Egresada Ulima publicó libro de cuentos: ‘Inventario’

Pilar Fonseca presentó recientemente su primer libro de cuentos, Inventario, ilustrado por Miguel Det, con el sello editorial Gato Viejo, y actualmente trabaja en un poemario, al que da forma junto con dos amigas poetas. Pilar estudió Comunicación en la Universidad de Lima, carrera que le ha permitido explorar el mundo de la comunicación corporativa y el periodismo cultural. Para ella, los cursos que llevó desarrollaron su juicio crítico y le van a servir toda la vida.  

¿Tu carrera en el campo de la literatura se inició desde que terminaste de estudiar?
No, no siempre me he dedicado a la literatura. Cuando terminé la Universidad estuve trabajando en el área de marketing y comunicaciones de una universidad. Luego pasé a una agencia de imagen empresarial, donde me asignaron la cuenta de la marca Honda Motor. Me encargaba de supervisar la imagen de la marca, sobre todo en el área de carros, porque la empresa tiene varias divisiones. Supervisaba los puntos de venta y me ocupaba de que todo funcionara de acuerdo con la imagen que la marca quería proyectar, todo dentro de sus lineamientos corporativos. Luego me llamaron para trabajar en Honda directamente, como coordinadora de marketing del área de Automóviles. Después de eso pasé a trabajar al Estado.

Un gran cambio en tu carrera…
Un cambio enorme ciertamente. La empresa privada funciona de manera muy diferente. Me tocó estar en el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa), como responsable nacional del área de Comunicación de una Plaga. Tenía 14 regiones a mi cargo, cada región tenía su equipo de comunicadores y yo, desde Lima, los comandaba. Adecuaba los planes de comunicación para cada región, porque las idiosincrasias varían en cada lugar. Ahí permanecí tres años y aprendí muchísimo.

Por ejemplo, ¿qué aprendiste?
Aparte de conocer el funcionamiento del sector público, la experiencia me permitió viajar al interior del país y conocer lugares recónditos, donde pude ver de cerca la realidad de los agricultores, una parte de la realidad del país, lo cual considero fundamental. Además, aprendí mucho sobre la importancia que se le debe dar al consumo de ingredientes orgánicos y naturales. Fue así que me embarqué en el proyecto de crear una marca para el cuidado personal, basada en productos orgánicos. 

¿Tú misma desarrollabas los productos?
Sí. Me puse a investigar, me inscribí en cursos y desarrollaba jabones con insumos orgánicos y agua tónica de rosas, que es muy beneficiosa para la piel. Hacía jabones con carbón activado, con avena y con miel. Me interesaba mucho que los beneficios del insumo natural se sintieran en la piel. Me encargaba de conseguir los insumos, de la producción y de la entrega de los productos. Fue bastante trabajoso, pero me fue bien. Finalmente, no me llenó, así que pasé a trabajar en periodismo cultural, lo cual me interesaba bastante, porque yo acostumbro visitar galerías y exposiciones de arte. Empecé a entrevistar a pintores, entre ellos José Tola de Habich, Gerardo Chávez, Ricardo Wiesse, al curador Agustín Pérez Rubio y muchos otros. Publicaba en Agenda en Lima, en digital o en la versión impresa, a veces en ambos formatos. También entré en el mundo del teatro, sobre todo del teatro con memoria histórica. Todo esto fue muy interesante para mí. Ver el proyecto único que desarrollaba cada artista y el intercambio de ideas me enriqueció mucho. El periodismo cultural, cuando no se hace con prisa, te da tiempo de conversar a fondo con tu entrevistado, te permite comprender su mundo, más allá de lo que se ve en su obra. 

¿Cómo pasaste a la producción literaria?
En febrero del 2020, me invitaron a participar en una antología de cuentos relacionada con el tedio, el aburrimiento. La obra se llama Hastío. Antología deliciosa del sinsabor y participamos 20 autores de diversas nacionalidades, distintas edades y géneros diferentes. Cada uno aborda el tema del aburrimiento desde su punto de vista. Y es a partir de esa antología que me invitan a presentar un cuento que se llama “La mosca atrapada”, muy reflexivo sobre el ser y la repetición de los días. Se escribió en medio de la pandemia y trata sobre lo que sería salir al mundo y esas transformaciones. 

¿Has tenido oportunidad de editar textos?
Sí, he editado textos de varios autores. Uno de ellos se publicó el año pasado en Estruendomudo. Y también he escrito cuentos, un género que no me era familiar, pero que me ha parecido muy maleable e interesante. Escribí una serie, pero sin un común denominador que me resultara evidente. Ya para finales de octubre del 2021, me quedó claro que se trataba de diez cuentos en tono minimalista, pero contundente. Los reuní en un libro que presenté en abril pasado, Inventario, ilustrado por Miguel Det, con la editorial Gato Viejo. Algunos dirán que es poco esperanzador o que tiene una mirada pesimista, pero creo que también puede funcionar como un gran espejo o una lupa enorme en la que te concentras para ver una realidad. 

¿Qué fue primero: escribir el libro o tu contacto con la editorial?
Este primer libro de cuentos lo empecé a escribir primero. Estoy en el mundo de la literatura y he ido conociendo a editores y escritores. En el 2021, presenté el libro del escritor y embajador en Venezuela Librado Augusto Orozco, llamado Salvado de las aguas, editado por Gato Viejo. Tuve un contacto con el editor, José Montero, le presenté mi trabajo y quedó encantado; como yo estoy encantada de haber trabajado con ellos, pues es una editorial independiente que ha colocado mi libro en la Feria Internacional de Buenos Aires, con mucho éxito. En Lima está entrando en las librerías Virrey y Casa Tomada, y en Arequipa, en la librería Licántropo. Estoy contenta. Lamentablemente, no somos un país lector, pero me parece fundamental insistir con la lectura, porque si no se lee no entendemos otras formas de ver el mundo y no se desarrolla el pensamiento crítico.

¿Cómo es para ti la labor de escribir?
La escritura es una labor solitaria. Trato de hacerlo con un horario, porque no existe eso de esperar que venga la musa de la inspiración y te llene de ideas. Como dicen varios artistas, la inspiración tiene que encontrarte trabajando. Es una tarea ardua que consiste en sentarse y escribir. 

¿Qué proyecto tienes para más adelante?
Tengo un proyecto colectivo de poesía que realizo con dos amigas poetas. Mi primer amor fue la poesía, yo escribía poesía, pero la dejé y otra vez estoy encaminada en la exploración de este terreno. La idea es evocar el amor desde perspectivas diferentes. Lo más probable es que el libro salga en noviembre de este año, aún no sabemos con qué editorial.

¿Cómo te sientes en el mundo literario?
Muy bien. He tenido varias entrevistas a partir del libro de cuentos; para mí es un gusto que se sepa de mis proyectos y que mi alma mater me tome en cuenta para una entrevista. 

¿Qué recuerdos especiales guardas de la Universidad de Lima?
La Ulima me facilitó un abanico de posibilidades a partir de la Comunicación. La variedad de cursos que llevé me ha permitido desenvolverme profesionalmente en distintos campos y desarrollar un análisis crítico. Los maravillosos cursos que seguí me van a servir toda la vida y considero que han sido imprescindibles para convertirme en la persona que soy. Recuerdo con mucho cariño a mis profesores.