Responde Ulima formó parte del lanzamiento de la Aceleradora de Innovación Textil

Alfredo Estrada, director del Centro de Sostenibilidad de la Universidad de Lima (Responde Ulima), participó como panelista en el evento de lanzamiento del proyecto “Aceleradora de Innovación Textil: Mipymes textiles para su transición hacia modelos empresariales sostenibles y circulares”. Esta iniciativa es impulsada por la Asociación Solidaridad de Países Emergentes (ASPEm Perú), la Cámara de Comercio Italiana del Perú, la Asociación Laboral para el Desarrollo (ADEC-ATC), la Asociación Española para la Sostenibilidad, la Innovación y la Circularidad en Moda (SIC MODA), y la Sociedad Nacional de Industrias (SNI).

Esta aceleradora textil también cuenta con el apoyo de la Unión Europea y tiene como objetivo fomentar el crecimiento de la industria textil sostenible para la preservación del medioambiente, la reducción de la huella hídrica y de carbono, y el aprovechamiento de residuos textiles para la gestación de una economía circular.  Para eso, este proyecto cuenta con una inversión de 350 000 dólares y convocará a cerca de 300 empresas textiles de los distritos de Ate, La Victoria, El Agustino y San Juan de Lurigancho. De estas, treinta serán seleccionadas para promover su transformación en negocios sostenibles. 

Alfredo Estrada integró la mesa de comentarios de la conferencia central: “Desafíos del sector textil, moda circular, regenerativa y sostenible”. Nuestro docente compartió el panel con Jesús Salazar, presidente de la SNI; Paloma G. López, fundadora de The Circular Project (Madrid, España), y Abelardo Vildoso, gerente de ADEC-ATC.

El director de Responde Ulima resaltó la importancia de este tipo de desafíos y la necesidad de trabajar en la cultura de la sostenibilidad:

“Hay una agenda técnica ya delimitada. Ahora, es turno de tomar acción, de forma eficaz, para diseminarla en el sector. Debemos de apuntar a que la textilería se torne regenerativa. Hace 15 años hablábamos de responsabilidad social, hoy se habla de sostenibilidad. Les puedo asegurar que en 10 años o más va a ser obligatorio hablar de regeneración en este y otros sectores. Para enfrentar estos escenarios futuros tenemos que poner énfasis en la cadena de valor del empresario. Este debe entender que la sostenibilidad no es un desafío inviable para su modelo de negocio, al contrario, es parte de las ventajas competitivas para su futuro”.

Asimismo, recalcó que se debe potenciar la sostenibilidad y que, si bien hay factores estructurales que están fuera del alcance del sector privado y de la academia, se requiere implementar metas realistas a corto plazo con el fin de promover un cambio:

“Existen casos de textilería responsable y escalable, y con sus resultados se brinda el mensaje de que sí se puede lograr un desarrollo sostenible. Formemos una comunidad de práctica que acompañe a este proyecto de aceleración de innovación textil y que contribuya a que se dinamice la industria y el mercado desde un enfoque de triple hélice. Esto hará que los cambios estructurales, los que no dependen de nosotros, lleguen rápido”.

Estrada también comentó que el desafío es generar un ambiente propicio para que se desarrollen más negocios de textilería sostenible, y subrayó la labor que realiza nuestra Casa de Estudios para alcanzar dicho propósito:

“Si se requiere de un cambio para que el sector se vuelva circular, hay que considerar que existe un asunto crítico de financiamiento en el sector: no hay un ecosistema de textilería regenerativa en el Perú. Esto se debe a que solo existen esfuerzos dispersos. Por esta razón, es importante sentar las bases para un ecosistema idóneo. Esto se logra con confianza, con una agenda de corto a mediano plazo y con pensamiento empresarial sostenible. Por eso, la Universidad de Lima contribuye con acciones que transforman los modelos de negocio de las empresas. La academia es un motor para la construcción de una industria en la que los empresarios apuesten por lo que no ven. Ellos aún no observan cómo la crisis energética influye en sus costos o cómo la falta de agua en 30 años afectará su producción”.