Cuatro amigas, estudiantes de Ingeniería Industrial de la Universidad de Lima, han desarrollado un dispositivo que transforma energía cinética en eléctrica. Así, consiguen dotar de energía a cualquier dispositivo con entrada USB.
Su producto se llama Galia y quedó entre los primeros siete de la etapa regional del Hult Prize 2020. Ahora, están trabajando en volverlo más eficiente y ya planean venderlo a grupos de ciclistas y exportarlo a países europeos.
Las cuatro jóvenes emprendedoras son Valeria Boner, Alessandra Grayson, Mariana Venegas y Estefanía Papi. A continuación, cuentan todos los detalles de su idea de negocio.
¿Qué las animó a crear este cargador?
Valeria Boner: Todo comenzó un día en que estaba con Mariana en mi casa, estudiando. A Mariana le llegó una comunicación sobre el concurso y se acordó de unas chicas de la Universidad que habían ganado anteriormente, me lo comentó y me animó a participar. Cuando ingresamos a la página del concurso, vimos que solicitaban cuatro integrantes por equipo, así que les pasamos la voz a Alessandra y Estefanía, y nos pusimos a investigar y a desarrollar la idea del negocio, en plenos exámenes finales. Fue un proceso muy demandante, pero lo logramos.
¿Cómo funciona su producto?
Valeria Boner: Nuestro producto cuenta con una pequeña rueda, que empieza a girar al juntarse con alguna máquina rotatoria, como bicicleta, elíptica, caminadora, silla de ruedas, etcétera. Al girar, acumula energía. Se puede usar esa energía al instante o almacenarla para aprovecharla después, como un cargador portátil. Con Galia se puede cargar cualquier dispositivo con entrada USB, como celulares, GPS, lámparas, parlantes, etcétera.
¿Cuánta energía se genera en una o dos horas de pedaleo?
Valeria Boner: Si avanzas a una velocidad de veinticinco kilómetros por hora, el celular se demora tres horas y media en cargar, pero estamos haciendo unas modificaciones para que se cargue completamente en dos horas y media. Si tienes todo el aparato cargado, te ofrece nueve horas de luz.
Alessandra Grayson: Estamos haciendo pruebas para mejorar la eficiencia. Necesitamos cambiar algunos insumos para que la carga sea más rápida y tenga más duración.
Mariana Venegas: En este momento tenemos un prototipo del producto. La idea es seguir haciendo pruebas, pero la cuarentena nos ha detenido un poco.
¿Cómo fueron las etapas del concurso por las que pasaron?
Valeria Boner: El concurso Hult Prize tiene tres etapas. La primera se desarrolla dentro de la Universidad, y esa es la que ganamos. Nos tocaba competir en las regionales, en Santo Domingo, representando a la Ulima, frente a grupos de todo el mundo. Pero debido a la pandemia de COVID-19, los viajes se cancelaron y el concurso siguió en línea. Nos pidieron un video de seis minutos en donde expusiéramos nuestro negocio. Éramos setenta grupos de universidades de todo el mundo y nosotras logramos quedar entre los siete grupos finalistas. Lamentablemente, solo pasaba un grupo a la siguiente etapa y nos ganó un equipo de Londres. No ganamos, pero estamos muy felices de haber logrado este resultado.
Mariana Venegas: En la primera presentación de nuestro proyecto expusimos la idea de negocio con base en un modelo Canvas, que nos permitía mostrar las ventajas y desventajas del negocio. Como dice Valeria, hemos competido con gente que tiene doctorados y maestrías, y estamos muy felices del resultado conseguido.
Estefanía Papi: Nos ayudó mucho el hecho de conocer a Daniela Chiang, quien el año pasado representó a la Universidad de Lima en este concurso. Ella nos ayudó en todo el proceso.
¿Piensan continuar con su idea?
Mariana Venegas: Aunque no logramos pasar a la aceleradora con el concurso, queremos seguir como equipo, mejorar el producto y venderlo.
Estefanía Papi: Ahora el objetivo es sacar el producto al mercado y consolidarnos como empresa. También planeamos participar en otros concursos de emprendimiento que se den a lo largo del año.
Alessandra Grayson: Hay un tema de inversión que nos frena un poco, porque para hacer el prototipo mejorado necesitamos dinero. Si llegamos a ganar otro concurso sería ideal, porque invertiríamos el premio en nuestro producto.
Una vez que mejoren el rendimiento del producto, ¿va a estar terminado o tienen que desarrollar todavía algo más?
Alessandra Grayson: Va a estar terminado, pero antes de vender tenemos que ver cómo lo recibiría el mercado.
¿Quiénes podrían interesarse en su compra?
Valeria Boner: Pensamos en las empresas que alquilan bicicletas u organizan paseos en bicicleta. De hecho Mariana tiene un amigo dedicado a este negocio que ya se ha interesado. Pero nuestro mayor objetivo es exportar. Tenemos amigos que viven en Europa, que nos han dicho que ahí les serviría mucho, porque se movilizan en bicicleta a diferentes lugares.
¿Han calculado a qué precio lo podrían vender?
Alessandra Grayson: Con el prototipo actual, sin las mejoras, calculamos que el costo es de 35 a 40 soles. Pensamos venderlo a 89 soles o 28 dólares para el extranjero.
¿Qué las motivó a realizar precisamente este proyecto?
Mariana Venegas: El Hult Prize propone cada año un nuevo reto, y el del 2020 consistía en hacer un negocio favorable para el medio ambiente. Por eso creamos Galia Charger, que es un generador y acumulador de energía limpia. El proyecto está muy ligado a nuestra carrera y el tema ambiental nos motiva mucho, así como la posibilidad de innovar.
Alessandra Grayson: Además, tenemos un objetivo social. Calculamos que por cada cien ventas, más o menos, podríamos regalar un producto a personas que carecen de electricidad. Muchas personas que tienen celular viven en zonas muy alejadas y para cargar su celular deben caminar entre dos y cuatro kilómetros, cuando nosotros simplemente extendemos la mano y enchufamos el cargador. Eso también nos anima del proyecto.
¿Existe algo parecido a este producto?
Valeria Boner: Existen otros cargadores de energía cinética, pero el nuestro, a diferencia de otros cargadores cinéticos, es el único que utiliza la energía de otra máquina accionada por una persona, como bicicletas, sillas de ruedas, etcétera. Además, no solo genera energía, sino que también la acumula y puedes utilizarla cuando la necesites. Hace tiempo unos chicos crearon un aparato que se ponía en el brazo y, al correr, la energía se acumulaba. Pero había que correr veinte kilómetros a determinada velocidad para cargar el uno por ciento del celular. Creemos que el negocio que estamos haciendo tiene potencial. Por eso estamos trabajando para hacerlo realidad.
¿Quiénes les ayudaron a desarrollar su prototipo?
Estefanía Papi: Nosotras habíamos llevado un curso de energía eléctrica más o menos en cuarto ciclo, así que, definitivamente, necesitábamos ayuda. Los profesores de la Universidad nos apoyaron desde el primer día. Recibimos el apoyo de Rusbel Romero del Laboratorio de Máquinas, de los profesores Fabricio Paredes, del Fab Lab, del profesor Eduardo Cieza de León, Juan Carlos Goñi y Ronald Catacora.
Valeria Boner: Así es, la Universidad nos ayudó mucho y pudimos terminar todo en dos a tres semanas. Fue muy poco tiempo, pero lo logramos.
¿Ustedes se conocieron en la Universidad o eran amigas desde antes?
Alessandra Grayson: Las cuatro estudiamos Ingeniería Industrial. Mariana, Estefanía y yo nos conocíamos desde el colegio, el Santa Margarita. A Valeria la conocimos en la Universidad, ella viene del Santa Úrsula. Todas somos amigas, pero esta fue la primera vez que coincidimos las cuatro en un mismo proyecto.
¿Cómo valoran el aprendizaje que han tenido con este concurso?
Estefanía Papi: Esta fue una etapa de mucho crecimiento para nosotras. Realmente nos exigimos bastante con este proyecto, en medio de nuestros exámenes. Consultamos con muchos especialistas que nos dijeron muchas cosas importantes. Incluso formamos una empresa, porque el concurso pide que se haga todo de una manera formal.
¿De qué manera les han servido los cursos que han estudiado en su carrera para desarrollar esta idea de negocio?
Valeria Boner: Sin los cursos que estudiamos en la Universidad, no habríamos podido desarrollar esto. Aquí hemos volcado gran parte del conocimiento que hemos adquirido en la carrera.
Estefanía Papi: Llevamos un Taller de Liderazgo, que consistía en juntarnos en grupos para saber cómo actuar en diferentes situaciones. Definitivamente, nos ayudó mucho también. Y, en general, todos los cursos de empresa nos han servido bastante.
Alessandra Grayson: Llevamos un electivo de Marketing Digital que nos sirvió bastante para manejar las redes sociales y otras cosas que estamos haciendo ahora. Sin duda, la carrera de Ingeniería Industrial es muy buena y nos forma muy bien.
Mariana Venegas: También Marketing Estratégico fue importante para conocer detalles sobre la demanda de nuestro mercado. Me parece muy bueno que la Universidad nos dé espacios de innovación, creación y emprendimiento, porque nos abre la mente al mundo y nos permite aplicar todo lo que hemos estudiado en un proyecto personal o de emprendimiento.