“Necesitamos televisión pública, no estatal”

Autor de la novela de no ficción Estación final, Hugo Coya es un reconocido comunicador y escritor, dedicado a la docencia y a la investigación. En 1978, ingresó a las aulas de la Universidad de Lima, cuando la Facultad de Comunicación recién se formaba. Cuenta con más de 25 años de experiencia en televisión y en prensa. Ahora es presidente ejecutivo del Instituto Nacional de Radio y Televisión del Perú (IRTP), y está dispuesto a hacer grandes cambios.

¿Qué trabajos crees que han marcado tu vida profesional?
Fueron varios. Llegué a ser editor del servicio latinoamericano de la agencia de noticias United Press International. Fui el primer editor latino de un total de 2.000 corresponsales y luego fui reelecto en el puesto. Tenía a mi cargo todo el continente americano. También trabajé varios años en CNN. Mi trabajo me ha llevado de viaje por casi toda Europa. He cubierto grandes eventos, desde la caída del muro de Berlín, como corresponsal, hasta el campeonato mundial de fútbol, de Italia 90.

¿A qué personajes has entrevistado?
A varios presidentes, al francés François Mitterrand, a Fernando Collor de Mello antes de su destitución, Raúl Alfonsín, Alan García en su primer gobierno, a Fernando Belaunde, Alejandro Toledo…

¿Qué planes tienes para el IRTP?
Busco que no sea un instrumento de propaganda del gobierno de turno. Los medios deben estar al servicio de la población y no sujetos a los vaivenes políticos del gobierno que ha ganado las elecciones. Y eso fue lo primero que propuse cuando me ofrecieron este cargo y, como hubo coincidencia al respecto, decidí aceptar. Lo que se necesita es contar con televisión pública y no estatal, ese es el reto.

¿Cómo piensas lograr eso?
Estamos modificando la programación para que ya no sea interrumpida por la transmisión de actividades del presidente y funcionarios. Hay que respetar al televidente y al radioyente. También Radio Nacional y Radio La Crónica forman parte del instituto y estamos reevaluando los horarios de programación para determinar si son los más adecuados. Si bien queremos mejorar los índices de audiencia, nuestra preocupación está en la calidad. También estamos preparando un noticiero en quechua para la radio, acabo de aprobar el piloto. Otro proyecto es el de una frecuencia cultural, tenemos cuatro canales. La intención es que todo el mundo nos conozca a través de nuestros programas, mediante los cuales transmitiremos nuestros valores como peruanos. Inclusive estamos elaborando un proyecto de ley para que el IRTP sea autónomo e independiente y que se encuentren ahí representados miembros de la sociedad civil, universidades y colegios profesionales.

Aparte de la televisión, también tienes varios libros escritos.
Mi primer libro fue Estación final. Se trata de una investigación de 5 años y cuenta la historia de 23 peruanos judíos que estuvieron en campos de concentración en Alemania, durante la Segunda Guerra Mundial. Algunos murieron en el intento de salvarse y salvar a otros. Estación final ya no se considera solo un best seller, sino un long seller, como lo llaman los editores, porque tiene 6 años en el mercado y se sigue vendiendo a buenos niveles. Ahora, una productora vinculada a Warner Bros. ha decidido comprar los derechos y hacer una película. Este proyecto está en preproducción y se espera que se comience a filmar a fines de año y llegue al público a fines de diciembre del 2017 o a inicios del 2018.

Tu libro sobre el narcotraficante Vaticano también se vendió muy bien.
Ese fue Polvo en el viento, mi segundo libro. Trata sobre la vida de Demetrio Chávez Peñaherrera, alias Vaticano, uno de los más grandes narcotraficantes del Perú en los años 80. Lo visité en la cárcel durante un año y medio para escribir este libro, que fue el segundo más vendido en la Feria del Libro Ricardo Palma en el 2011. Después vinieron Los secretos de Elvira, sobre una espía peruana en la Segunda Guerra Mundial; El periodista y la televisión, un manual práctico para los estudiantes de comunicación; y mi último libro, Genaro, que son las memorias de Genaro Delgado Parker, el más importante broadcaster de la televisión peruana.

¿Tienes en mente hacer un libro nuevo?
Ahora estoy escribiendo uno sobre los peruanos que lucharon con el Che Guevara, que espero terminar… si este cargo me lo permite.

¿Qué eres más, un hombre de televisión o alguien que escribe?
Me considero un comunicador. Disfruto muchísimo escribir, pero también me apasiona la televisión. Eso tal vez se deba a la formación de la Universidad, el hecho de haber estudiado Comunicación me da una visión integral. Cuando entré a la Universidad, yo pensaba estudiar audiovisuales, quería hacer cine. Pero cuando llevé el primer curso de redacción con Mario Razzeto, que en paz descanse, él me hizo amar escribir, él me marcó mucho. Me dijo que algunas personas tienen la capacidad para hacer diferentes cosas. En el 85, más o menos, comencé a trabajar. Me dediqué a la prensa y después fui a la televisión.

¿Cómo valoras la formación que te dio la Universidad de Lima?
Ingresé a la Universidad en 1978. En ese entonces, el decano era Desiderio Blanco. No pasábamos de 3.000 o 4.000 alumnos. Creo que haber estudiado en la Universidad de Lima te marca profesionalmente, en todo sentido; te abre muchas puertas, gracias a su reputación y prestigio. Yo tuve profesores de primera, eran de lo mejor que había en el país en materia de comunicaciones y eso garantizaba que un egresado se incorporara muy fácilmente al mercado laboral. Recibí los elementos suficientes, teóricos y técnicos, humanísticos y prácticos, para realizar mi labor profesional. Como ser humano, también aprendes mucho. Pude crear lazos muy sólidos con las personas con quienes compartí aulas, también con los profesores. Hasta ahora recuerdo con mucho cariño a muchos profesores, como César Zamalloa, Isaac León Frías, Julio Hevia, Walter Neira, Óscar Quezada. Todos ellos me marcaron.