Un arquitecto que escribe. En el Perú, esta tradición cuenta con referentes como Héctor Velarde, uno de los fundadores de la Universidad de Lima, o Augusto Ortiz de Zevallos, autor de textos memorables publicados en las revistas Debate y Caretas, e interlocutor siempre dispuesto a aparecer en los medios de comunicación para hablar sobre la arquitectura, visibilizarla, remarcar su pertinencia, intercambiar ideas y mostrarse crítico ante el estado de las cosas.
El libro Augusto Ortiz de Zevallos. Textos y contextos. 50 años de arquitectura escrita, publicado por el Fondo Editorial de la Ulima, es una recopilación que corrobora la vigencia de sus escritos e ideas, tan pertinentes en un país como el Perú, colmado de ciudades entrañables y caóticas. Conversamos con AOZ durante la reciente presentación de su obra en la Librería El Virrey de Miraflores.
¿Qué es lo que más valoras del libro?
Cada escrito se hizo en sí mismo. El libro es una colección de más de cincuenta años de artículos periodísticos. Lo que he tratado de hacer es que la arquitectura fuera divulgada; que las revistas, la televisión y la radio hablen de arquitectura, y que la arquitectura recupere posiciones a lo largo de todo este tiempo. Es bonito eso: en el fondo, es la reivindicación de un periodismo de cultura, crítica, debate y comentarios.
Lima acaba de celebrar un nuevo aniversario y el libro tiene una sección titulada “Sobre cómo reentender y proyectar Lima”. ¿Cuál es tu visión actual de la ciudad?
Décadas atrás, diseñé un plan urbanístico y de recuperación del Centro de Lima. Enrique Bonilla, decano de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Lima, fue parte del equipo que elaboró la propuesta. Desde hace años, existen planes y proyectos que no se hacen. Lima, que está compartimentada en montones de distritos, ha sido querida y malquerida. Pero es el espacio de todos, donde tenemos que proponer soluciones en medio de situaciones y crisis que se renuevan. En estos artículos me pregunto lo mismo: ¿necesitamos reinventar la ciudad? Evidentemente, estamos ante una situación crítica. Lima es insegura, conflictiva y dura, pese a que es una ciudad relativamente joven y con expectativas de otra cosa. En los artículos, señalo que los planes deben tener proyectos y propuestas, para que se hagan cosas concretas. Ellos están esperando.
¿Qué más hay que hacer para que los planes se vuelvan realidad?
Es necesario que se entienda que la gestión de un alcalde no es hacer lo que le da la gana, que no necesitamos caudillos, que hay reflexiones críticas planteadas desde las universidades y que existen documentos, planes y proyectos que están durmiendo. Hace sesenta años se publicó el ensayo Lima la horrible, que le sigue dando la razón a su autor, Sebastián Salazar Bondy, quien decía la frase con dolor. Y también le da la razón a Héctor Velarde, quien diseñó los primeros edificios de la Universidad de Lima. Velarde dialogó con Salazar Bondy, y ambos querían a Lima, pero a Velarde le decepcionaba que se desarme el Centro de Lima y a Salazar Bondy le entristecía que el tejido social y la identidad colectiva no maduraran.
El libro incluye varios textos sobre Héctor Velarde. ¿Qué destacas de él?
Lo conocí mucho. Incluso hay un edificio de la Universidad de Lima que lleva mi firma, ya que lo diseñé junto con Velarde ―quien llegó a ser vicerrector― cuando yo era estudiante. Recuerdo que escuchaba sus comentarios en esos años en los que se construía la Universidad. Él fue un humanista que propuso que entendiéramos una arquitectura mestiza, y que asoció la modernidad con la memoria. También fue historiador, escritor y un impulsor de proyectos. Sus reflexiones e ironías son muy valiosas. Es un referente.