George Alvites es un emprendedor y un apasionado del marketing. Actualmente, se desempeña como chief communications officer (CCO) de la escuela de emprendedores Team Academy Peru, trabaja en un negocio familiar al lado de su padre y, dentro de dos meses, abrirá una pizzería junto con su hermano, que estudió para chef.
Él es administrador por la Universidad de Lima y, si bien ha tenido la oportunidad de trabajar en el mundo financiero, en temas de seguros, como docente y haciendo consultoría, siente que el marketing es lo suyo y está forjando su carrera profesional en ese sentido.
¿Cuál es el negocio familiar en donde trabajas con tu padre?
Se llama Las Brisas de Ate, queda en el kilómetro 6,5 de la Carretera Central y tiene más de 20 años. No es de los centros comerciales modernos, pero tiene de todo, tragamonedas, juegos y entretenimiento. La parte nuclear del primer piso es un mercado y en la parte que da a la calle hay tiendas de celulares, estudios fotográficos, consultorios dentales, etcétera. Mi papá siempre fue un visionario, él vio que en esta zona de Ate no había tanto comercio, pero sí una cantidad interesante de población y encontró el potencial. Así creó el primer centro comercial de la zona. Ahora el movimiento es enorme.
¿Ahí fue tu primer trabajo, después de salir de la Universidad?
No, al salir de la Universidad ingresé a una empresa de seguros, después a un banco y, finalmente, al negocio familiar. Aprendí mucho, pero no era lo mío, a mí me apasionaba el marketing. Llegué a Química Suiza, donde trabajé como jefe de producto del área OTC (venta de medicinas sin receta médica), veía la promoción del producto, era un marketing muy ligado a las ventas. Eso me permitió desarrollarme en branding (desarrollo de marcas). Después entré a trabajar a Cadbury, tenía a mi cargo las oficinas de Perú y Bolivia. Fue muy interesante, tuve la oportunidad de viajar y conocer gente, compartir experiencias y planes. Me gustó mucho la planificación a largo plazo, así como adaptar los planes a las nuevas circunstancias. Luego entré a Diageo, como brand manager de Johnnie Walker para el Perú, Bolivia y Ecuador. Johnnie Walker representaba casi el 90% de la facturación de la empresa. A los ocho meses me dieron todo el portafolio de whiskies. Aprendí mucho.
¿Y nunca volviste a la empresa familiar?
Sí. Mi familia me preguntaba siempre cuándo iba dejar de trabajar para terceros. Mi hermana mayor estudió Medicina, así que no tenía ninguna oportunidad en el negocio. Mi hermano menor estudió para chef y otra de mis hermanas estudió también Administración en la Ulima, pero ella nunca se terminó de apasionar por su carrera y viajó a Viena, en Austria, para seguir una maestría de derechos humanos, luego se casó y se quedó a vivir allá. Así que yo era la última esperanza de la familia (risas). Entré con la condición de que me dieran más libertad; ya me había ganado los galones necesarios para que mi papá no me siguiera viendo como su hijito, sino como un profesional. Ahora estamos en un proceso de expansión y modernización de los procesos, de capacitación del personal para generar una cultura organizacional. Eso me gusta.
Además, eres CCO en Team Academy, ¿te interesa el mundo del emprendedurismo?
Sí, me interesa mucho. Team Academy es una escuela para emprendedores con una metodología diferente, innovadora, es parte de franquicia europea. En el Perú hay muchos emprendedores, solo necesitan una guía para que su idea funcione, a partir de ciertos indicadores en ventas y rentabilidad. Hay un coach que acompaña a los estudiantes todo el año, durante toda la carrera.
¿Cualquier persona puede estudiar ahí?
Team Academy está enfocado en los alumnos que han salido del colegio. No está pensado para gente muy adulta, porque el grupo no sería homogéneo; la idea es que comiencen a estudiar al salir del colegio y que creen inmediatamente su propio negocio.
También has hecho consultoría.
Hice un poco de consultoría en pymes, en temas de marketing. Mucha gente piensa que marketing es lo mismo que publicidad y no valoran el tema, pero cuando descubren de qué se trata, se dan cuenta de lo importante que es. Los empresarios de las pymes conocen su negocio y lo hacen muy bien. No necesariamente son profesionales, por eso en vez de vender 500 venden solo 100. Suelen ser muy celosos con su capital y les cuesta arriesgar. Se les puede ayudar bastante, pero lamentablemente ya no hago consultoría, ahora estoy enfocado en un negocio con mi hermano: vamos a abrir una pizzería.
¿Qué novedades trae esta pizzería?
Es algo pequeño, en la avenida La Mar, tenemos espacio para alrededor de 40 personas. Pero en realidad no empezamos con la idea de abrir una pizzería, sino simplemente un negocio. Al conseguir el local de La Mar, vimos que lo que hacía falta era una buena pizzería y decidimos abrir una. Haremos delivery por la zona, ahí tenemos una oportunidad. Si bien en la misma avenida no hay muchas viviendas, a la espalda hay varios edificios nuevos, donde vive gente que se ha mudado recientemente, mayores de 30 años, parejas jóvenes con poder adquisitivo, dispuestos a pagar más por una pizza de trattoria, por decirlo de algún modo.
¿Cuándo abrirá?
En un par de meses, se llama Tábalo.
¿Qué tal estudiante has sido?
Siempre me fue bien en la Universidad, terminé en el décimo superior. Luego hice un posgrado en Marketing en la Universidad ESAN y salí bastante bien. Después un MBA en Centrum Católica, nos llevaron a China, Madrid y Nueva Orleans a estudiar; terminé bastante bien, en primer puesto.
¿Cómo valoras la formación recibida en la Universidad de Lima?
Me parece que la Universidad de Lima brinda una formación integral, entre conocimientos teóricos, valores y en un ambiente donde se promueve la sociabilización, que es muy importante en la vida.