Una de las experiencias más enriquecedoras que pueden vivir los estudiantes de la Universidad de Lima es la de un intercambio académico, gracias a los diversos convenios y alianzas que la Ulima tiene con diferentes instituciones extranjeras, a través de su Departamento de Cooperación Externa. Durante este 2016, en el primer semestre, dos alumnos de la Carrera de Ingeniería de Sistemas aprovecharon esta oportunidad y enriquecieron sus vidas, tanto a nivel académico como humano. Ellos son Vanesa Ortega, quien fue al Tecnológico de Monterrey en México, y Víctor Andres Cáceres Chian, quien viajó rumbo a la Universidad de Bremen, en Alemania. A continuación ambos comparten sus experiencias con relación a sus respectivos intercambios.
Vanessa Ortega Alvino en el Tecnológico de Monterrey, en México
Siempre pensé que la experiencia de viajar e interactuar con otras personas y su cultura me permitiría enriquecer mi visión y perspectiva, que muchas veces puede limitarse por el hábito y el entorno del día a día. Así que el deseo de vivir un intercambio siempre estuvo pero se quedaba en eso, deseo. Pero durante el 2015, por fin, me animé a dar ese paso. Recibí el apoyo de mis padres y empecé a informarme sobre el proceso. La Oficina de Intercambio me ayudó mucho, no solo antes del intercambio sino durante todo el tiempo que estuve estudiando fuera, con las diversas dudas que surgían o procesos que debía realizar.
Al momento de elegir el destino tuve en cuenta, más que todo, una universidad que aportara valor a mi carrera. Para ese momento, yo ya había llevado el curso de Sistemas de Inteligencia Empresarial, en el cual tomé mucho interés por la Inteligencia de Negocios. Es así que, investigando sobre las universidades disponibles y sus ofertas de cursos, encontré al Tec de Monterrey, una universidad que, aparte de ser una de las mejores de Latinoamérica, contaba con una concentración (como una especialización) de Inteligencia de Negocios disponible para diversas carreras. Además estaba en México, un país que me encantaba por su gran diversidad cultural y por sus bellos paisajes.
En cuanto llegué al Tec, me conquistó la universidad. El campus era bello, una infraestructura que integraba, de forma admirable, naturaleza y espacios de descanso y esparcimiento con los de estudio. Llevé tres cursos de la concentración de Inteligencia de Negocios: Gestión de Inteligencia de Negocios, Sistemas de Información Empresarial y Tratamiento y Acondicionamiento de Datos. Además de ellos, también me inscribí en Administración del Cambio y en Bases de Datos Avanzadas. Afronté una alta carga académica, pues había que presentar diversos trabajos y proyectos durante el transcurso del semestre. Asimismo, se manejaba mucho la investigación, la lectura y el análisis de artículos y casos de aplicación. Cabe resaltar que los cursos de la concentración que llevé estaban disponibles para carreras que no eran sólo de TI o Ingeniería, por lo que pude compartir con alumnos de Finanzas, Administración, Bionegocios, entre otras, lo cual fue sumamente enriquecedor al momento de trabajar en clase y compartir opiniones.
También tuve la oportunidad de apoyar a una asociación de estudiantes llamada WiSE (Women in Science and Engineering), en la organización de actividades que incentiven el interés por las carreras de ingeniería. El grupo era muy unido y me hicieron parte de ellos en muy poco tiempo. Además, participé por primera vez en una hackatón (el Hack MTY) y la experiencia fue genial. Junto a mi grupo logramos llegar entre los primeros 10 equipos de entre los 100 que aproximadamente había, pero lo más valioso fue la forma en que nos pudimos integrar tan bien como equipo, en poco más de 24 horas.
El desafío principal durante este intercambio consistió en salir de mi zona de confort y lidiar experiencias nuevas. Me sentí como en primer ciclo, cuando aún no se conoce a tus compañeros ni profesores, aunque en este caso solo era yo la que no los conocía. Tuve, además, que mejorar mi organización, porque aparte de la gran carga académica, el vivir sola conlleva más responsabilidades. Si quería aprovechar los fines de semana para hacer un paseo o visitar algo cercano, debía de terminar mis pendientes en la semana.
Una gran satisfacción fue haber conocido gente tan maravillosa: profesores dedicados y dispuestos a ayudar, compañeros de clase y otros chicos como yo, de intercambio, que fueron de importante significado durante mi estadía, con los cuales compartí momentos de estudio, diversión y viajes. Además de ello, me siento satisfecha por el hecho de haber obtenido buenos resultados a nivel académico, pero sobre todo por la experiencia de autoconocimiento, toma de mayores responsabilidades y el atreverme a hacer cosas nuevas.
Para concluir, recomendaría totalmente irse de intercambio porque la experiencia es sumamente enriquecedora, tanto a nivel profesional como personal. De igual forma, animaría especialmente a mis compañeros de Ingeniería de Sistemas a llevar un semestre fuera, y que así puedan darse cuenta del nivel de posibilidades y aplicaciones que tiene los diversos conocimientos que vamos adquiriendo. De ese modo podrán evaluar y comparar cómo se manejan disciplinas parecidas en otros países, incluso herramientas, metodologías y técnicas, o qué tan avanzado está el campo de estudio.
Víctor Andrés Cáceres Chian, quien viajó rumbo a la Universidad de Bremen, en Alemania
Me enteré de los programas de intercambio de la Universidad de Lima cuando estuve en los primeros ciclos de universidad y decidí que iba a realizar un intercambio más adelante. Tenía el interés de conocer cómo es una universidad y cómo es la cultura de estudio en el exterior, pues uno de mis objetivos es posteriormente realizar estudios en el extranjero.
De alguna forma, este intercambio me permitió establecer un primer contacto con universidades extranjeras y poder conocer qué es lo que puedo esperar de ellas. La Universidad de Lima me permitió realizar el intercambio mediante los convenios que tiene con las instituciones extranjeras, en mi caso con la Hochschule Bremen de Alemania.
Elegí el destino principalmente por el idioma. Hace algunos años estudio alemán, y de cierta forma sentí que el siguiente paso era estudiarlo en un país que lo use como lengua oficial. Allá, además de llevar un curso de alemán, pude hablar en todo momento y siento que he mejorado mucho mi nivel. Alemania en sí es un país maravilloso y es el centro de Europa, con una combinación de culturas y una gran historia.
La universidad que escogí fue de Economía, aunque aquí sigo la carrera de Ingeniería de Sistemas. Si bien llevé cursos de finanzas, contabilidad, inversiones, marketing y planeamiento estratégico, en ningún momento sentí que lo que había aprendido en la Universidad de Lima no era suficiente. Siento que está en un buen nivel comparado con universidades del exterior.
Las dificultades fueron principalmente el adaptarse a un nuevo lugar y el conocer una ciudad previamente desconocida para mí, con una cultura bastante distinta a la nuestra. Hay tantas cosas que uno sólo puede aprender por experiencia y siento que, para una próxima vez, estaré mucho más preparado que en esta oportunidad. Muy aparte de lo académico, las experiencias más gratas fueron conocer y pasar un semestre junto a personas de distintos países y distintas culturas. Me llevo muy buenos recuerdos junto a mis ahora amigos, quienes viven en otros países y estoy seguro volveré a ver en algún momento. Una red de contactos a nivel de mundo es uno de los adicionales más valiosos que aporta un intercambio.
Los cursos que llevé en la facultad de Economía me sirvieron para completar y profundizar la parte financiera de mi carrera, que en estos momentos tiene gran influencia en el aspecto académico y profesional para mi persona, puesto que tanto mi trabajo como mi tema de tesis tienen que ver con finanzas.
Mi recomendación para quienes estén considerando un intercambio es que lo hagan. Por ahora puede que se encuentren con bastantes dudas, y que viajar a otro país a estudiar les parezca algo muy lejano, pero les aseguro que todos los que hemos participado de un intercambio hemos sentido las mismas dudas. Cuando empiecen su intercambio se encontrarán con otras personas que enfrentan las mismas dificultades y no estarán solos en ningún momento. Muy aparte de lo académico, es una oportunidad para ampliar nuestra visión y crecer como personas.