A Karla Renjifo le encantan los espacios históricos escondidos que alberga el Centro de Lima, como la galería La Concepción frente al Mercado Central. También disfruta mucho la dinámica entre las personas, las distintas expresiones culturales, el Barrio Chino, la Plaza San Martín. Por eso, junto con unos amigos, ha creado la plataforma cultural Vamos al Centro.
El proyecto ha tenido buena acogida en redes sociales y está generando una comunidad muy activa. Karla estudió Comunicación en la Universidad de Lima, y considera que la promoción de la cultura es un vehículo para combatir problemas y mejorar como ciudadanos.
¿Cómo y cuándo se te ocurrió hacer realidad la plataforma cultural Vamos al Centro?
Fue después de hacer una especialidad en Gestión Cultural por el Museo de Arte de Lima-UNESCO. Junto a un grupo de amigos, también gestores culturales, decidimos llevar nuestro proyecto final a la realidad. Todos entendimos la importancia del Centro Histórico de Lima dentro de la vida cultural de la ciudad y de nuestra identidad como limeños. Además, pudimos conocer y desarrollar a fondo un proyecto de mediación cultural entre el Centro Histórico y los ciudadanos para mejorar nuestra relación con nuestra ciudad y promover el ejercicio de los derechos culturales de todos.
De manera que desarrollas el proyecto junto con algunos amigos.
Somos un equipo de siete gestores culturales en el que hay perfiles y carreras distintas. En el equipo tenemos arquitectos, historiadores del arte, comunicadores, educadores, gestores sociales y músicos. Creo que el pensamiento diverso y crítico que cada uno aporta desde su experiencia y formación académica nos da una visión más amplia al momento de abordar la gestión cultural. Pienso que el crecimiento del proyecto se debe a cómo esta diversidad resuena en el contenido que producimos.
¿De dónde te viene el interés por el Centro de Lima?
Siempre me gustó, pero luego entendí el valor cultural, histórico y simbólico del Centro para nuestra ciudad, el papel que este lugar y todo lo que alberga significa para la vida cultural y para nuestra identidad. Creo que la relación que mantenemos con nuestra ciudad, los constantes cambios que atraviesa y el contexto político y social que vivimos influyó mucho en mi interés por la investigación en el desarrollo de este proyecto cultural.
¿Antes de la pandemia ibas mucho al Centro?
Al principio, como muchos de nosotros, de una manera más esporádica para visitar la parte monumental del Centro. Luego, empecé a conocer el circuito cultural y comercial y, al hacer la especialidad en el Museo de Arte de Lima, ir al Centro se volvió parte de mi rutina. El Centro tiene un ecosistema cultural que influye en todos los que vivimos aquí.
¿Cuál fue el objetivo al crear la plataforma?
El objetivo principal es promover el ejercicio de los derechos culturales a través de una estrategia de mediación. Hay una desconexión entre lo que se piensa, se siente y existe en el Centro, y esto afecta directamente el valor simbólico de este lugar, nuestro sentido de pertenencia e identidad, así como también la relación de la sociedad con nuestra ciudad. La promoción de la cultura es un vehículo para combatir estos problemas y mejorar como ciudadanos.
¿Qué tal acogida han tenido?
Hemos tenido buena acogida en redes sociales y estamos creando una comunidad muy activa que cada vez responde más al llamado a la acción de Vamos al Centro. Nuestra labor de articulación como gestores y mediadores culturales entre el público y los actores de la vida cultural del Centro ha sido muy buena y se sigue desarrollando cada vez más a profundidad. Recibimos buen feedback de museos, galerías e instituciones como la Municipalidad de Lima e inclusive de conjuntos de artistas independientes y autogestionados.
¿Variará la propuesta cuando termine la pandemia o cuando volvamos a nuestra realidad anterior?
El proyecto fue creado durante pandemia, por lo que siempre tuvimos en cuenta ese factor y la necesidad de crear un modelo flexible. Es necesario adaptarse a la situación, cualquiera que sea, de manera muy rápida. Nuestra idea siempre fue llevar el proyecto a lo presencial e ir integrando la comunidad digital a una experiencia vivencial poco a poco, lo cual estamos logrando.
¿Qué esperas lograr con Vamos al Centro?
Lo principal es que este proyecto tenga un impacto positivo en nosotros como ciudadanos. Vamos al Centro, como todo proyecto, debe ser sostenible económicamente para mantenerse en el tiempo y crecer. Esto no es incompatible con el sector cultural ni con los emprendimientos sociales. Por eso, tenemos estrategias de financiamiento específicas para el sector cultural. Estamos trabajando hacia esta meta a través de aliados para la ejecución de nuestros productos y proyectos, y nos encantaría colaborar con nuevos aliados que estén interesados en desarrollar la cultura y fomentar los derechos culturales.
¿Qué cosas curiosas has encontrado mientras generas contenido sobre el Centro de Lima?
En el Centro hay de todo: literalmente, si no lo encuentras en el Centro de Lima, no existe. Me gustan los nuevos espacios de artistas que aparecen constantemente dentro de los edificios patrimoniales o en las construcciones icónicas de diferentes épocas. Hay espacios históricos escondidos, como la galería La Concepción, ubicada frente al Mercado Central, que, luego de pasar por varios pasillos, revela el patio central de un antiguo convento completamente restaurado. Luego está la dinámica entre las personas, las distintas expresiones culturales y el espacio, como el Barrio Chino o la Plaza San Martín. Podríamos pasar horas analizando el ecosistema cultural de cada uno y nunca acabaríamos.
Aparte de esta plataforma, ¿a qué te dedicas?
Soy productora audiovisual y asesora en comunicación. Además, tengo un club de vinos que se llama Sed Wine Club and Merchant. Siempre he tenido intereses diversos y siempre busco colaborar en proyectos independientes.
¿Qué te gusta de tu trabajo?
Lo que más me gusta es la colaboración con distintas personas del sector audiovisual, artístico, cultural o corporativo con las que trabajo, así como la libertad que tengo de crear productos, experiencias y piezas audiovisuales y de comunicación. Como productora, es un placer buscar distintas experiencias, conocer más y aprender de ellas.
¿Qué otros trabajos has tenido?
Empecé como fotógrafa en las publicaciones de sociales y como asistente de producción. Continué como ejecutiva de cuentas en contenidos digitales y en desarrollo de marcas en agencias de publicidad, como McCann, para el sector retail, moda y lifestyle. Luego me enfoqué principalmente en producción y desarrollo audiovisual, etapa en la que colaboré al interior de agencias y en proyectos independientes junto a casas realizadoras. La producción es un campo muy amplio y ahora que agregué gestión cultural veo claramente cómo ambas se complementan.
¿Qué te pareció tu Carrera de Comunicación en la Universidad de Lima?
Creo que estudiar Comunicación me ha dado las herramientas y ha formado mi manera de entender el mundo como lo hago hoy. Valoro la libertad que nos dieron los profesores para crear o hacer sin limitarnos. Siempre asumimos responsabilidades. En ese sentido, admiro mucho a los profesores que me enseñaron. Todos estaban abiertos a escuchar, conversar o debatir, algo que, actualmente, es vital recordar y mantener. Creo que hay mucho campo por desarrollar como comunicadores, en todos los ámbitos. Esta carrera ha cobrado una importancia sustancial en el contexto en el que vivimos y contar con un comunicador es necesario para cualquier institución o proyecto.
¿Qué recuerdas o qué valoras de la vida universitaria que llevaste en la Ulima?
Conocí a los mejores amigos que he podido encontrar y con los que hasta ahora tengo un grupo muy fuerte. Conocí a profesores increíbles, a quienes admiro mucho, tanto de mi Carrera como de otras. Si en algún momento algo me pareció difícil, ahora lo recuerdo con bastante cariño. Creo que aproveché muy bien mi vida universitaria: estudié mucho y también me divertí mucho.