Alexandre Almeida, director de la Carrera de Ingeniería Civil de la Universidad de Lima, viene realizando una investigación sobre la satisfacción de los usuarios de transporte público en el distrito de Surco. Estos ciudadanos, en una encuesta preliminar, se han manifestado insatisfechos con un servicio que les parece desordenado, caro y lento. En la siguiente entrevista, Almeida profundiza sobre los objetivos, la orientación y el alcance de este trabajo.
¿Por qué quiso estudiar el transporte en Lima?
Porque vivimos en una situación de congestión vehicular cada vez más creciente que afecta a todas las personas que necesitan trasladarse de un punto a otro de la ciudad de Lima.
¿Cómo aproximarse al problema?
Podríamos mitigar el problema interviniendo eficientemente en la infraestructura de transporte existente. Invertir en proyectos de infraestructura de transportes, por ejemplo, la construcción de cruces en desnivel, metros, intercambiadores viales, o incrementar la cantidad de carriles de las vías, en una ciudad como Lima, demandaría grandes inversiones principalmente por la expropiación de áreas necesarias para la construcción. Por otro lado, podríamos empezar con soluciones más económicas de gran impacto como gestionar de forma integrada el sistema de transporte y la infraestructura existente. Incrementar la cantidad de buses en los tramos más críticos y programar los semáforos para que funcionen de forma inteligente en función del flujo vehicular son ejemplos que brindarían mejoras inmediatas a la movilidad urbana sin grandes inversiones económicas.
Y los hallazgos que obtenga al culminar la investigación buscan atacar esa arista.
Así es. Nuestro proyecto analiza el problema del transporte urbano desde el usuario. Todo lo que se construye es para que lo usen las personas, por eso empezamos por conocer sus necesidades. De esa forma podemos, por ejemplo, detectar cuáles rutas de buses funcionan bien y cuáles funcionan mal, y así redistribuir las unidades de transporte de manera más eficiente o hasta indicar la creación de nuevas rutas de transporte. Estudiar la percepción del usuario nos brinda información que nos permitiría reorganizar el sistema de transporte público y privado, sin la necesidad inmediata de invertir en la construcción de proyectos de infraestructura.
¿Cuál es uno de los puntos fundamentales por corregir?
Tenemos que formalizar el transporte y garantizar que todas las unidades tengan las condiciones necesarias de calidad y seguridad para trasladar personas. Además, es necesaria una integración de los diferentes sistemas de transporte disponibles en Lima, posibilitando, por ejemplo, que el usuario pague un valor único, calculado en función de su ruta, y que pueda cambiar de sistema de transporte la cantidad de veces que sea necesaria para llegar a su destino, sin que tenga que hacer pagos adicionales a lo largo del trayecto.
¿Por qué no tenemos un sistema así?
Es un tema que tiene que ver con la falta de integración de las diferentes dependencias del Estado responsables por cada modalidad de transporte. Las dependencias, muchas veces, tienen cada una objetivos específicos y no colaboran entre sí como deberían. Eso es evidente en la falta de integración del sistema del Metropolitano con el Metro de Lima y los Corredores Complementarios.
¿Un factor que dificulta la integración es que los permisos para operar se otorgan a muchas empresas distintas?
Con certeza eso lo hace más difícil, pero la integración debe plantearse como una directiva del Estado que no admita discusión. El debate puede darse para definir cómo funcionará el sistema integral, pero este debe ser implementado de todas formas.
Próximos a las elecciones municipales, ¿qué les recomendaría a los votantes?
Que estudien los planes de gobierno de los candidatos que contemplen propuestas de transporte urbano sostenible elaboradas para mitigar las problemáticas actuales, y que seleccionen al candidato que más atienda sus necesidades y de la sociedad. También es importante que la población sepa que estos problemas no serán resueltos durante la siguiente gestión, sea cual sea, pues una verdadera solución al problema del transporte requiere años de inversión, planeamiento y desarrollo de infraestructura.
Usted ha trabajado en muchas ciudades. En relación con ellas, ¿qué tan grave es el problema del tráfico en Lima?
He vivido en varias ciudades de Brasil, como Río de Janeiro y Porto Alegre, en Londres (Reino Unido), en Puerto España (Trinidad y Tobago), Trípoli (Libia), entre otras. Cada ciudad presentaba sus particularidades en el manejo del tráfico, así como en Lima. La situación más caótica que he vivenciado fue en Trípoli. Allá el gobierno estaba invirtiendo mucho en proyectos de infraestructura, pero dejaron de lado la inversión en la educación vial. Uno podía ver cómo las camionetas se empujaban entre ellas: se chocaban en las calles como forma normal de manejar. Por eso creo que uno de los primeros pasos que debemos tomar, más que establecer reglas, que la ciudad ya posee, es trabajar para que se cumplan. Cuando le demos un uso adecuado a nuestras vías de comunicación, respetando el espacio del prójimo, el tráfico empezará a fluir de una manera más natural y amigable.