El 1 de septiembre se desarrolló la primera edición del ciclo de conversatorios “Café IA”, organizado por el Observatorio Tecnológico de la Universidad de Lima y la Carrera de Ingeniería de Sistemas de la Facultad de Ingeniería de nuestra Casa de Estudios. El tema central fue “Uso de la IA para la enseñanza” y contó con la participación de Percy Diez Quiñones, coordinador de nuestro Observatorio Tecnológico; José García Contto, profesor de la Facultad de Comunicación Ulima y miembro del Observatorio Tecnológico; y Francisco Núñez, docente de nuestro Programa de Estudios Generales de la Ulima.
Asistieron al evento docentes de las doce carreras profesionales de la Ulima y de nuestro Programa de Estudios Generales. El conversatorio abrió un espacio de diálogo sobre los nuevos desafíos y oportunidades que ofrecen las herramientas de inteligencia artificial en su aplicación al diseño de cursos, el desarrollo de investigaciones, la elaboración de exámenes y las nuevas posibilidades de aprendizaje para los estudiantes.
Al inicio de la sesión, nuestro también docente Diez Quiñones explicó que la inteligencia artificial (IA) es un instrumento que simula un sistema cognitivo mediante programas informáticos, cuyos sensores están capacitados para percibir nueva información y vincularla con conocimientos previos. Acotó que la IA tiene como finalidad resolver problemas y que, para ello, esta herramienta construye algoritmos con base en estadística, patrones e información precedente.
Asimismo, indicó que la IA tiene una rama de acción denominada inteligencia artificial generativa, como el ChatGPT. Este tipo de tecnología no solo genera texto como lo haría un ser humano, sino también videos, imágenes y objetos tridimensionales. A continuación, señaló que existen varios mitos sobre la IA, sobre lo que advirtió:
“No es cierto que solo las empresas grandes pueden usar IA, tampoco es verdad que se requieren muchos datos, pues lo único que necesita es información de buena calidad y con cierto nivel de profundidad. Además, la IA no va a sustituir los empleos, lo que se observa es que algunas de sus capacidades sustituyen tareas particulares. Otro aspecto es que la IA no aprende automáticamente, dado que siempre se requiere de algún tipo de intervención humana como el suministro de datos. Asimismo, se cree que la IA es una herramienta sesgada y una fuente de problemas éticos, pero lo cierto es que el sesgo está determinado por la data de la que es provista y por el entrenamiento que reciben los algoritmos en contextos específicos”.
El experto reveló que, según una encuesta realizada a profesores Ulima, el 73 % de docentes utiliza inteligencia artificial; de estos, el 62 % usa ChatGPT, y el 29 %, este dispositivo y otras herramientas de IA. Además, destacó que un 38 % de docentes ha motivado a sus alumnos a investigar con IA y un 94 % crea material de clase con apoyo de esta herramienta.
Por su parte, Francisco Núñez comentó su experiencia con el uso de la IA en el campo de la enseñanza:
“Los alumnos demandan muchos ejemplos y nosotros necesitamos de ellos para que la teoría pueda ser internalizada. El ChatGPT me ha servido para multiplicar la cantidad de ejemplos y hacer que ellos comprendan mejor los conceptos. Esta herramienta hace posible perfeccionar los casos de estudio. La IA es un complemento y no una herramienta que funciona por sí misma. También me ha facilitado el diseño de rúbricas de evaluación, y plantear ejercicios y cuestionarios para que los estudiantes se preparen para sus exámenes. En los cursos de investigación, los estudiantes nos piden modelos. Con la IA he logrado armar estructuras de proyectos de investigación, desde la construcción de un título, la descripción del problema, los objetivos y la justificación. Así, los estudiantes ya cuentan con un modelo de proyecto que los guíe”.
Finalmente, José García Contto subrayó que es necesario continuar con el uso de la IA y que esta puede resultar muy útil para incrementar el grado de dificultad de las evaluaciones:
“Tenemos una curva de aprendizaje con respecto al uso de la IA, hay un aspecto de ensayo y error progresivo. Conformarse con el primer resultado no es adecuado ni satisfactorio. Es necesaria la reiteración hasta conseguir un producto valorado como útil que se pueda compartir con los alumnos. También, el ChatGPT nos puede servir para realizar pruebas sobre nuestras evaluaciones: puedo plantearle un examen a este dispositivo y si me devuelve un producto que yo calificaría con una nota sobresaliente, entonces tendría que pensar en qué debería cambiar en dicho examen de modo que a ningún alumno le baste usar ChatGPT para resolverlo”.