Orlando Marchesi, abogado Ulima, será ‘country senior partner’ en PwC

Orlando Marchesi, egresado de la Carrera de Derecho de la Universidad de Lima, se siente orgulloso de los profesionales que trabajan en PwC, donde él se desempeña como socio líder de Tributación y Legal hasta el mes de junio. A partir del primero de julio será country senior partner en esa empresa. A continuación, comenta los retos que ese nuevo cargo implica, así como temas de tributación que requieren un cambio en nuestro país.

¿Qué labores realizas día a día en PwC?
Día a día, como el socio a cargo del Departamento de Impuestos, asesoro sobre temas técnicos a mis clientes. Adicionalmente, administro un negocio, lo cual implica buscar oportunidades nuevas para la firma, mejorar nuestra presencia en los principales grupos económicos, optimizar continuamente nuestra oferta de servicios y ofrecer servicios integrales que solucionen los problemas de nuestros clientes. También hay que preocuparse mucho por el personal, pues profesionales buenos y motivados prestan mejores servicios y hacen más entretenido el trabajo.

¿Qué retos supondrá ser el country senior partner de PwC?
Creo que el primero es alinear hacia un mismo norte a los más de mil empleados que tenemos, estandarizar la experiencia de trabajar con PwC, en todos nuestros servicios, y exponer nuestras ideas en el mercado. Somos la firma de servicios profesionales más grande del mundo y tenemos acceso a mucho conocimiento, de manera que uno de los grandes objetivos será ponerlo a disposición de nuestros clientes de forma rápida y efectiva. Ya no solo me encargaré del negocio de Impuestos, sino de toda la firma, que en PwC se divide en Auditoría, Consultoría de Negocios y Legal e Impuestos. Si bien la dinámica de trabajo en la línea de Consultoría de Negocios no es muy diferente a la de mis labores actuales, Auditoría sí es un negocio diferente. Creo que la labor no va a ser fácil, pero tampoco hay que empezar de cero. Hay muchísimas cosas que ya hemos hecho y que hacemos bien, y algunas otras que podemos mejorar. Cuento con un equipo muy profesional y con excelentes socios a cargo de cada línea de servicios.

¿Qué te agrada más de tu trabajo?
Lo que más me gusta es la gente. En PwC tenemos excelentes profesionales, personas muy empáticas y comprometidas con su trabajo, de las cuales puedes aprender mucho. Yo soy abogado de profesión, pero tengo muchos compañeros de trabajo que son administradores, contadores, ingenieros, economistas, y eso me permite tener una visión diferente de las cosas. Soy una persona muy social, me gusta la interacción con mis equipos de trabajo, con mis socios, y creo que hacemos un excelente equipo, que es lo principal.

¿Cómo llegaste a especializarte en tributación?
A mí, originalmente, me gustaba mucho el derecho civil, pero cuando empecé a trabajar en esa especialidad encontré que la naturaleza del trabajo no era tan atractiva como la imaginaba cuando estudiaba. La parte que no me gustaba era el recorrido por las secretarías de juzgado, que en mi época estaban por todo el Centro de Lima. Hacia el último año de universidad, llevé el curso Práctica Tributaria, que en ese momento dictaba la doctora Cecilia Delgado, hoy presidenta del Consejo Directivo del Instituto Peruano de Derecho Tributario, del cual formo parte yo también. Me gustó mucho el curso y la forma en que Cecilia hizo atractivo un tema que, en el papel, sonaba aburrido para los estudiantes. Entonces empecé a buscar otras opciones profesionales para practicar, ligadas a tributación, y encontré por medio de unos amigos de la Universidad una oportunidad en una sociedad de auditoría que en esa época se denominaba Big 6 (Coopers & Lybrand, la cual se fusionaría luego con Price Waterhouse, formando PricewaterhouseCoopers o PwC).

Entré en 1993 e identifiqué que ese era el trabajo que me gustaba: tenía una buena cartera de clientes, tanto locales como transnacionales, y tenía la oportunidad de interactuar con una administración tributaria nueva, con mentalidad renovada y muy profesional.

¿Qué aspectos principales habría que mejorar en tributación en el país?
Necesitamos un sistema tributario menos punitivo. Actualmente tenemos un sistema de multas por infracciones que ni siquiera causan perjuicio al fisco. Por ejemplo, equivocarte en declarar el crédito fiscal de IGV. Aun cuando no lo apliques contra un débito fiscal, igual tienes una multa. Si declaras una pérdida tributaria indebida, aun cuando no la apliques contra una renta, tienes una multa. Esto se repite en varias situaciones en el sistema y desconcierta al inversionista o al empresario el hecho de que se generen pasivos tributarios por errores absurdos. Por supuesto que las empresas más grandes tienen mejores profesionales o asesores externos que los ayudan a determinar sus impuestos adecuadamente, pero alrededor del 90% de las compañías son medianas y pequeñas, no necesariamente tienen los recursos para contratar a profesionales que manejen una gestión tributaria eficiente. Entonces, si multiplicas los errores o las multas que se pueden generar por estas empresas, se genera un problema grande. Por otro lado, las multas son muy altas. Considero que deben ser lo suficientemente altas para ser un desincentivo para conductas inadecuadas, pero suficientemente razonables para que el infractor pueda pagarlas y seguir operando. Cuando las multas son demasiado caras, la opción de varios contribuyentes es dejar morir esa empresa y abrir otra, por lo que el efecto resulta negativo, finalmente.

¿Existe alguna posibilidad real de que los informales se formalicen?
Sí, existe.

¿Qué haría falta para que esto suceda?
Hace falta una combinación de dos cosas. La primera es dar incentivos para que se formalicen, es decir, tener regímenes especiales o escalonados para ayudar a las pequeñas empresas a formalizarse, luego de lo cual pasen al régimen general. Debemos simplificar procedimientos y regulaciones. Pero, a decir verdad, regímenes especiales ya existen desde la primera reforma de 1994, y no por eso tenemos más formalización. Nos falta hacer cumplir la ley. Ese es uno de los grandes problemas en el Perú: hay muy poca cultura de cumplimiento. En la medida en que no cambiemos eso, por más leyes o incentivos que creemos, no vamos a conseguir que la gente se formalice.

Ya que hay una institución sancionadora que cobra fuertes multas a las empresas cuando estas cometen un error voluntario o involuntario, ¿a quién correspondería ejercer una labor de educación o prevención para evitar estos errores?
Eso depende de a quién se asignen los recursos para las campañas. Creo que lo lógico sería que el Ministerio de Economía y Finanzas asigne fondos a la Sunat para realizar las campañas de educación o de formalización. El problema del incumplimiento no es nuevo, es un problema cultural de muchos años. Tenemos que cambiar, pero esto no sucederá de un día para otro. Habrá que hacer campañas de valores, no solamente en cumplimiento tributario, sino para enseñar a los más jóvenes que los modelos a seguir son aquellos de gente que cumple. Cuando el empresario admirado sea quien cumple con sus trabajadores y paga sus impuestos a tiempo, y el padre admirado sea el responsable que educa a sus hijos, que está ahí para la familia o el que paga los alimentos, ese día tendremos un mejor país.

¿Podrías mencionar algunos cursos de especialización que hayas realizado luego de la universidad?
Creo que un buen complemento de mi carrera de Derecho fue el MBA que seguí. Lo llevé a cabo en una universidad canadiense y le dio un contenido muy interesante a mi formación profesional, en la parte de negocios. En PwC se aprende a administrar cuentas con clientes, luego a administrar el negocio. Hacer una maestría en administración ha sido para mí un factor de éxito clave en mi carrera. Algunos amigos, varios de ellos ex alumnos de la Universidad de Lima, optaron por la misma fórmula (la carrera de Derecho y un MBA), y les ha ido bien profesionalmente con esta combinación.

¿De qué manera piensas que la Universidad de Lima te ayudó en tu carrera profesional?
Me parece que la Universidad le dio un enfoque muy interesante a mi formación profesional: muy ligado a la asesoría empresarial en los temas comerciales, societarios y tributarios. El enfoque que tenía en esa época la Universidad de Lima, y que yo aprecio, consistía en preparar a los estudiantes para ser buenos asesores o muy buenos gerentes legales de empresas. La influencia de los profesores que tenían ese background se evidencia en la formación que nos dieron. Entiendo que aún es así y creo que ese es uno de los principales activos de la carrera.