Miguel Malnati estudiaba Ingeniería Industrial en la Universidad de Lima cuando se propuso crear un emprendimiento que solucionara los problemas de los exportadores de frutas. Así, desarrolló el primer prototipo de un producto orgánico que conserva las frutas por más tiempo: Life Cover. Tiempo después, en el 2020, lanzó al mercado un producto para el hogar que desinfecta los alimentos: Kuma Nat. Con su empresa, Bio Natural Solutions vende sus productos en países de Latinoamérica y, este año, ha realizado un primer acercamiento al mercado europeo.
La revista MIT Technology Review lo ha reconocido entre los 35 innovadores menores de 35 años en Latinoamérica, y su empresa está entre los 500 mejores proyectos del mundo de la décima edición de los Premios Verdes 2023. Asimismo, ha ganado Startup Perú y, en el 2016, el Concurso Primer Paso de la Universidad de Lima, entre otros premios y reconocimientos.
¿Podrías relatar brevemente la historia de tu emprendimiento y cómo ha evolucionado desde que lo iniciaste hasta la actualidad?
Esta es una empresa de biotecnología. Nos dedicamos a transformar residuos de la agroindustria, como cáscaras de mandarina y de otras frutas tropicales, que pasan por un proceso que nosotros hemos patentado con el fin de mejorar la conservación de las frutas y de reemplazar los fungicidas convencionales. Trabajamos, principalmente, en la mejora de la vida útil de frutas como la mandarina, el mango, el limón, la palta, el arándano y la pitahaya. Tenemos una línea enfocada en cultivos de exportación, cuyo alcance es importante en el mercado nacional.
¿Cómo te diste cuenta de que un producto como Life Cover podía ser rentable?
Estaba muy interesado en resolver la problemática de los exportadores de frutas, en primera instancia, enfocado en los berries, pero de pronto vi la oportunidad de un mercado mucho más grande en los cítricos, las paltas, los mangos, entre otros productos. Por eso, tomamos la decisión de ir en busca de esos mercados de mayor volumen, que tenían interés en nuevas alternativas —frente a los químicos— para conservar la calidad de la fruta. Eso es precisamente lo que diferencia nuestra propuesta de los productos comerciales, y es también la ventaja de nuestro producto.
¿Cómo ha respondido el mercado a tus productos?
Cada año cobra más fuerza el movimiento de la economía circular y de las alternativas que mitigan la huella de carbono y siguen la tendencia de los alimentos saludables, y nuestros productos cumplen con todos estos requisitos. Por ese motivo, cada año adquieren mayor importancia y fuerza en los mercados de exportación de la región.
¿En qué mercados vendes?
Trabajamos en el Perú, donde se encuentra la fábrica y el laboratorio, y también estamos en México, Centroamérica y, desde el año pasado, en Colombia.
¿Has tratado de introducir el negocio en otros países, por ejemplo, en los europeos o en Estados Unidos?
Este año hemos empezado un acercamiento inicial con el mercado europeo. Estamos en la etapa de inserción en países como España, Reino Unido y Holanda.
¿Cómo te va con el producto que lanzaste en la pandemia, Kuma Nat?
Kuma Nat es una marca presente en varios puntos de venta. Es la única en el mercado peruano que ofrece desinfección orgánica para el hogar. Nuestro sueño es posicionarla primero en Latinoamérica y, en el mediano plazo, ingresar al mercado europeo, que es mucho más riguroso. Pero el producto está preparado para cualquier mercado, porque cumple tanto con los requisitos de comercialización de Europa como con los de Estados Unidos.
¿Cómo se ha comportado la venta después de la pandemia?
Muy bien. Hemos visto que se mantienen los niveles de venta de la época de la pandemia. Kuma Nat es un producto acreditado por Digesa y es una alternativa al uso del cloro, ya que está hecho con insumos naturales. Sirve para desinfectar la fruta de una manera más ecológica. Se encuentra en diferentes puntos de venta y, en breve, estaremos en los supermercados.
¿Con qué tipo de apoyo has contado para hacer tu empresa? ¿Quiénes te han orientado o ayudado?
En el 2019, trabajamos muy de la mano con ProInnóvate, Prociencia y PromPerú, que nos ayudaron en la etapa de investigación, desarrollo y validación del mercado, y para ser financiados. Recibimos también el apoyo de mentores y asesores.
¿Qué concursos de emprendimiento han ganado o que reconocimientos han obtenido?
En cuanto a reconocimientos, la revista MIT Technology Review me colocó entre los 35 innovadores menores de 35 años en Latinoamérica, a finales de octubre del 2022. También, formamos parte del ranking de los 500 mejores proyectos de la décima edición de los Premios Verdes 2023, una iniciativa latina que premia emprendimientos en el mundo. Además, ganamos Startup Perú, y hemos sido listados entre las 100 mejores startups peruanas, según la revista Forbes. Entre otros premios y reconocimientos, en nuestros inicios, en el 2016, ganamos el Concurso Primer Paso de la Universidad de Lima.
¿Qué sientes cuando miras atrás y te percatas de todo lo que has conseguido?
Siento orgullo, porque este es un proyecto que, desde sus inicios, se desarrolló con una cantidad mínima de personas; ahora, somos un equipo de dieciséis. Además, veo cómo la pasión que uno siente por algo se puede desarrollar con esfuerzo y rigor. Aún no somos una empresa global —lo que requiere de mucha inversión—, pero somos una empresa que crece de una forma sostenida, y valoro ese crecimiento.
¿Cómo fue tu experiencia de alumno en la Universidad de Lima?
Lo que más valoro de la Ulima y de mi carrera, y es algo que he notado después de egresar, son los conocimientos multidisciplinarios que recibí como ingeniero industrial. Mi formación me permite trabajar en todos los sectores y en diferentes temas, y me ha servido mucho para estar preparado tanto en la parte financiera como en la operativa o técnica. En el día a día, me he dado cuenta de que los conceptos que aprendí durante mi carrera se alinearon para llevar a cabo este proyecto. Eso es lo que valoro, principalmente. Asimismo, tuve profesores muy buenos que me ayudaron en todo momento, y a veces les consulto por mi negocio. Son personas dispuestas a ayudar, ese es otro aspecto que valoro mucho.
¿Qué les recomendarías a los estudiantes de la Universidad de Lima que tienen ganas de emprender?
En primer lugar, deben tener una idea que les apasione, para que, a pesar de las dificultades, sigan adelante y no se rindan, porque siempre van a surgir problemas y también oportunidades. Depende del emprendedor encontrar las soluciones y, de ser necesario, volver a empezar siempre con la consigna de lograr un propósito. Si creen que la idea puede tener una buena aceptación en el mercado, no hay nada que perder en lanzarse. Lo peor que puede pasar es que no funcione, punto. Lo importante es dar el primer paso. Luego, hay que tener aliados clave y buscar los fondos adecuados.