, etc., pero eso es algo más comercial, no industrial. También tenemos los drone shows, espectáculos en que se hacen figuras en el aire con drones, en vez de fuegos artificiales. De esta manera se evita la polución y el ruido. En Singapur se hacen muchos shows de estos. La policía también los usa para persecuciones de alta velocidad. Algunos de los usos parecen de películas futuristas. Nosotros vamos a algunas convenciones y vemos lo último del mercado. Algo que se ve venir es que el delivery vía dron posiblemente reemplace al delivery que funciona en motocicletas, a través de una aplicación. Todavía no se ha desarrollado tanto, en general, pero en Irlanda es más común. Incluso en Estados Unidos. El delivery más común en dron es el de Starbucks.
Esta es una industria que se desarrolla muy rápido, seguramente se generan nuevas utilidades o funciones todo el tiempo.
Las principales empresas, por ejemplo, Parrot o la china DJI, lanzan modelos cada año. Unos están provistos de láseres que se usan en la minería, porque con el láser se puede ver el subsuelo en busca de minerales. Y ahora hay una carrera hacia los taxis aéreos, pero va a ser un proceso un poco lento, aun cuando las principales empresas ya están listas para despegar.
¿Por qué?
Porque hablamos de una especie de helicóptero que va a estar en el aire y requerirá regulaciones por parte del Ministerio de Transportes. Ya existen bastantes regulaciones para los drones regulares, pero en este caso la regulación requiere mayor complejidad, porque se debe evitar accidentes.
¿Cuándo se verán los taxis aéreos?
Hay gente que todavía no puede imaginar este tema, pero ya hay empresas que los fabrican. Estas empresas están en la bolsa, son reales. Estimo que se volverá viral en las Olimpiadas de París del 2024, porque la empresa alemana Volocopter, que produce los taxis aéreos, ya firmó un contrato para que se utilicen activamente sus taxis en este certamen deportivo. Al ser un evento global, se verá en todo el mundo.
También se usan los drones para acciones bélicas y en espionaje, ¿verdad?
También, sí. Justamente ahora. Es muy lamentable, pero en la guerra entre Rusia y Ucrania esa industria se ha desarrollado mucho. Lo más conocido es el dron kamikaze, que —como su nombre lo sugiere— viaja con explosivos y estalla contra la tierra para causar destrucción. Es terrible. Nosotros no hemos hecho un reporte al respecto. Por otro lado, también se ha desarrollado la defensa antidron, que opera como un antimisil. Se trata de un dron que intercepta el dron kamikaze. También hay unas armas que viajan en drones y disparan una especie de sensores que malogran o distorsionan el control del dron. Todo eso se está desarrollando bastante en Rusia, Israel y Ucrania. Pero ese no es el foco de la industria de los drones, definitivamente.
¿Qué otras experiencias laborales has tenido?
Mientras estudiaba mi maestría conseguí unas prácticas en Olympus y me volví trabajador estudiante —esa es la denominación que se les da aquí a los estudiantes que trabajan. Olympus es una empresa alemana que crea soluciones para la industria médica, de ciencias de la vida y de equipos industriales. Creó una píldora que tomas como si fuera una pastilla, pero lo que hace es escanear todo tu cuerpo. Eso es muy interesante, muy futurista. Me encargaba de ver contratos, la idea era generar más negocio para la empresa. Ahí estuve todo el año que duró mi maestría. Antes de esto estuve en el BCP. Empecé como practicante en el área de Cash Management. Tratábamos de mejorar los productos y la propuesta de negocios. Después pasé a la Banca Institucional, Banca Corporativa. Y anteriormente hice prácticas cuando estaba en tercer ciclo de la Universidad, más o menos, primero, en Scotiabank y, luego, en Pariwana Hostels.
¿Qué cosas has logrado que te hagan sentir orgulloso?
La beca parcial para estudiar la maestría en la Universidad de Kingston, que es inglesa, pero tiene una escuela de negocios en Hamburgo, Alemania. Se trataba de la Beca del Rector, que fue una gran ayuda para mí. Otro logro fue conseguir mis prácticas en menos de un mes, eso fue algo muy bueno. Ni bien llegué a Alemania, hice mi currículo en formato alemán, que es muy particular, y encontré mi práctica a través de LinkedIn.
¿Cómo te va ahora? ¿Te sientes bien adaptado?
Sí, he conseguido un balance entre la vida laboral y la privada. Debo confesar que lo pude conseguir por la facilidad que hay acá para eso. Acá no se vive para trabajar. Puedes trabajar y, además, hacer otras cosas que te gustan. A mí me gusta mucho viajar, así que estoy en constante movimiento.
¿Qué tal te fue en la Universidad de Lima y qué te pareció tu carrera?
La Carrera de Administración me abrió las puertas, me dio la base para mi desarrollo profesional. Al terminar mis estudios entré al BCP, donde no es fácil conseguir una plaza laboral. La obtuve definitivamente por la base que me dio el plan de estudios de la Carrera de Administración de la Universidad de Lima, por el prestigio de la Universidad y sus enseñanzas. Eso me ayudó también a alcanzar una vacante en Kingston y la beca parcial. Me gustaba el ambiente de la Ulima, las clases, y valoro a mis profesores. Recuerdo mis cursos de finanzas. Eran complicados, pero me dieron la base que tengo ahora.