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Mitos y usos de la hipnosis
“Durante el estado hipnótico, no hay pérdida de conciencia. Eso es un mito. En el estado hipnótico, la atención o el estado de alerta de una persona está focalizado”, afirmó Estela Oliver, psicóloga y terapeuta familiar sistémica, en la conferencia “Adiós a las pesadillas con hipnosis y programación neurolingüística (PNL)”, que tuvo lugar en el Aula Magna A y fue coordinada por la Carrera de Psicología de la Escuela Universitaria de Humanidades de la Universidad de Lima. Oliver añadió:
“No todos pueden ser hipnotizados. Se requiere del consentimiento de la persona para acceder al estado hipnótico. Su voluntad está presente. El hipnotizador no tiene poderes mágicos ni puede hacer lo que le dé la gana con una persona. El hipnotizador es un profesional con herramientas que ayuda a un sujeto y lo guía para que él, con su poder, ingrese a ese estado hipnótico. Se trata de una hipnosis solicitada por un paciente para generar en él efectos positivos. Y no cualquiera puede dejarse hipnotizar, ya que hay que seguir una serie de instrucciones y comandos”.
Oliver también afirmó que una persona puede experimentar varios momentos de estado hipnótico durante el transcurso del día. Ella detalló: “Uno pasa por estados hipnóticos, por ejemplo, cuando está manejando y se quedó enganchado con una canción, cuando se quedó concentradísimo en las imágenes de una película que está mirando en la medianoche o cuando tiene sexo, entre otras situaciones”.
Luego la especialista se refirió al uso de la hipnosis en una terapia. Ella precisó: “Cuando hacemos terapia, dialogamos con el 12 % de la zona consciente de la mente, pero también accedemos al 88 % de la parte inconsciente y le damos participación”.
Además, indicó que la hipnosis está estrechamente vinculada con la programación neurolingüística, que es el conjunto de técnicas que desafían el lenguaje y los pensamientos subyacentes, con lo que se producen sugestiones de forma indirecta.
Del mismo modo, hizo hincapié en que la hipnosis debe ser llevada a cabo por un especialista, sobre todo si se toma en cuenta que cada paciente es distinto y que algunos de sus padecimientos principales quizás no requieran de la intervención de la hipnosis.
Por último, Oliver practicó una sesión de hipnosis a los asistentes. El ejercicio consistió en la invocación de sensaciones positivas y relajantes que busca impedir que surjan las pesadillas mientras una persona duerme.