La modernizadora de industrias

Rosa Asca Cordano, ingeniera industrial de esta casa de estudios y flamante gerente general de la Sociedad Nacional de Industrias (SNI), está decidida a impulsar a fondo un proceso de modernización de esta institución. Además, su presencia adquiere un valor emblemático, al ser una mujer que asume un cargo de jerarquía en una sociedad cada vez más igualitaria.

¿Cuánto ha evolucionado la SNI en estos últimos años?
He encontrado una organización que es, a la vez, una marca poderosa, pero que no se ha puesto a tono con los tiempos. Por suerte, en el directorio hay gente joven que está dispuesta a asumir el cambio hacia la modernidad y a llevar a la SNI al siglo XXI, para dejar atrás el estancamiento ocasionado por el terrorismo y las crisis económicas.

Como gerente general, ¿qué planes has presentado para propiciar ese salto definitivo hacia la modernidad?
Los objetivos son de corto, mediano y largo plazo. A corto plazo, durante los primeros cien días envié un mensaje claro a los integrantes de la institución para señalar cuáles van a ser la velocidad y el rumbo de la gestión si es que queremos ser líderes y referentes, y no dejar que el mercado imponga su ritmo a nosotros. A mediano plazo, llevaremos a cabo una transformación tecnológica. Si bien contamos con una certificación ISO, tenemos que ir más allá, porque debemos ser el modelo a seguir en cuanto a la calidad de los procesos y la excelencia de los servicios al cliente. Y a largo plazo, aumentaremos la cantidad de socios para lograr una mayor representatividad en las micro y pequeñas empresas (mypes), que son unos asociados exigentes que buscan buenos servicios y asesorías de primera a bajos costos.

El Perú está en un momento privilegiado de progreso y estabilidad. No obstante, aún queda mucho por hacer. ¿Cuáles son las tareas pendientes del sector industrial con la sociedad?
La elaboración de un Plan Nacional Industrial con una proyección de treinta años es uno de nuestros grandes retos, que servirá para que el Perú se conozca mejor a sí mismo. Esta herramienta nos informará sobre dónde están las oportunidades a nivel regional o la infraestructura disponible en el país (puertos, carreteras), así como cuáles son las características del capital humano y sus fortalezas para marcar la diferencia. Así, podremos definir qué tipo de industrias debemos desarrollar. Por ejemplo, si la marca Lay’s quiere procesar papas nativas, quizás puedan construir una planta en Huancavelica. Esto es muy importante, pues está comprobado que países en crecimiento que cuentan con una amplia base industrial son los que mejor han resistido el embate de la crisis económica mundial, como son los casos de Alemania y Corea del Sur.

Este plan facilitará la descentralización de los recursos y la generación de riquezas.
Al saber mejor dónde están los recursos, evitaremos trasladarlos de un lado a otro, proponiendo una suerte de inclusión pura. El discurso será: “Si eres bueno en esto, potenciaremos este aspecto. No pretendemos imponerte una educación, ni transformarte en un hombre de la costa”.

¿De qué manera tu experiencia en el rubro de alimentos y bebidas te ayuda como gerente general de la SNI?
He trabajado en empresas norteamericanas e inglesas que inculcan con esmero la ética, la planificación y la disciplina. No obstante, el sentido de pertenencia y las relaciones horizontales en las compañías locales son más fuertes. Es un placer trabajar en una organización en la que te sientes en familia, lo que es de gran ayuda en el momento de desarrollar el trabajo en equipo, establecer liderazgos y motivar a las personas. Uno dice “vamos allá” en lugar de “hay que ir allá”.

Hay un consenso respecto a que los industriales deben ser responsables en su relación con la sociedad. ¿Cuánto remarcó esta cuestión ética la enseñanza universitaria que recibiste?
Sin duda, la Universidad inculca valores y potencia las aptitudes de uno. También está claro que la formación básica y esencial proviene de la familia. En ese sentido, la Universidad abre el espectro de posibilidades de cara al mundo y te da una serie de herramientas para manejar diversas situaciones y evitar manchar la ética.

¿Cómo nació tu vocación por la ingeniería industrial?
Por mi pasión por los números. Luego me di cuenta de que me gustaba generar valor mediante su aplicación. Por eso me interesa tanto la producción. Es más, cuando he sido gerente de finanzas siempre me he llevado bien con los jefes de planta en los temas de presupuestos, porque los entendía.

También eres presidenta de OWIT Perú, la Organización Internacional de Mujeres de Negocios.
Sí, somos cerca de 300 socias, todas del ámbito empresarial o del emprendimiento personal. Queremos fomentar que las mujeres ejerzan puestos de decisión, lo que redundará en mayores posibilidades de progreso para las trabajadoras de la base de la pirámide.

Hablamos de una perseverancia en la búsqueda de una sociedad más igualitaria.
Efectivamente. Sin embargo, no creemos en el feminismo, pues pensamos que nuestras decisiones son complementarias a las de los hombres. Buscamos impulsar los liderazgos femeninos y proteger el balance de vida de las esposas y las madres, para que apliquen debidamente en el ámbito doméstico las capacidades que depuren en el terreno profesional, y viceversa. Nuestro deseo es anunciarles que sí es posible ser madre, esposa y una profesional exitosa al mismo tiempo.