A Roberto Rothschild siempre le gustó conocer nuevos restaurantes y disfrutar experiencias gastronómicas originales. Lo que nunca imaginó, cuando decidió estudiar Ingeniería Industrial en la Universidad de Lima, es que un día abriría un café y gestionaría una cadena de sándwiches. Así es, luego de 12 años de carrera en el mundo corporativo, Roberto realizó una inversión para gestionar Subway y abrir nuevos locales de esa marca. Además abrió Mó Café, una cafetería que se expandirá al extranjero en el 2023.
¿Siempre quisiste emprender o hubo un hecho específico que te llevó a tomar esa decisión?
Siempre tuve como objetivo ser empresario. De hecho, cuando elegí estudiar Ingeniería Industrial en la Universidad de Lima, lo hice porque consideré que era la mejor plataforma para ser empresario. Mi camino del emprendimiento arrancó con aquello en lo que tenía más reconocimiento, el marketing. Abrí una agencia de marketing a la que le iba muy bien, pero yo quería un negocio más integral, entonces invertí en una empresa que tenía la operación de Subway en el Perú, Gastrobiz. Comencé a conocer el negocio y luego di el salto de invertir un monto adicional para tener la mayoría del accionariado de Gastrobiz. Adicionalmente, hice una inversión para formar la cafetería Mó Café, junto con unos socios. Así me inicié en el mundo del emprendimiento.
¿En qué año fue esto?
Lo de Gastrobiz fue hace siete años. Mó Café empezó en el 2018, y ya vamos a cumplir cuatro años.
¿Qué tal te ha ido con ambos negocios, sobre todo después de los dos primeros años de la pandemia?
La pandemia llegó en una etapa de crecimiento e inversión en ambas empresas. Hubo un grado de incertidumbre, sobre todo porque no se podía planificar mucho, no sabíamos qué iba a pasar al mes siguiente. Pero manejamos esa etapa de la mejor manera posible a nivel financiero. Pasado el primer año más complicado, que fue el 2020, empezamos a realizar modificaciones en la estrategia del modelo del negocio y nos empezó a ir muy bien, sobre todo a partir de la segunda mitad del 2021. Y ahora, en el 2022, nos va bastante bien, tenemos un modelo de negocio sólido, fuerte, recuperado, y tenemos proyecciones de crecimiento.
¿Cuáles fueron las modificaciones que hiciste en la estrategia del modelo de negocio?
En el caso de Gastrobiz, redujimos los costos fijos y apuntamos a una eficiencia operativa en los restaurantes para mantener los ratios de los estados financieros en orden. Asimismo, aumentamos la inversión para crecer el número de restaurantes. Parecía una locura invertir en un momento en que estábamos en crisis, pero yo aposté porque la pandemia iba a pasar y por las oportunidades que nos daría el mercado. Hicimos la apuesta, invertimos y el día de hoy Gastrobiz tiene el doble del tamaño que tenía en el 2019. En el caso de la cafetería, decidimos buscar un modelo de negocio diferente. Inicialmente, este se parecía más a un restaurante, pero lo transformamos en un modelo de negocio de cafetería. Alargamos los horarios de atención, bajamos los precios y la propuesta gastronómica se mantuvo en un nivel superior al estándar del mercado. Las medidas tuvieron buenos resultados, tanto en el volumen de ventas como en la rentabilidad.
¿Cuáles son tus planes de crecimiento?
Estamos en proceso de expansión en ambas empresas. En Subway tenemos un compromiso de abrir nuevos locales en el 2023 y 2024. En Mó Café estamos trabajando para concretar el segundo local en este año, y en el 2023 deberíamos abrir un tercer local, pero no en Lima, sino en alguna otra ciudad del continente, como Santiago o Bogotá. Incluso en Cusco podríamos abrir otro.
¿Qué te ha animado a abrir locales fuera del país?
Ir a otro país siempre fue un objetivo de los socios de Mó Café. Internacionalizar el buen modelo de negocio que tenemos es la ruta para que la empresa crezca en valor. Creemos que Lima soporta un par de locales de Mó Café, tal vez tres. Pero si queremos seguir creciendo, necesitamos ir a otras ciudades importantes de Latinoamérica.
¿Qué caracteriza a Mó Café?
Mó Café es una cafetería o un restaurante para todo el día. Se caracteriza por tres aspectos básicos. El primero es el aspecto gastronómico. Tenemos la mano de un chef muy reconocido en el diseño del menú y los platos. Eso nos da un plus. En segundo lugar, tenemos protocolos que nos permiten ofrecer un servicio de excelencia. Recibimos una retroalimentación de parte de nuestros clientes, que nos facilita atenderlos con altos niveles de satisfacción. Por último, invertimos mucho en el restaurante, en materia de arquitectura y diseño. Es una linda experiencia entrar al restaurante.
En este punto en que a ambos negocios les va bien, ¿qué cosa es difícil de lograr?
Lo más complicado es mantener una cultura de crecimiento. El modelo de negocio ya lo tenemos, pero este sucede a través de las personas. Nuestro equipo es muy sólido, pero la rotación en el rubro de gastronomía suele ser alta. Nosotros la hemos tratado de bajar al mínimo y nos ha funcionado bien, pero sigue teniendo algo de rotación. Lo complicado es mantener una cultura ganadora con los valores que tenemos y que queremos inculcar en las personas que ingresan al equipo. Felizmente, lo hemos logrado y todos respiramos los mismos valores, la misma visión y misión dentro de la comunidad. Mantenerlos es parte del éxito.
Cuando estudiaste Ingeniería Industrial, ¿tenías la idea de emprender un negocio de gastronomía?
No. Cuando empecé la Carrera me puse a practicar en diversos rubros, tanto en plantas industriales como en bancos. Eso me permitió definir mi rumbo al terminar la carrera. Trabajé en marketing por 12 años y culminé mi carrera en el mundo corporativo en puestos de dirección del negocio. Nunca pensé emprender en el rubro de gastronomía, pero tampoco era algo que no quería hacer. Más bien, me encanta el tema. Una de mis pasiones es comer en la calle y conocer nuevos restaurantes y nuevos conceptos. Cuando tuve la oportunidad de conocer el negocio gastronómico de cerca, me gustó y me enfoqué en eso.
¿Podrías enumerar los trabajos que has tenido anteriormente?
Empecé como practicante en Procter & Gamble, en marketing. Luego pasé a Coca-Cola, donde trabajé por 12 años en distintas posiciones y regiones. Llegué a manejar el marketing del bloque de Perú, Bolivia, Paraguay y Uruguay, en el negocio de gaseosas y de bebidas no carbonatadas.
¿Qué es lo que más valoras de tu trayectoria laboral en corporaciones?
Mi experiencia laboral me ha ayudado a formar mi emprendimiento. Sobre todo, reconozco tres aspectos que me han favorecido mucho: la capacidad de hacer planeamiento estratégico para pensar en el futuro y tener un plan. También me ha servido manejar un orden financiero, que es la piedra angular de todo emprendimiento, lo que te lleva a tener un negocio autosostenible en el tiempo. En tercer lugar, la agresividad comercial, tanto en marketing como en ventas. Eso es algo que trato de aplicar en mi negocio.
¿Qué te pareció la Carrera de Ingeniería Industrial?
Me gustó muchísimo. La Carrera es una plataforma muy buena para hacer negocios, en general. No te limita a trabajar en plantas industriales, sino que te lleva a ver el negocio de una manera integral. Eso me ayuda enormemente, porque puedo ver los negocios desde distintos ángulos. Y eso me lo dio la Universidad de Lima. Valoro mucho la formación integral de la Carrera, que me ha permitido trabajar en diferentes rubros.
¿Qué te gusta hacer en tus tiempos libres?
Además de disfrutar de la gastronomía, viajar y conocer restaurantes, me gusta hacer deportes. Últimamente nado tanto en la piscina como en el mar. Siempre he corrido maratones y medias maratones, y antes jugaba básquet y bádminton para el Club Regatas.