Dentro del marco de las actividades preparatorias para el XIX Congreso Nacional de Filosofía se desarrolló el conversatorio “El mundo andino. Una reflexión filosófica”. El evento fue organizado por el Programa de Estudios Generales de la Universidad de Lima y tuvo como objetivo proponer una reflexión filosófica sobre la cosmovisión de las poblaciones originarias de los Andes y una mirada alternativa hacia sus creencias y valores, como la reciprocidad, la solidaridad, el bienestar comunitario y el sentido de pertenencia con la naturaleza.
La ponencia estuvo a cargo de Fabio Sánchez, licenciado en Filosofía por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), doctor en Psicología por la Universidad Andina del Cusco, docente del Departamento de Filosofía y Psicología de la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco y autor del libro El sentido del mundo en las culturas prehispánicas del antiguo Perú (2015). El encuentro fue moderado por Octavio Chon Torres, profesor en el Programa de Estudios Generales de nuestra Casa de Estudios.
En su ponencia “Yanapanakuy: ética de la reciprocidad”, Fabio Sánchez explicó que en la ética del mundo andino prehispánico el bienestar individual estuvo estrechamente vinculado al bienestar colectivo. Agregó que, a través del redescubrimiento de la ética andina, se encuentran ideas alternativas que pueden ayudar a la especie humana a afianzar la identidad cultural, que muchas veces se ha visto amenazada por la globalización. Añadió que esta concepción moral obedece a la visión del mundo que tienen los hombres y mujeres andinos, que consiste en una visión dual, opuesta a la perspectiva individualista de la persona moderna y occidental.
Posteriormente, indicó que esta concepción recíproca del mundo tiene como elemento central la división de las relaciones políticas, militares, personales y sociales en pares complementarios. El experto aclaró que, según esta perspectiva, cada integrante de la comunidad prehispánica estaba vinculado con los demás, lo que contribuía a conformar una sociedad más pacífica. Enfatizó que, en la cultura occidental, el hombre lucha constantemente por ser reconocido, pero en la sociedad andina el sujeto lo está desde un inicio, dado que se le concibe como parte de la naturaleza. Destacó que en las sociedades prehispánicas había una continua búsqueda de integración con el otro.
Sánchez también reparó en el legado de la ética de la reciprocidad andina en la vida laboral y señaló que la mita, el intercambio de trabajo en favor del Estado, la minka, el trabajo dedicado a la comunidad, y el ayni, la cooperación familiar, son los componentes esenciales que han estructurado la vida colectiva del mundo andino. Subrayó que todo aquel que se negaba a trabajar para la comunidad era considerado una persona réproba, un waqcha, es decir, un sujeto pobre en cuanto a vínculos sociales y familiares.
Con respecto a la reciprocidad en la vida política, el ponente indicó que en la época prehispánica los diversos señoríos que tenían lugar en el actual territorio nacional gestaban alianzas para la mutua colaboración militar y política en tiempos de guerra. Recalcó que los incas, a pesar de que ponían en práctica una estrategia expansionista, respetaban a las culturas a las que conquistaban, y no las sometían, una característica que sí se observa en los imperios occidentales.
Finalmente, sostuvo que la ética andina en relación con la naturaleza proponía una armonización entre el hombre y la tierra, y por eso eran frecuentes las ofrendas y dádivas ofrecidas a esta, con el fin de conseguir una mayor fertilidad para las cosechas. Asimismo, afirmó que siempre predominó la noción de que la tierra tiene vida y de que se trata de un ser al que el sujeto debe integrarse.