Es abogado, pero la vida laboral lo ha llevado al terreno de las comunicaciones. Miguel Cassinelli estudió Derecho en la Universidad de Lima y actualmente es director de Comunicación Corporativa en LLYC. Una de sus grandes preocupaciones es moldear un grupo de trabajo que se apoye y construya profesionalmente. Valora mucho la experiencia de sus equipos y todos los aportes e ideas que dan al trabajo.
¿Cómo es un día en tu puesto de trabajo?
El día a día aquí es muy intenso y retador. Comenzamos muy temprano revisando la prensa, para ver si alguna noticia podría impactar de alguna manera en la actividad de nuestros clientes. Luego visito clientes, preparo estrategias, me reúno con los equipos. Tenemos varios clientes de diferentes rubros. El trabajo aquí consiste en el asesoramiento estratégico de la comunicación corporativa y comunicación en general. Somos una consultora de comunicación, ayudamos al cliente anticipándonos a sus necesidades desde la reputación y la comunicación. LLYC ha tenido un cambio de identidad desde este año, que incluye el hecho de dejar de llamarla Llorente y Cuenca.
¿Qué caso te ha interesado más desde que estás en LLYC?
Gran parte del trabajo que hacemos no lo podemos divulgar, pero hay uno reciente que ha sido muy interesante y bastante público: es el acompañamiento que le dimos a Backus en el proceso de comunicaciones de la venta del club Sporting Cristal, tras haber compartido una historia de más de 60 años. Esta fue una experiencia muy bonita donde teníamos varios puntos de contacto, de comunicación interna y externa.
¿Cómo definirías el ambiente de trabajo en LLYC?
Es muy colaborativo y al atender una cuenta o buscar ganar una cuenta suma mucho toda la experiencia del equipo. Nos complementamos muy bien. Eso es lo importante en cualquier equipo de trabajo, que todos aprendan, se apoyen y se construyan como profesionales. Una vez que uno ingresa a este mundo de asuntos corporativos, el trabajo te resulta apasionante, porque es muy cambiante. Un día asesoras a una gran corporación de alimentos y al siguiente a un equipo de fútbol y más adelante a una minera. Es muy agradable ver tantos temas diferentes y cada uno con un equipo distinto, tratas con gente con diferentes conocimientos y habilidades, y no dejas de aprender.
¿Qué consideras que le aportas al trabajo de comunicación corporativa?
Por una parte, me gusta mucho la gente, creo que eso es muy importante en este trabajo. Al ser consultores de comunicación, lo primero que tenemos que hacer es comunicarnos, tener una relación de cercanía y transparencia con el cliente y con los stakeholders. Por otro lado, soy abogado de formación y eso me ayuda a tener una mirada distinta sobre muchas cosas y poder hacer un análisis un poco más completo sobre muchas de las situaciones que abordamos.
No siempre has estado en el rubro de comunicaciones. ¿Cómo así llegaste?
No siempre, es verdad. Antes he sido gerente de relaciones institucionales y sostenibilidad en Entel, desde que la empresa llegó al Perú, hace más de cuatro años. Ese trabajo fue muy interesante, apasionante y todo un reto para mí, porque me marcó un cambio profesional. La historia es la siguiente: yo fui contratado por Nextel, en calidad de abogado; me encargaba de ver procesos judiciales y luego estuve al frente de la jefatura legal. Fue muy interesante, porque vi el negocio de las comunicaciones integralmente. Mientras estaba en ese cargo, el grupo Nextel fue comprado por Entel, empresa de capitales chilenos, y participé en esa venta. Cuando Entel tomó el control de la compañía, me ofrecieron el cargo de gerente de Relaciones Institucionales y Sostenibilidad, que tenía una mirada legal, pero sobre todo más estratégica. Había que hacer un plan de relación con gobierno, con los clientes, planificar los temas de identidad corporativa que le queríamos dar a la marca, temas de reputación, etcétera.
Ese fue un campo totalmente nuevo para ti. ¿Cómo te sentiste?
Fue totalmente nuevo, sí, y todo un reto para mí. Salí de mi zona de confort para hacer cosas nuevas, tratar con gente de muchos niveles, en el Estado, la empresa privada, con el ente regulador, dentro de la organización, y todo ello de la mano de un equipo muy bueno con el que siempre estaré muy agradecido. Sin duda, esa experiencia laboral me abrió un campo nuevo, en un país como el nuestro, donde hay tanto por hacer y definir. La sociedad cree que responsabilidad social es filantropía, pero no es así. Lo que se busca con la responsabilidad social es impactar de manera positiva desde tu negocio y en la población que se relaciona de alguna manera con este.
¿Qué cosas hiciste en esa época?
Armamos el plan de sostenibilidad, tratando de impactar de la mejor forma. Ingresamos al mundo de la educación, con Enseña Perú. También tratamos de gestionar los impactos ambientales que podía generar el negocio, medimos nuestra huella de carbono, creamos un programa de reciclaje muy potente de los equipos móviles, con la campaña Reciclemos para Transformar, llevamos a cabo un programa con cargadores solares en universidades e hicimos reportes de sostenibilidad. Para mí era muy importante convertirnos en un agente de cambio hacia adentro, de otro modo no se puede salir con buenos mensajes hacia afuera.
¿Has tenido oportunidad de trabajar en un estudio de abogados?
Antes estuve en Credicorp y en La Fiduciaria, donde trabajé en un tema entre legal y financiero, muy interesante. Antes de eso practiqué en el estudio Payet, Rey, Cauvi, Pérez. Pero donde he hecho casi toda mi carrera profesional ha sido en Nextel y Entel: he estado casi 16 años ahí. Fue una gran experiencia, porque pasé por unas 10 posiciones; cada año era diferente del anterior, en términos de cambios que se daban en la compañía y por las posiciones y retos nuevos que me tocaba asumir. Lo que más valoro de esa época y de mi trabajo actual son los equipos humanos y el hecho de sentirme a gusto con el ambiente laboral, porque es bueno, motivador, puedo aprender de gente que me reta. Tanto en Nextel como en Entel y LLYC he estado y estoy rodeado de profesionales de los que tengo mucho que aprender, y eso lo valoro mucho.
¿Qué piensas de la Universidad de Lima?
La valoro mucho, es una de las universidades líderes en este país. Yo salí en el 2003, hace 16 años, y desde entonces no solo el campus ha sido transformado, son impresionantes los signos de modernidad, tiene nuevas carreras y maestrías. Está a la vanguardia en todos los temas, eso es muy importante.
¿Te das tiempo para hacer alguna actividad fuera de tu trabajo?
Sí, corro todas las mañanas, desde las cinco. Es un momento que disfruto mucho, porque es cuando estoy conmigo mismo, es una hora en que estoy realmente enfocado, ordeno mis ideas y mis tareas. Yo vivo en Miraflores y corro por el Malecón, que es una ruta fantástica. Es un placer correr por todo el Malecón, desde Barranco hasta Magdalena. He participado en las maratones de Nueva York, Berlín, Buenos Aires y las que se organizan en Lima. Este es un lindo deporte que se puede practicar en cualquier momento, inclusive cuando viajo. Yo entreno con Perú Runners, que es como mi alma mater del running y uno de los grandes responsables de que se corra en el país.