El pensamiento computacional en los escolares

Todos los chicos usan celulares y tabletas para jugar, comunicarse y disfrutar de algún video, pero generalmente no entienden cómo funcionan esos aparatos ni se imaginan creando sus propias aplicaciones. Alonso Mujica, ingeniero industrial por la Universidad de Lima, quiere cambiar esta realidad.

Con su emprendimiento Silabuz da clases de programación a escolares y desarrolla su capacidad de pensamiento computacional. Comenzó este proyecto con estudiantes peruanos y ahora hace lo mismo en Chile. Su meta es lograr que cada vez más jóvenes, de diferentes países, aprendan a crear tecnología, desarrollen su creatividad y hagan realidad sus ideas.

¿Por qué apostaste por la enseñanza de tecnología?
Por un lado, detectamos una enorme escasez de talento tecnológico tanto en el Perú como en otros países. Además, tuvimos una motivación final cuando el anterior presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunció que lanzaría un programa nacional para que los niños desde kínder hasta secundaria adquieran habilidades de pensamiento computacional: Computer Science for All. En ese entonces, nosotros dábamos cursos de tecnología y computación para adultos, así que pensamos mucho con mi socio y coincidimos en que el momento perfecto para adquirir estas competencias es en el colegio.

¿Qué es pensamiento computacional?
Este concepto se refiere a las habilidades de resolver un problema con muchas aristas mediante una solución estructurada y ordenada, tal como se plantearía desde la computadora. La capacidad de pensar en forma computacional es una habilidad que trasciende al científico y al ingeniero. Así que me orienté a los escolares, a desarrollar un paquete de cursos para estudiantes de secundaria.

¿Los cursos son en línea?
La metodología es semipresencial. Solo el 5 % de las personas que comienzan cursos en línea los terminan. Por eso decidimos invertir recursos y tiempo en desarrollar una metodología semipresencial, y a lo largo de todo el curso llevamos a cabo un acompañamiento a través de videollamadas, con las cuales resolvemos cualquier duda de los estudiantes.

¿Llevan los cursos a los colegios o los dictan en un local propio?
Vamos directamente a los colegios. Los alumnos realizan ejercicios con y sin computadora, y el aprendizaje se basa en proyectos. Las clases tienen una parte teórica y otra práctica, en las que los alumnos forman equipos y avanzan entregables del trabajo o proyecto final, en función del cumplimiento de ciertos requerimientos académicos.

¿Podrías darnos algunos ejemplos de los proyectos que han trabajado los alumnos?
Recientemente, un grupo diseñó una aplicación móvil para reforzar académicamente a alumnos que no tienen buenas notas. Planteaban una web o una aplicación que ofreciese cursos virtuales de refuerzo escolar. Otro caso fue una aplicación conectada a las cámaras de la ciudad, para que las personas sepan cómo se encuentra la calle por la que van a pasar. Y otro caso es una aplicación parecida a la de Pokémon GO, en la cual los usuarios van por la calle y se encuentran con personajes de nuestra historia, como Miguel Grau o Juan Velasco Alvarado, e interactúan con ellos de manera lúdica. Así, aprenden sobre historia de una forma divertida.

¿Cuántos estudiantes han llevado tu curso?
En el Perú hemos tenido más de 3000 estudiantes. Comenzamos en el 2016 con 25 estudiantes, y el año pasado tuvimos 2000. Hemos empezado un programa en Chile, donde ya hemos reunido 1200 alumnos.

¿Cómo llegaste a Chile?
A fines del año pasado, Silabuz ingresó a un programa de la aceleradora Start-Up Chile. Trabajamos la idea fue regionalizar las clases y los contenidos, y nos ha ido bien. Más adelante queremos llegar a otros países.

¿A qué te dedicabas antes de emprender este negocio?
He trabajado en diferentes empresas, como Procter & Gamble, Samsung y Lenovo. Todas las experiencias me han parecido buenas, pero donde estoy ahora contribuyo a transformar un sector de la sociedad y genero un impacto positivo.

¿Qué sientes al ver un proyecto tan interesante hecho por chicos de colegio?
Siento mucha satisfacción, porque veo que los jóvenes disfrutan, se motivan a aprender programación y tienen ganas de hacer más. Estamos logando despertar interés en los chicos hacia un tema fundamental, ya no solo en el Perú, sino también en Chile.

¿Cómo evalúas tu experiencia universitaria?
En general, mi experiencia universitaria me gustó mucho. La Universidad de Lima da mucha libertad a los jóvenes, no es rígida. Además del estudio, cuenta con espacios sociales, y eso nos permitía no solo estudiar, ir a la biblioteca y usar los laboratorios, sino también tener amigos, asistir al cine, a las actividades de la Semana Universitaria. Además, yo fui representante estudiantil en el 2009, así que tuve la oportunidad de asistir al CADE Universitario y de compartir con estudiantes de diferentes lugares, participar en mesas de trabajo con autoridades universitarias. La Universidad fue un espacio para aprender y experimentar muchas cosas que han sido fundamentales para mí. Lo que he experimentado en la Ulima ha sido clave para mi vida profesional.