El Taller de Danza Contemporánea de la Ulima llevó al público de vuelta a la raíz

¿Qué necesita una persona o a qué se aferra cuando está perdida y busca el camino de vuelta a sus inicios, a su base, a reconocerse y desentrañar cuál fue el motivo de que perdiera el camino? Pues la respuesta nos lleva de vuelta a la raíz, y los integrantes del Taller de Danza Contemporánea de la Universidad de Lima emprendieron ese difícil camino de regreso hacia lo que nos define en Desde la raíz, montaje que a lo largo de once coreografías describió al público asistente en el Auditorio Central el proceso de transformación que atravesamos los seres humanos en las diferentes etapas de nuestras vidas. Un viaje rumbo a la reconstrucción, a través del movimiento y desde la raíz, del ser; una búsqueda desde el interior para despertar, renovarnos y encontrar la claridad: movernos hacia una mejor versión de nosotros mismos.

De vuelta al equilibrio 

La dirección de esta presentación estuvo a cargo de Úrsula Cazorla, profesora del Taller de Danza Contemporánea de la Universidad de Lima, quien también se desempeña como coach, por eso partió de un concepto del coaching que propone que el ser humano está conformado por tres dominios: lingüístico o mental, emocional y corporal. Para vivir en armonía, esos tres dominios deben estar en equilibrio y guardar coherencia. La propuesta parte entonces del esfuerzo que uno debe emprender para permanecer en equilibrio y salir de la zona de confort, romper aquella inercia del lugar en el que nos hemos acostumbrado a estar. Usualmente alejarse de aquel estado implica un quiebre emocional y una toma de decisión, donde aparecen el miedo y otras emociones intensas.

Creación colectiva 

Los bailarines encargados de traducir en movimiento este concepto inicial fueron Danna Murillo, Fabiana Rojas, Federico Cisneros, Khatrina Vela, Miguel Moscol y Sandra Paz, quienes atravesaron un interesante proceso creativo del que no solo fueron parte sino también protagonistas. Si bien Cazorla marcaba las coreografías y decidía quién haría los solos, tríos, cuartetos o dúos, además de brindar las pautas principales, se trató de una creación colectiva, ya que luego de explicar a sus bailarines la relación que había entre cada uno en las coreografías, les otorgaba completa libertad para crear y proponer movimientos. Luego ella utilizaba estas propuestas y las mezclaba con sus ideas para terminar de confeccionar las coreografías. Esto ha representado un proceso muy desafiante para los bailarines, ya que nunca habían contado con tanta libertad para imaginar y además era el primer montaje para muchos de ellos. Además, ellos han confesado que las coreografías iban mutando hasta días, horas y minutos antes del estreno, ya que siempre iban apareciendo elementos nuevos, que de alguna manera hacían encajar mejor las historias que estaban tratando de contar con cada coreografía.