La Pontificia Academia para la Vida ha acordado, por unanimidad, incorporar al ex alumno y profesor de la Carrera de Derecho de la Universidad de Lima Ronald Cárdenas como miembro. En las siguientes líneas, el docente ofrece mayores alcances sobre la Pontificia Academia para la Vida, comenta sobre bioética y la responsabilidad que asume día a día en su tarea de formar profesionales con una base humanista.
¿Qué labores realiza la Pontificia Academia para la Vida?
El papa Juan Pablo II la creó en febrero de 1994, en el Vaticano. Antes ya existía la Pontificia Academia para la Ciencia. Su objetivo es estudiar los principales problemas en biomedicina, derecho y problemas sociales en relación con la promoción y defensa de la vida. La idea es que la academia sirva como un foco de reflexión para apoyar al Vaticano en las opiniones y decisiones que debe tomar. No se trata de difundir lo que hace el Vaticano, más bien es un consejo de personas que se reúnen para discutir temas, como derechos de la tercera edad, las virtudes y el sentido de la vida; siempre abordados de manera interdisciplinaria.
¿Quiénes conforman la academia?
Está compuesta por académicos, profesores universitarios de distintas áreas. Hay biólogos, filósofos, abogados, químicos, neurólogos, psicólogos, etcétera.
¿Cómo lo eligieron miembro correspondiente?
La academia tiene una plaza para el Perú. El representante anterior era el doctor Edgar Tejada. Al terminar su período, fui propuesto por él y elegido por unanimidad. Voy a tener el honor de ser miembro y eso significa que asistiré a una reunión anual en el Vaticano, donde tienen lugar las asambleas, en el mes de febrero o en marzo. El 3 de marzo de 2016 se celebrará la ceremonia de incorporación y luego habrá una audiencia de bienvenida con el papa e inmediatamente después un seminario de dos días de trabajo. Aparte, la academia se reúne en momentos en que lo solicita el director o el Vaticano mismo, o ante un evento particular de interés.
¿Cómo recibió este nombramiento?
Para mí fue algo impensado. El doctor Tejada me propuso, presenté mi currículum y mis datos personales. Me informé acerca de los miembros, encontré a profesores a los que he leído con admiración y a una diversidad de profesionales, lo cual hace más rico el debate. Me siento muy agradecido y he aceptado como una manera de honrar la formación que he recibido. La Universidad de Lima tiene una impronta humanista, he recibido una formación humanista y ahora debo honrar esas enseñanzas y estar a la altura de ello.
¿Cuál es su especialidad dentro del derecho?
Tengo dos especialidades. Hice una maestría en derecho civil y comercial, y otra en bioética y biojurídica, que me imagino habrá interesado al Vaticano. Es una disciplina relativamente nueva.
¿Podría explicar qué temas se tratan en bioética?
La bioética tiene que ver con la defensa de la dignidad e integridad del ser humano frente a descubrimientos tecnológicos, por ejemplo, en fecundación asistida, eutanasia, aborto, derechos del paciente enfermo, medio ambiente, el derecho de la persona a tener una vida adecuada, etcétera. Esta es una disciplina que aparece en los años 70 y se ha tratado mucho en las facultades de medicina, y en derecho recién se está tratando. A nivel internacional, la bioética es un curso obligatorio; aquí la estudiamos dentro de distintos cursos, pero es una disciplina nueva que tiene un desarrollo muy interesante, hay que crear conciencia al respecto.
¿Qué lo motiva a enseñar?
Me interesa mucho la búsqueda de la verdad, de la justicia, de la libertad, y uno debe compartir eso con los demás, especialmente con los más jóvenes. Enseñar me enriquece, me ayuda a seguir intentando crecer como persona, es una forma de servir a la sociedad. Creo que quienes tenemos el privilegio de estar en la docencia tenemos una noble y enorme responsabilidad. El objetivo del profesor es despertar curiosidad entre los alumnos, no ponerles ideas, sino motivarlos a buscar respuestas. Yo agradezco haber tenido grandes maestros, como Carlos Fernández Sessarego o Francisco Miró Quesada Cantuarias, con ellos aprendí a ver el derecho no solo como una profesión, sino como una experiencia de vida.
¿Qué cree que necesitan los estudiantes actualmente?
Necesitan desarrollar una ética para autorregularse, para que sean artífices de su destino, forjar su vida a partir de sus propias decisiones, no actuar en función de lo que los demás digan.