Lissy Vega Centeno es abogada asociada en el Estudio Garrigues, desde septiembre del año pasado. Se encarga de los temas de derecho regulatorio y administrativo y ofrece asesorías a entidades públicas y a empresas privadas que contratan con el Estado. Lo que más disfruta de su trabajo es cuando enfoca un caso multidisciplinariamente, porque siente que aprende mucho y el trabajo se vuelve muy dinámico.
Ella es egresada de la Universidad de Lima, se ha especializado en derecho de la construcción y contrataciones públicas. Ama su profesión y asegura que la Universidad de Lima le dio las bases de su aprendizaje.
¿Cómo es tu día a día?
Asesoramos a entidades del Estado y a empresas privadas que participan en licitaciones o concursos públicos, en las diferentes etapas del proceso. El estudio tiene bastante experiencia en temas de financiamiento de proyectos y reestructuración de deudas, así que en el área en la que participo damos el soporte regulatorio. En temas de derecho administrativo y regulatorio vemos cómo funciona el contrato con el Estado, desde la postulación en el proceso de selección y durante la ejecución del contrato. Además, ahora que el estudio ha incorporado el área de litigios y arbitraje, tenemos una interacción bastante fluida en esos temas.
¿Qué clientes son los que más solicitan la asesoría?
Tenemos clientes de todo tipo. Las empresas privadas tienen abogados in house, pero muchas veces necesitan el soporte de un estudio especializado en ciertos temas y es ahí donde participamos nosotros. También asesoramos a organizaciones del Estado y entidades financieras.
¿Cómo se lleva a cabo la asesoría?
La asesoría es bastante integral. La idea no es solo ayudar en un área, sino en todas las especialidades involucradas: regulatorias, corporativas, laborales, tributarias, etcétera. Dependiendo de la consulta, se asigna a una persona de cada área, formamos un equipo de trabajo en función de lo que el cliente necesita y así abordamos sus problemas.
¿Qué involucra el derecho administrativo y regulatorio?
Temas muy variados, desde permisos, contrataciones con el Estado, proyectos de infraestructura pública y más. En este terreno, las normas cambian constantemente, siempre hay criterios y disposiciones nuevos, así que hay que actualizarse constantemente. En general, todos los abogados debemos actualizarnos permanentemente para estar al tanto de las variaciones en las normas en el tiempo.
¿En qué temas ves una mayor preocupación por parte de tus clientes?
En el cumplimiento de normas. Son bastante incisivos en ese tema, no solo las empresas privadas, sino también las del Estado. Además, ahora el sector de la construcción está muy sensible, los órganos de control están muy atentos y las entidades se muestran un poco temerosas al tomar decisiones.
¿Siempre has estado ligada al tema de contrataciones públicas?
Sí, ahí es donde he acumulado mayor experiencia. Empecé siendo practicante en EsSalud, donde aprendí mucho sobre el tema desde la perspectiva del Estado. Luego practiqué por varios años en el Estudio Echecopar, donde el panorama se extendió muchísimo y la cantidad de temas involucrados aportó bastante a mi carrera. De esa manera me inicié profesionalmente y desde un principio el tema me encantó. Tengo una especialización en derecho de la construcción y he trabajado en constructoras como Conalvías y GyM, del grupo Graña y Montero, así que he ganado bastante experiencia en obras con el Estado también. Disfruto la dinámica que se establece es estos temas, es bastante rica.
Ahora que estás en un estudio de abogados, ¿en qué se diferencia tu trabajo actual con respecto a la dinámica de una empresa?
Diría que la mayor diferencia entre una empresa y un estudio de abogados es que una empresa te permite interactuar con profesionales de otras disciplinas, lo que aporta mucho al crecimiento profesional, que no es únicamente legal, y también te da la oportunidad de especializarte en un rubro específico. En un estudio de abogados el aprendizaje es distinto, totalmente dinámico, todos los días se aprenden temas nuevos, conoces a cada cliente y cada proyecto, en diferentes sectores del mercado y especialidades del derecho. Es un gran reto profesional.
¿Es lo que más te gusta?
Definitivamente. En estos momentos de mi carrera estoy aprendiendo y disfrutando de todos los temas. El grado de aprendizaje en asuntos legales en un estudio de abogados se eleva a un 400 %. Incluso el nivel de análisis es mucho más profundo y bastante enriquecedor. Por supuesto, hay estrés, como en todo trabajo, pero la interacción con las diferentes áreas enriquece muchísimo el trabajo de todos.
¿Siempre tuviste la idea de dedicarte al derecho administrativo?
Mi sueño era estudiar Derecho, desde chica, pero no sabía en qué me especializaría. Cuando ingresé a la Universidad de Lima, pensé que me dedicaría a la línea empresarial, pero no fue así. Comencé viendo contrataciones públicas y me encantó el tema, así que continué en eso.
¿Te ayudó la formación que recibiste en la Universidad de Lima en cuanto al tema en que te has especializado laboralmente?
Claro que sí, la Universidad me pareció extraordinaria. Yo empecé a practicar muy temprano y al llevar los cursos pensaba cómo aplicar todo lo que aprendía al área en que me estaba desarrollando. También he llevado el curso de posgrado de Procedimiento y Ejecución de Obras Públicas en la Universidad de Lima, que me pareció muy bueno. En general, la Universidad fue genial para mí.