Pocos saben que detrás de su vasta experiencia como abogado tributarista y autor de libros y artículos en revistas especializadas, Jorge Bravo Cucci es amante de la música electrónica y, además, es disc jockey. Abogado por la Universidad de Lima, socio del estudio Picón & Asociados y tributarista del año en el Perú (2010), Jorge Bravo Cucci es una persona sosegada que se da un tiempo para hacer de todo, a pesar de sus múltiples ocupaciones.
¿Desde cuándo trabaja en el estudio de abogados Picón & Asociados?
Llevo aquí tres años. Somos un estudio especializado en temas tributarios, una boutique tributaria.
¿Cuál es el caso más complicado que ha tratado?
Te puedo comentar el caso más raro. Fue uno en el que el Estado le llegó a cobrar impuestos a la Fuerza Aérea del Perú. El tema es curioso, porque el Estado se cobró impuestos a sí mismo, lo cual yo mencioné durante el juicio. No era razonable, porque no existe una obligación con uno mismo. Infortunadamente, la Sunat le logró ganar el caso a la Fuerza Aérea del Perú y lo que recaudó fue a parar al mismo erario público. Este caso lo recuerdo como uno de los más extraños en los que he trabajado.
¿En qué momento se dio cuenta de que le gustaba la tributación?
Para mí la tributación se inicia cuando llevé el curso de Derecho Tributario I, en el octavo ciclo. Desde entonces no he dejado esta especialidad. En ese entonces había todavía más informalidad en el país, la recaudación de impuestos no era tan dinámica como es ahora. La realidad era otra y no existía la Sunat, sino la Dirección General de Contribuciones, había muy poca cultura tributaria, muchísima informalidad. La creación de la Sunat ha sido uno de los mayores aciertos, porque le ha dado un impulso a la formalización de la economía. Por supuesto, esto ha generado que la profesión de tributarista cobre mucho auge.
Hay muchas empresas preocupadas por la recaudación de impuestos.
La labor de la Sunat, que consiste en verificar permanentemente el cumplimiento de las obligaciones tributarias, implica que las empresas estén debidamente asesoradas para cumplir adecuadamente las normas tributarias y no cometer errores.
¿Le parece que así como hay una labor de fiscalización debería haber también una educativa?
Me parece que no hace falta en Lima, pero sí en provincias. Falta que el Estado difunda la razón de ser del pago de los tributos, el ciudadano peruano necesita entender esta idea. Se piensa que es una carga pesada, cuando en realidad pagar los tributos es un deber de tipo patriótico. Si el peruano entendiera eso, se sentiría orgulloso de pagar tributos.
¿Cómo es en otros países?
En otros países, el Estado difunde los beneficios de la tributación, inclusive a nivel artístico. En Colombia, por ejemplo, se fomenta el pago de impuestos de esa manera, y los contribuyentes se sensibilizan a través del arte. Se percibe la administración tributaria, no como un ente cobrador, sino como uno que es capaz de organizar un evento gratuito, donde se difunde el arte, la pintura, la cerámica.
Usted también es profesor en la Universidad de Lima.
Sí, enseño Planeamiento Tributario Empresarial en la Maestría en Tributación y Política Fiscal de la Universidad de Lima. Y enseño también en otras universidades: ESAN, Universidad de San Martín de Porres, Pontificia Universidad Católica del Perú, Universidad de Piura, Universidad de San Antonio Abad.
¿Cómo se da tiempo para cumplir con todas sus obligaciones?
Yo creo que cuando uno es metódico y ordenado puede realizar cosas que ni se imagina. Si no tuviera disciplina, no podría ejercer mi profesión y la docencia al mismo tiempo. Además, me gusta escribir, tengo más de 200 artículos publicados, voy a conferencias en el Perú y el extranjero, también escribo libros y voy a formar parte de un grado de una tesis doctoral en Chile. Es muy importante tener una metodología y orden para hacer las cosas y, obviamente, asumir una actitud positiva frente a la vida. De esa manera no existen obstáculos infranqueables.
¿Siempre ha sido muy estudioso?
No siempre he sido así. En mis primeros años de juventud me ganaba la rebeldía, como a muchos jóvenes. Con el tiempo encaucé esa rebeldía para generar cosas positivas, para estudiar, investigar y generar cambios en el ordenamiento jurídico. La Universidad de Lima me sirvió mucho para eso, realmente le debo mucho a mi alma mater, que me ha permitido ser quien soy.
¿Podría mencionar uno de los logros de su carrera?
Mi primer logro fue el primer libro que escribí, Fundamentos de derecho tributario, que es uno de los pocos que se han escrito en materia tributaria en el Perú. Lo escribí en el 2003, hace ya 13 años, y no hay otro semejante, lo cual es una muestra de que en el Perú no se investiga mucho. Ese, para mí, fue un logro importante. Comenzó como una separata que escribía para el curso que dictaba a mis alumnos; ellos me pedían libros y, como no había, hice separatas para mis clases, Al final, me di cuenta de que era un libro y hoy se lee no solo en el Perú, sino también en Ecuador, Argentina, España y Chile.
Seguramente no tiene oportunidad de cultivar un pasatiempo.
Aunque no lo creas, sí. No todo es el derecho. La recreación es una parte importante de la vida y eso les enseño a mis alumnos. Si quieres ser bueno en algo, necesitas dedicarte a ese tema y, paralelamente, desarrollar el aspecto lúdico, el arte, el canto, la pintura, etcétera. En mi caso, la música. No interpreto, pero escucho. Me gusta la música, enriquece mucho mi labor creativa. También escribo novelas.
¿Qué tipo de música le gusta?
Mis gustos son muy variados. Disfruto la música electrónica, el rock alternativo, también la música clásica, el tango.
¿Tiene hijos?
Tengo un hijo de 15 años, que pronto decidirá la carrera que va a estudiar, probablemente Arquitectura.
¿Comparte con él su gusto por la música electrónica?
Sí. Y no te he contado que también soy disc jockey. Uno de mis sobrinos me comentó una vez que él era disc jockey y me animó a inscribirme en un curso, así que fui al DJ College y me pareció fantástico. Descubrí que la labor del disc jockey es parecida a la del profesor. Ambos leen al público y dirigen sus contenidos, dependiendo de la audiencia. Ser disc jockey me ha llevado a explotar mi lado creativo y hasta me han pagado por eso. Yo me divierto mucho.