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Perfiles: un tránsito entre lo público y lo privado
Una opinión pública que se centra cada vez más en individuos necesita herramientas para conocerlos de forma más significativa, especialmente cuando lo que ocultan es de interés público. Como respuesta, el periodismo ha ido afinando la técnica del perfil, discutida en el Intermedio “Entre lo público y lo privado: perfiles mediáticos del poder”, parte de la Cátedra UNESCO en Comunicación y Cultura de Paz y organizado por la Carrera de Comunicación.
El evento, realizado el 12 de mayo en la Sala Ventana Indiscreta, tuvo como invitados a los periodistas Chema Salcedo y Gabriel Gargurevich, y a Julio Hevia, psicólogo y docente de las carreras de Psicología y Comunicación. Para Salcedo, con años de experiencia en el oficio, ese ha sido un tema más limitado por la tecnología —que hoy permite grabar situaciones de forma imperceptible— que por la ética. “El off the record, que hoy ha quedado en desuso, debía ser límite”, añadió. Pero hay distintas formas de transitar por el umbral de lo dicho fuera de la entrevista. Así lo cree Gargurevich, quien precisó que el off the record puede ser negociado y, aunque su contenido no se revele finalmente, otorga poder, en forma de conocimiento, al entrevistador.
Dentro de la entrevista, herramienta fundamental para elaborar un perfil, existen distintas aproximaciones que puede tomar el entrevistador para conseguir la información que busca. Gargurevich mencionó la entrevista “comprometida”, en la que el entrevistador muestra amplio conocimiento acerca del entrevistado, lo que puede hacer que este se sienta tomado en serio y, a modo de agradecimiento, se abra un poco más durante la conversación. Pero una aproximación opuesta también puede funcionar, acotó Hevia, evocando las entrevistas “policiacas” que hacía César Hildebrandt, quien tras sacar a relucir el “prontuario” del entrevistado lo obligaba a revelar información que no haría pública en una charla convencional.
Para Salcedo, una entrevista es, finalmente, un intercambio de favores, y el entrevistado va a brindar información a cambio de difundir algo que también lo beneficie, explicó. Sin embargo, para discutir a profundidad los límites de lo público y lo privado, cabe recordar cuándo se trastocaron. Hevia puntualizó que “no se discutiría igual acerca de estos temas de no haber existido Vladimiro Montesinos, Laura Bozzo y Magaly Medina”. Desde los noventa, década que tuvo a estos personajes como protagonistas, se ha cultivado una cultura de la sobreexposición, opinó Gargurevich, quien añadió que en los programas de espectáculos, tras bambalinas, es usual que la mayoría de “ampays” sean resultado de llamadas misteriosas de gente cercana al personaje “ampayado”. Estas otorgan información tan precisa que es razonable pensar que las pistas son proporcionadas por el mismo personaje.
En este contexto, los medios de comunicación tienen gran responsabilidad al definir sus límites de qué es de interés público, aseguró Salcedo. No obstante, lamentó que, como viene siendo evidente, esa responsabilidad no venga siendo ejercida con suficiente rigor.