Después de trabajar en una empresa de la industria de la energía, en una startup española y de realizar un MBA en IE Business School, Diana Dávalos decidió emprender un negocio que desarrollase el amor por la lectura en niños de hasta 8 años de edad.
Junto con sus dos socios, fundó Leefante, empresa donde ella es la CEO y con la cual hace llegar mensualmente una cajita con tres libros a sus suscriptores. Diana es ingeniera industrial por la Universidad de Lima, y a continuación comparte la historia de su emprendimiento.
¿Por qué decidiste emprender este negocio de cuentos para niños?
La idea surgió en una época en que me fui a hacer una maestría a España con mi hijo, que en ese momento tenía un año. Ahí encontré una industria espectacular de literatura infantil, lo cual me hizo pensar en el largo camino que nos faltaba recorrer en el Perú. Así, junto con mi hermano Lucio, nos pusimos a pensar en la mejor manera de llegar a los papás para entregar un servicio vinculado con la literatura infantil. Finalmente, decidimos emprender con una suscripción de libros infantiles.
¿Qué pasos dieron para hacer realidad esa idea de negocio?
Primero, decidimos contactar a una persona que conociera un poco más el tema de los niños, así que convoqué a una amiga que es educadora inicial, Yadira Espinoza. En ese momento, aún no teníamos claro que haríamos una empresa, simplemente queríamos probar una idea que quizá con el tiempo pudiera convertirse en un negocio. Llevamos a cabo una investigación de mercado, hicimos entrevistas, encuestas y preparamos un piloto para evaluar la idea. Con la información que recogimos, pensamos que sí podía funcionar, así que lanzamos nuestra idea al mercado. Todo esto fue mientras yo vivía en Madrid. Lo siguiente que hicimos fue dedicarle un tiempo al branding, porque es un producto para niños y nos parecía muy importante hacerlo atractivo. Luego, hicimos la web y lanzamos el producto, primero con una preventa. Volví a Lima al terminar mis estudios y justo empalmé con el lanzamiento de la suscripción, a inicios de septiembre de 2019.
¿Cómo se han dividido las funciones entre los tres socios?
Yo veo la parte financiera y de marketing digital. Mi hermano se encarga de operaciones, logística y negociación con proveedores. Yadira, de la selección de los cuentos, la parte pedagógica del negocio.
¿Cómo funciona la suscripción y qué les llega a los suscriptores?
Las personas que se suscriben pagan una cuota mensual para que cada mes les llegue una cajita con tres libros.
¿Cómo eligen los cuentos que incluye la cajita?
Tenemos categorías por edades, los libros son adecuados para desarrollar habilidades y adquirir conocimientos y experiencias en cada grupo de edad. La idea es cultivar el amor por la lectura a tierna edad para que, después de pasar la infancia con Leefante, los chicos hayan adquirido el hábito de leer y la lectura sea para ellos algo natural, que disfruten recibir sus libros tanto como recibir un juguete o realizar cualquier pasatiempo. Si los clientes son personas que compran libros habitualmente, les pedimos que nos hagan llegar su lista de libros para que no se repitan los títulos.
¿Cuáles son los rangos de edades en cada categoría?
Nos orientamos a niños de 0 a 8 años. La categoría de bebés va de 0 a 2 años. En este rango, los libros están muy enfocados en los temas sensoriales y en el desarrollo de vocabulario. La siguiente categoría va de 3 a 5 años. Ahí nos orientamos a las emociones, a acompañar experiencias típicas de esa edad, como dejar el pañal o tener un hermanito. La última etapa es de 6 a 8 años, y en esta introducimos el libro informativo, la enciclopedia, todo con ilustraciones hermosas y una forma muy digerida de aprender cosas nuevas.
¿Qué títulos tienen mayor demanda?
Eso varía de mes a mes. Los títulos que nos piden mucho los convertimos en una colección. Por ejemplo, El monstruo de colores, La pequeña oruga glotona, Aventuras de Juan el elefante y Animales espectaculares, que son tres enciclopedias de animales en peligro de extinción.
¿Existe la posibilidad de ampliar este servicio a niños mayores de 8 años?
Quizás más adelante. Ahora estamos muy enfocados en la primera infancia, en desarrollar el amor por la lectura y por aprender desde pequeños. Cultivar el amor por aprender es básico para todo lo que los niños van a vivir más adelante.
¿Cómo le va al negocio?
Le va bien. El inicio fue un poco difícil, pero debo reconocer que la pandemia nos ayudó, pues realizamos ventas digitales. Actualmente, tenemos alrededor de 100 suscripciones. También vendemos cajas sin suscripción, como para un regalo, y colecciones de libros que son bestsellers infantiles.
¿Cómo has formado tu cartera de clientes?
Básicamente, a través del inbound marketing, de formas orgánicas de atraer clientes. Si alguien busca en Google “librería infantil”, Leefante va a aparecer en la primera página. Hemos trabajado mucho en las redes sociales. Buscamos que se cree un sentido de comunidad y siempre recogemos el feedback del cliente.
¿Veremos alguna novedad próximamente en Leefante?
Ahora estamos en un plan de crecimiento y vamos a empezar a invertir en publicidad. Estamos por lanzar nuestros propios cuentos. Vamos a desarrollarlos con profesores. La primera colección que lanzaremos será para la categoría de 0 a 2 años, y así iremos preparando nuevos libros para niños mayores, siempre dentro de las categorías a las que nos dirigimos.
Antes de viajar a España a estudiar, ¿dónde trabajabas?
Trabajaba en Siemens, empresa de la industria de energía. Era commercial controller, me dedicaba a la gestión de proyectos y al control financiero de los mismos. Era un tema financiero muy alineado con la carrera y distinto a lo que hago ahora. Me gustó mucho la experiencia, porque me daban la confianza necesaria para tomar decisiones. Cuando quise darle un giro a mi carrera, me fui a España a seguir un MBA y, estando allí, empecé a trabajar en una startup. Fue muy interesante, porque vi cómo funcionaban los temas de emprendimiento.
¿A qué se dedicaba esa startup?
Al tema de wellness and health. Daba cursos digitales sobre vida saludable, cocina saludable, salud mental, había programas de ejercicios, etcétera. Tenían varios rubros. Fue muy interesante, aprendí muchísimo. Pasé de una empresa como Siemens, donde había muchos recursos económicos, a la gestión de proyectos con recursos limitados, lo cual demandaba más creatividad de mi parte.
¿Qué recuerdos tienes de tu época de estudiante en la Universidad de Lima?
Disfruté mucho mi tiempo en la Ulima. Me fue muy bien académicamente, siempre estuve en el décimo superior. También hice muchísimos amigos que ahora son parte de una red de contactos muy valiosa.