Jorge Villar-Córdova Alvarado se ha forjado una carrera destacada en PricewaterhouseCoopers desde su ingreso en 2007, mientras aún estudiaba en la Universidad de Lima. Ha transitado un camino lleno de retos y logros en el área de Auditoría hasta convertirse, recientemente, en socio de esta firma.
A continuación, comparte su evolución profesional, las habilidades que ha desarrollado en el proceso, las cualidades de liderazgo que valora y su experiencia en la formación de nuevos talentos, entre otros temas. Él estudió la Carrera de Contabilidad en la Universidad de Lima.
Todos tus años laborales los has pasado en PricewaterhouseCoopers (PwC). ¿Cómo así ingresaste a esta consultora y cómo ha sido tu evolución ahí?
Sí, es correcto. Ingresé en el 2007, cuando aún estudiaba en la Universidad de Lima. Estaba a finales del sexto ciclo. Tuve la fortuna de entrar a una convocatoria de asistentes y de lograr una posición de practicante. Pasé por un proceso de inducción y capacitación, y luego, mientras aún estudiaba, entré a trabajar. En el espacio laboral de auditoría es bastante común que ingrese gente muy joven a laborar. Ahora, inclusive, llaman a estudiantes de cuarto o quinto ciclo para participar en una modalidad que es anterior a las prácticas preprofesionales. Y desde el séptimo u octavo ya entran como asistentes a trabajar, sobre todo los estudiantes con los mejores puestos en sus universidades, ellos son muy cotizados. Lo que tratan de hacer algunas empresas es reclutarlos lo más temprano posible para formarlos y mantenerlos. Yo estaba en el décimo superior, por eso entré a una convocatoria y luego trabajé en auditoría financiera. Cuando acabé la Universidad, llegué a ser sénior, y aún era bastante joven.
¿Cómo fue para ti compartir tus estudios con un trabajo intenso como el que tenías?
Fue muy sacrificado. Antes de entrar a trabajar adelanté bastantes cursos, lo que me favoreció. Una vez en el trabajo, decidí disminuir la cantidad de cursos para que me vaya bien en ambos lados. Llevaba cuatro materias, como máximo, y en una oportunidad solo tres. Terminé la Universidad en cinco años y medio, siempre en décimo superior y hasta en quinto superior.
¿Te sentiste preparado para asumir las responsabilidades de un cargo sénior, aún tan joven?
Al año de estar en PwC, me ascendieron a asistente B y, al año siguiente, en que ya prácticamente terminaba la Universidad, me ascendieron a sénior. Es decir, en dos años llegué a esa posición. De hecho, era muy joven y no voy a negar que era un poco difícil por mi edad. Profesionalmente, me iba bien, pero a veces era un poco difícil generar confianza en los clientes que atendía por esta razón. Inclusive tenía asistentes mayores que yo. La única forma de responder a esas dudas era, simplemente, transmitir confianza a través de conocimiento y liderazgo. Pienso que uno se gana la confianza al hacer las cosas de manera diligente, ordenada, organizada y bien enfocada.
Luego, ¿cómo continuó tu carrera?
Recuerdo que hice una campaña más y me ascendieron a top sénior, a los 24 años. Tuve ascensos maratónicos. Por supuesto, como top sénior, los retos son mayores. Los clientes a quienes se debe atender son mucho más complejos, hay una mayor exposición en el mercado y se tiene que liderar equipos más grandes. Estuve dos años en esa posición y, a continuación, me ascendieron a gerente a los 26 años. Fui gerente en el 2013, en el 2015 ascendí a gerente sénior, en el 2022 me nombraron director y desde hace poco soy socio.
Debo decir que el trabajo que he realizado siempre me ha otorgado un gran aprendizaje y me ha ayudado a empoderarme y potenciarme. He tenido clientes de diferente de tamaño, y los temas que he trabajado han sido de distintos grados de complejidad. Han sido 17 años de carrera profesional y mucho aprendizaje. Por momentos, de mucho dolor, no lo voy a negar, porque es un negocio muy retador. Pero al mismo tiempo es muy gratificante ver que las cosas salen bien, que ganas más experiencia con cada proyecto y que creces profesionalmente. Mi rol actual implica muchos más retos y más responsabilidades.
¿Cómo has asumido el liderazgo en este tiempo?
Cuando uno es sénior, no solo tiene la función de sacar adelante un trabajo o un informe, también debe liderar un equipo. Esto implica contribuir a su desarrollo profesional. Hay una formación académica que no se detiene en PwC, porque las personas aprenden temas formativos. Yo le doy mucha importancia al desarrollo de habilidades blandas. Aquí todos deben realizar presentaciones con mucha frecuencia y reportar a más de una persona. Todo esto ayuda a que se desenvuelvan con mayor seguridad, mejor comunicación y lideren equipos grandes.
¿Cuáles son las habilidades blandas que más has desarrollado y has necesitado en tu camino profesional?
La comunicación con impacto es una de ellas. Lo mismo que tener seguridad al momento de expresarte o dominio escénico al realizar una presentación o una exposición. Cuando uno es joven, expone ante dos personas, más o menos, pero al llegar a sénior su audiencia crece a quince personas o más. Y se llevan a cabo presentaciones con mucha frecuencia. Hay que generar confianza al comunicar, siempre de manera concisa, con impacto, eso es algo que se trabaja con el tiempo. Llega un momento en que los sénior de PwC dictan cursos internamente a los practicantes y asistentes. Además, los gerentes lideran ese dictado de cursos. Incluso a los séniores se les convoca para hacer ejercicios de prácticas en universidades y a los gerentes, para ser profesores. El profesional de PwC es muy cotizado por su grado de formación académica, profesional y sus habilidades blandas.
¿Te ha tocado dictar internamente y en universidades?
Sí, todos los años dicto internamente. He sido jefe de práctica en universidades y soy profesor de un diplomado. Todavía no me he animado a enseñar en pregrado porque toma mucho tiempo y yo, aparte de dedicarme a la auditoría, tengo pasatiempos.
¿Qué pasatiempos practicas?
Me gusta mucho el deporte, las artes marciales, el arte, la historia, entre otras cosas. Diría que soy un historiador frustrado, leo libros y veo documentales de otros tiempos. También me gusta mucho viajar para conocer diferentes lugares y sitios históricos. Pero en mi día a día, mi pasatiempo son las artes marciales. Me encantan desde muy joven. Practico taekwondo y pertenecía a la selección de taekwondo de la Universidad de Lima. Gané medallas de oro y de plata por la Universidad. Además de entretenerme, esta disciplina me ayuda a liberar el estrés, es un tubo de escape muy importante, al igual que mis otros pasatiempos.
¿Qué te pareció estudiar en la Universidad de Lima?
Tuve momentos muy gratificantes en la Ulima. De hecho, me tomé muy en serio mi carrera académica, como los trabajos individuales y grupales. Conocí personas, entre compañeros y profesores, que me ayudaron a motivarme para estudiar. Cuando necesitaba soporte académico, buscaba a los profesores en su horario de asesorías, una opción que era muy buena. Gracias a estar en el décimo superior de la Universidad de Lima, logré ingresar a PwC. Recuerdo que fui el primero en empezar a trabajar y, en los ciclos siguientes, varios empezaron a practicar en firmas importantes.