El pasado jueves 29 de septiembre, la Facultad de Psicología de la Universidad de Lima organizó la conferencia “Claves para desarrollar la empatía en tiempos actuales”. El evento tuvo lugar dentro del marco del ciclo de conversatorios Jueves de Psicología, y se llevó a cabo en el Aula Magna O4. La ponencia estuvo a cargo de Leopoldo Caravedo, psicólogo, psicoanalista y exprofesor de nuestra Casa de Estudios.
En la primera parte de la exposición, Caravedo explicó por qué no se le puede considerar al ser humano como un ente aislado. Aseveró que somos seres relacionales y que es imposible el crecimiento y desarrollo sin el contacto con el otro. De ese modo, indicó que el vínculo afectivo en la edad temprana es indispensable para la vida y que la empatía se forja dentro de ese proceso de construcción.
Posteriormente, procedió a desarrollar la “teoría del apego” del psicoanalista escocés John Bowlby, la cual tiene relación con la noción de empatía. De ese modo, el profesor Caravedo precisó que el apego es una función biológica y que tiene como finalidad garantizar la supervivencia emocional del bebé, permitir la regulación afectiva, brindar sentimiento de seguridad y moderar los sentimientos y evitar el desborde de estos. También enfatizó en que los distintos tipos de apego –seguro, ansioso, evitativo y desorganizado– expresan la producción de la predictibilidad en la mente del niño, de tal modo que el infante entiende el entorno y la mente de los otros. Y afirmó:
“La emoción es el motor de los vínculos y las relaciones. En la medida en que se desarrolla la capacidad de regulación emocional, podemos manejar de la mejor forma posible, o lo mejor que podamos, nuestro contacto con el mundo exterior”.
Luego, hizo referencia al sistema intersubjetivo e indicó que una de las principales necesidades del ser humano es saber que es conocido por los otros. Remarcó que la peor respuesta que puede haber para un niño es la demostración de que no es visto. Además, recalcó la relación entre la empatía y la violencia:
“Bowlby, quien desarrolló la teoría del apego, sostenía que la violencia es inversamente proporcional a la empatía; mientras menos empatía, hay más violencia”.
Después, hizo hincapié en el concepto de “mentalización” e indicó que es un proceso que ocurre en el niño, que incluye la empatía y consta de los siguientes niveles de desarrollo: la capacidad del individuo de saber lo que siente, la posibilidad del sujeto de conocer qué es lo que siente cuando está con otro, saber qué siente el otro individuo conmigo, y la facultad de poder evaluar la relación con el otro. Además, manifestó que existen situaciones que impiden que se lleve a cabo este proceso:
“Durante una catástrofe, no se le puede pedir a alguien que pueda mostrar signos de comprensión… a las personas angustiadas les es muy difícil ser empáticas”.
Por último, mencionó que, si no hay desarrollo de la confianza en lo que un individuo piensa, siente y prevé, entonces no será posible desarrollar conocimiento, es decir, la capacidad de conexión. Aseguró que para que haya desarrollo de empatía tiene que haber un espacio donde un niño se sienta seguro, y a esto lo denominó “confianza epistémica”:
“El bebé va desarrollando la capacidad de predictibilidad; él sabe que, si llora, la madre se va a acercar y responderá a esa necesidad; esto se va repitiendo y el bebé logra tener confianza en que lo que piensa es lo que va a ocurrir, y que cuando a veces no se logre, no quiere decir que dicha confianza falle”.