Cuando se hace investigación, se promueve el desarrollo cultural y socioeconómico de una sociedad. En ese sentido, la investigación universitaria puede contribuir sustancialmente en este rubro.
La graduada, docente e investigadora de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Lima Ana María Cano lo entiende así, y valora también el intercambio de metodologías y hallazgos que pueden establecer las universidades entre sí.
Ana María Cano, que participó como panelista en el Congreso Internacional “Reflexiones en Investigación desde la Comunicación Social Contemporánea” —el cual tuvo lugar los días 23 y 24 de noviembre del año pasado en la Universidad Nacional de Trujillo—, comenta sobre las exposiciones que marcaron la línea de debate en este encuentro, el tema que le tocó desarrollar y la investigación que viene trabajando actualmente en la Universidad de Lima.
¿En qué consistió tu participación en el congreso organizado por la Universidad Nacional de Trujillo?
Fui panelista en temas de investigación. Me pidieron presentar un tema muy interesante acerca de los estudios que se llevan a cabo sobre los medios audiovisuales en la Universidad, de manera que identifiqué los intereses de investigación de los alumnos de la Carrera de Comunicación, específicamente de aquellos que desarrollan trabajos de tesis sobre medios audiovisuales.
¿Qué encontraste?
Descubrí que la gran mayoría de estos trabajos son sobre cine. De los 26 proyectos audiovisuales, 18 son de cine. Analicé también las investigaciones en medios audiovisuales que emprenden los profesores a través del Instituto de Investigación Científica, y pude notar que priman los temas de cine también. Aparte, encontré una investigación muy completa del Laboratorio de Comunicación —formado por profesores de diferentes especialidades— acerca de la televisión infantil, con el objetivo es elaborar un diagnóstico y una propuesta para mejorarla, a partir de los grupos focales que se efectúan con padres de familia, profesores, alumnos y productores de programas infantiles. La metodología de trabajo que tienen es muy interesante. La Universidad Nacional de Trujillo ha mostrado entusiasmo por esta investigación; por eso, he contactado a la directora de la carrera de Educación y Ciencias de la Comunicación de dicha universidad con el Laboratorio. Este le dará pautas para desarrollar un diagnóstico y una propuesta al respecto en su propia ciudad.
Esta ha sido una oportunidad para crear puentes entre miembros de la comunidad académica...
Sí, es muy importante establecer vínculos. Podemos pertenecer a diferentes ciudades y casas de estudio, pero lo rico es intercambiar perspectivas de investigación y enfoques teóricos. La aplicación o las propuestas pueden ser locales, pero tenemos muchas cosas en común. Sean públicas o privadas, las universidades tenemos que abrirnos a nuevos espacios para que la investigación tenga un impacto en la sociedad.
¿De qué trataron las ponencias centrales en el congreso?
La primera conferencia magistral fue “Teorías y métodos mixtos de investigación en comunicación social: aportes en América Latina de hoy”. Estuvo a cargo de Ana Lilia Pérez Mendoza, periodista mexicana. Ella planteó la diferencia entre la investigación académica y la periodística, e indicó que esta última necesita ser muy rigurosa y que debe realizarse dentro de los límites de la ética, con mucha seriedad y con una metodología clara, para que su aporte a la sociedad sea legítimo. Otra ponencia que marcó un eje dentro del congreso fue “Interpretación de los discursos jurídicos y responsabilidad investigativa de los comunicadores sociales”, del profesor brasileño Magno Medeiros, quien hizo un análisis sobre el discurso que circula en las redes sociales y encontró que estas comunicaciones tienen un contenido de violencia y odio. Asimismo, sorprendió su afirmación acerca de que en Brasil la legislación permite que los congresistas sean denunciados si tienen discursos discriminatorios, ya que su inmunidad no incluye los temas de discriminación. Finalmente, una conferencia que condujo a otra línea de debate fue “Investigación de la comunicación social en audiencias intermedias en América Latina”, a cargo de Carlos Obando, conferencista colombiano-español que aterrizó en las producciones transmedia, que aparecen en diferentes plataformas y se complementan entre sí.
En general, ¿qué te ha parecido el congreso?
Me ha dado mucho gusto conocer la Universidad Nacional de Trujillo. He visto una preocupación por aprender y mejorar en todos los participantes. También por motivar a los estudiantes a investigar a lo largo de sus carreras y no recién en octavo ciclo. Por otro lado, la organización fue impecable, todo funcionó muy bien. Además, ha sido una oportunidad para reencontrarme con profesores, que ahora tienen doctorados y cargos importantes.
¿Cómo se podría motivar a los alumnos a investigar?
Los profesores tenemos que enseñar a investigar, tratar de que los cursos incluyan más investigación y menos dictado. Eso debe ser algo inherente a la formación universitaria. Necesitamos enfocar la docencia de una manera diferente, pues hasta ahora ha estado divorciada de la investigación. Ese es un tema que toca a todas las universidades, en todo el Perú.
¿Realizas alguna investigación actualmente?
En este momento, con el Instituto de Investigación Científica estamos desarrollando un estudio sobre los jóvenes universitarios y la política. El objetivo fundamental es conocer a través de qué medios, televisión, redes sociales, familia, amigos, etcétera, los universitarios configuran una visión sobre la política. Otro propósito es identificar el papel que debería cumplir la universidad, desde la percepción de los jóvenes, en su formación política, así como saber qué piensan ellos sobre este tema.
¿Qué ideas tienes al respecto?
Hemos hecho una encuesta con una muestra representativa, y también grupos focales compuestos por jóvenes universitarios. Haremos más estudios en Arequipa, Iquitos y Trujillo, en universidades públicas y privadas. Por el momento, hemos confirmado algunos puntos que ya sabíamos por la literatura consultada. Por ejemplo, que los jóvenes son muy críticos respecto de las instituciones políticas, como partidos políticos, Congreso, gobiernos locales o regionales, etcétera, y tienen un conocimiento de la coyuntura nacional mucho mayor del que esperábamos. Les interesa enterarse del funcionamiento del manejo político y de la administración de gobierno.
¿Y hay un intento de participar en la política?
Hay disposición para participar y solucionar problemas, pero, más que a través de la política, lo que tienen es una preocupación ciudadana. Les interesa crear espacios de convivencia pacífica, les preocupan la inseguridad, el daño al medio ambiente, los feminicidios, la desprotección de los animales, etcétera. Sin embargo, cuando se les pregunta si se afiliarían a un partido o si formarían uno, no muestran interés. Además, se evidencia una carencia de manejo político.
¿Cómo conciben ellos un partido político adecuado?
Su partido ideal es uno en el que todos sean buenos, donde nadie robe. Si bien hay entusiasmo y preocupación, no abstraen, no tienen un concepto de ideología. Eso nos hace pensar que la universidad debería ofrecer espacios de debates y diálogo. Otro aspecto interesante es que los jóvenes identifican muy pocos líderes de opinión. Leen varios periódicos, pero sobre todo los comentarios de otras personas. En lugar de recurrir a la fuente misma para elaborar, a partir de ahí, su propio juicio, se nutren de la opinión de otros. Eso es peligroso.