Experiencia en litigios

Abogado por la Universidad de Lima, Richard Allemant es especialista en litigios y en la solución de conflictos tanto en el ámbito judicial como en el arbitral y extrajudicial. Desde noviembre del 2019 es socio a cargo del Área de Litigios y Arbitrajes en Lazo & De Romaña Abogados. Anteriormente trabajó en el estudio fundado por su padre, Allemant Abogados. Cuando decidió estudiar Derecho en la Ulima, tenía la idea clara de que se dedicaría a litigar, lo cual viene haciendo desde el día en que se graduó.

¿Cuáles son los nuevos retos que enfrentas en Lazo & De Romaña Abogados?
El Área de Litigios y Arbitrajes es relativamente nueva en esta firma. Lazo & De Romaña tiene un prestigio ganado y es un estudio multiáreas, lo cual es muy útil para el cliente que busca un estudio que solucione todos sus problemas, pues acá hay muchas áreas y todas de muy buena calidad. Me siento muy contento de estar en una organización como esta.

Comenzar esta área desde cero debe ser todo un reto... 
Sí, es un reto interesante. El estudio Lazo & De Romaña aporta su prestigio en el mercado y yo, la experiencia en esta área.

¿Cómo adquiriste la especialidad de abogado litigante?
En mi decisión, sin duda, tuvo que ver el ejemplo de mi padre, quien era penalista. Yo he continuado la tradición familiar, pero además me interesó siempre la imagen del abogado litigante, que es la especialidad que uno tiene en mente cuando piensa en abogacía. El procesalista es el abogado que sale todos los días a hacer visitas y a entrevistarse con jueces y magistrados, aquel que prepara demandas y respuestas.

¿Cuáles dirías que son las características principales de un abogado procesalista?
El abogado litigante procesalista con una capacidad de persuasión importante tiene una ventaja sobre aquel que no tiene esta cualidad. Ante una situación en la cual las dos posiciones son válidas, gana quien sabe transmitir mejor su argumento y sabe convencer; por eso, la exposición del abogado litigante debe trascender. Por supuesto, la capacidad de persuasión tiene que ir acompañada necesariamente del conocimiento, de la teoría y de la práctica; además, creo que el litigante debe ser muy detallista, pensar rápido y prepararse muy bien para cada caso. Por otra parte, mientras más temprano se involucre en el caso, mejor resultado tendrá. Hay abogados que se ven en la necesidad de asumir un caso a medio camino, pero el mejor escenario es cuando uno prepara bien el caso desde el inicio, pues eso le permite elaborar una buena demanda. Ahora bien, los casos judiciales en el Perú no son como los que vemos en la televisión, con presencia de un jurado y mucha argumentación verbal.

¿Cómo son los casos judiciales en Perú?
Lo que vemos en la televisión son los juicios de un sistema distinto al local, aunque hace un tiempo se viene implementando la oralidad en nuestro país, lo que permite que el proceso sea más expeditivo y que no haya tanto papel de por medio. La administración de justicia en el Perú toma su tiempo porque existe una carga de casi mil expedientes por juzgado, en promedio, lo cual es inmanejable. Por esa razón, un proceso que debería durar un año, en realidad toma cuatro o cinco años, de los cuales 3 son en primera instancia. Un proceso de desalojo, por ejemplo, que debería durar de 3 a 4 meses, en primera instancia dura 2 años. Esa es una realidad con la que debemos lidiar y hay que tener paciencia.

¿Cómo era tu trabajo en el estudio Allemant?
Era el estudio de mi padre y en él trabajé con mis hermanos y algunos socios. La experiencia fue bastante buena y tenía el ejemplo de mi padre. Además de ello, tengo experiencia en arbitraje, donde me vengo desarrollando desde hace tres años aproximadamente. Empecé como abogado de una parte dentro de un proceso arbitral y hoy sigo siendo abogado de parte, pero también soy árbitro. Soy miembro de distintos tribunales arbitrales, donde los procesos son mucho más flexibles y más rápidos, ya que es prácticamente una única instancia la que determina el resultado de un caso. El laudo del tribunal arbitral se debe cumplir como si se tratara de una sentencia judicial. Es muy interesante porque las partes se ponen de acuerdo para nombrar a un tribunal especializado en la materia que se discute, mientras que en el Poder Judicial no hay tanta especialización: un juez civil puede encargarse de cualquier materia, desde una indemnización por daños y perjuicios hasta un accidente o un contrato comercial de distribución de petróleo. Hay temas muy técnicos que requieren una especialización mayor y en el arbitraje eso se puede resolver al ponerse de acuerdo las partes, sobre todo, si escogen árbitros especialistas en temas específicos.

¿Antes de trabajar en el estudio Allemant tuviste oportunidad de trabajar en otro lugar?
Sí, estuve en el Banco Regional del Norte como gerente legal; en otra época participé como asesor del Estado peruano en el Comité Especial de Aeropuertos que llevó adelante la licitación pública internacional para la concesión del Aeropuerto Internacional Jorge Chávez. También he tenido experiencias en otras instituciones, pero siempre he regresado al estudio Allemant, que era mi estudio.

¿Hay algún caso que te haya impactado especialmente?
Muchos, en realidad, y de todos he aprendido.

¿Cómo recuerdas tu época universitaria?
Recuerdo especialmente cuando ingresé a la Universidad, pues en esa época el ingreso demandaba una preparación adicional a la del colegio. Hoy en día existen diferentes modalidades de ingreso y creo que el reto se encuentra, sobre todo, en mantenerse dentro de la Universidad, porque las calificaciones son más exigentes. Una de las mayores satisfacciones que tuve en esos tiempos fue que, debido a mi experiencia en el tema de litigios por el estudio de mi papá, antes de terminar la Universidad un profesor de mucho prestigio en procesal me invitó a ser su jefe de prácticas. Así, a los 20 años fui jefe de prácticas en la Universidad de Lima; eso fue muy importante para mí y una linda experiencia.