Voluntad de ayudar

Desde el año pasado, José Luis Vargas pasa sus sábados en un albergue para niños, donde ofrece nivelación escolar, alienta a los chicos a superar sus problemas, los incentiva a plantearse metas y les da esperanzas.

Era estudiante de Ingeniería de Sistemas en la Universidad de Lima cuando decidió formar parte de la ONG Voluntades y ofrecer su tiempo y energía para ayudar a los demás. Ahora es un profesional, trabaja en el área de sistemas de Los Portales, y si voltea a mirar al José Luis estudiante, un año atrás, no le queda duda: ha ganado, aprendido y madurado muchísimo al lado de esos niños.

¿Cómo llegaste a Voluntades?
Llegué en el 2014, por una invitación de una amiga de la Universidad. No tenía claro de qué se trataba, pero me gustó la idea de ayudar a otros, así que fui a un albergue, junto a los demás voluntarios. Ese día encontré a una niña que no quería participar. Le pregunté por qué no quería hacer su trabajo. Me dijo que no tenía futuro y que no tenía sentido hacer un trabajo sobre su futuro. “Yo te ayudo”, le propuse, e hicimos una línea de tiempo con hitos de cosas que ella podría hacer más adelante y luego expuso su trabajo, como todos los niños. Al momento de retirarnos, se me acercó y me preguntó si iba a volver. Yo sentí que tenía que regresar y esa pregunta que me hizo se convirtió en la pregunta de cada sábado, y cada sábado retorno, porque tengo un compromiso con los niños. Durante todo el 2014 fui voluntario, luego pasé a ser coordinador de impacto y dirijo un equipo de 45 voluntarios, en la Aldea San Ricardo, en Huachipa.

¿Qué hacen exactamente en Voluntades?
Lo que hacemos es trabajar con niños abandonados o que hayan sufrido maltratos o se encuentren en situación de riesgo. Por eso están en un albergue. Trabajamos con niños de 3 a 18 años y adultos mayores. Es un programa anual, los tres primeros meses ofrecemos talleres y planificamos el resto del año con objetivos determinados, siempre enfocados en cuatro áreas: socioemocional, cognitiva, psicomotricidad y proyección social o de vida.

¿Qué sucede con los chicos al salir del albergue?
El Instituto Nacional de Bienestar Familiar (Inabif) les busca un hogar con algún familiar y, en caso que no tengan familia, los colocan en casas hogares o les dan un tiempo de seis meses para que consigan trabajo y dinero y así puedan alquilar un espacio donde vivir. Tengo el proyecto de hacer un seguimiento a los chicos que salen de los albergues. Pero se necesita presupuesto, capacitación y tiempo. Vamos a ver cómo me sale.

¿Cómo es la relación de los niños con los voluntarios?
A veces es un poco complicada, al principio pueden rechazar al voluntario o no hacerle caso. Pero con el contacto de sábado a sábado, nos llegan a agarrar cariño. Yo he trabajado con adolescentes y, si bien se podría pensar que es complicado, la verdad es que no lo ha sido. Ahora me paseo por todos los grupos y estoy convencido de que solo necesitan amor y entender que la situación que han pasado es temporal y que depende de ellos revertirla.

¿Qué te ha enseñado el voluntariado?
Me ha permitido ver que se pueden adoptar los sueños ajenos y hacerlos tuyos, porque tratas que el niño los alcance. Es reconfortante ver hacia atrás y percatarme de que el tiempo que invertí fue para que el niño se convierta en lo que es hoy, eso lo paga todo. Es una superexperiencia. Yo invitaría a todos a participar de un voluntariado, porque es muy enriquecedor, te ayuda a formarte como persona y también profesionalmente, adquieres muchas competencias.

¿Trabajas en otro lugar?
Trabajo en Los Portales, en el área de sistemas. Estoy ahí hasta las 6.30 p.m. y luego voy al voluntariado. Tengo que ver mucha documentación y eso me toma tiempo. Los sábados toca ver a los niños.

¿Cuál es tu función en Los Portales?
Administro dos sistemas: el primero tiene que ver con clientes y el otro es el sistema de contratos para la venta inmobiliaria. También hago seguimiento a los proyectos, toda la fase de proyectos DTI.

¿Qué es lo que más aprecias de tu trabajo?
Me gusta mi trabajo; en general, el ambiente es muy bueno y me plantea retos. Ahora estamos en un proceso de migración de la plataforma de CMR y mejorando nuestros ambientes para brindar un mejor servicio. Hay que ver muchos detalles, hacer pruebas para que todo funcione bien en la nueva ubicación. Conseguí este empleo por la bolsa de trabajo de la Universidad de Lima y puedo decir que he aplicado todo lo que me enseñaron mis profesores.

¿Has trabajado en otro lugar anteriormente?
Antes de Los Portales trabajé en Promperú. Ahí la presión es más alta, sobre todo cuando hay lanzamientos. Precisamente, me tocó estar cuando se lanzó la Marca Perú. Hubo un poco de estrés, pero el clima laboral también era muy bueno. Ahí veía temas de redes e implementaciones, para eso me ayudaron mucho los cursos de la Universidad.

¿Qué importancia le das a la actualización?
Es imprescindible en mi profesión. Siempre tengo que estar actualizándome. En la Universidad de Lima nos estimulan a crear un valor agregado en el trabajo, así que con esa idea salimos al mercado y estamos obligados a estar a la vanguardia y proponer ideas para hacer las cosas más simples. La visión que nos da la Ulima es que debemos pensar en la empresa como un todo, comprender que la necesidad de un área implica tomar una decisión, pero esta no debe afectar negativamente a otras áreas. Yo valoro mucho eso.