Graduado Ulima obtiene la Beca Chevening

Francisco Ochoa tiene más de diez años de experiencia en el análisis normativo y en la mejora de políticas regulatorias, en Indecopi. Si bien la técnica usual de regulación del Estado se basa en las sanciones y las normas, para él es necesario aplicar el análisis conductual y un enfoque educativo.

Francisco estudió Derecho en la Universidad de Lima y ahora está estudiando la Maestría en Ciencias Cognitivas y de las Decisiones de la University College London por medio de la Beca Chevening. Su objetivo es obtener herramientas para entender cómo los individuos y los grupos toman decisiones y cómo se comportan.

Recientemente obtuviste la Beca Chevening para estudiar una maestría. ¿Podrías comentarnos cómo fue el proceso de postulación?
Esta es una beca que otorga el Gobierno británico, a la cual postulan alrededor de sesenta mil personas en el mundo, de las cuales son seleccionadas aproximadamente mil cuatrocientas. En el Perú han resultado ganadoras siete personas este año, todas de diferentes profesiones. Postulé el año pasado y pasé por una serie de etapas en las que evaluaron el perfil profesional y académico, así como el aporte que cada postulante puede realizar en su país, terminados los estudios. La verdad fue una grata sorpresa recibir la noticia y es un gran orgullo poder representar al país en este grupo.

¿Cómo se relacionan tus estudios de maestría con tu experiencia y formación profesional?
Se trata de la Maestría en Ciencias Cognitivas y de las Decisiones de la University College London (M. Sc. Cognitive and Decision Sciences), la cual pertenece al campo de la psicología experimental. Trata de brindar herramientas para entender cómo los individuos y los grupos toman decisiones y cómo se comportan. Tengo más de diez años de experiencia profesional en el análisis normativo y en la mejora de políticas regulatorias. En este tiempo he notado que hay muchas cosas por mejorar, sobre todo en la comprensión y el análisis del comportamiento de las personas para que cumplan con las leyes, lo cual se aplica a ciudadanos, consumidores, empresas y al Estado. 

Por ejemplo, ¿qué cosas podrían mejorarse?
La técnica usual de regulación del Estado es mediante las sanciones y normas que nos prohíben o nos obligan a hacer algo. Sin embargo, es necesario aplicar el análisis conductual cuando se pretende influenciar en la toma de decisiones. Los abogados confiamos en que las personas acatarán las normas sobre la base de un análisis económico (costo-beneficio, qué tanto conviene o no conviene portarse bien en función de una multa o sanción). No obstante, sabemos que muchas de nuestras decisiones no son tan racionales y tienen otros componentes. De ahí, mi interés en explorar campos de la psicología, que me ayuden a entender las actitudes y procesos cognitivos de las personas, pero desde el sector público.

¿Cómo te ha ido en los estudios hasta el momento?
Las clases comenzaron en octubre de este año, pero debido a las restricciones de vuelo a causa de la pandemia, estoy llevando el primer ciclo en Lima. A inicios del próximo año viajaré a Londres para continuar los estudios. Sinceramente, es un gran reto. Nos están enseñando a realizar experimentos, para medir y evaluar hipótesis sobre cómo aprenden las personas, cómo razonan y se comportan. Llevo cursos de estadística, econometría y manejo de datos, además de cursos de psicología. Estas son materias a las que un abogado no está acostumbrado y resulta difícil al comienzo. Sin embargo, serán útiles al momento de aplicar estos conocimientos en el campo de la política pública. 

Te parece interesante, entonces…
Esta maestría es muy interesante, porque en el derecho uno se basa en la argumentación y la lógica. Para probar algún tipo de afirmación, los abogados no tenemos más herramientas que la retórica y la ley. Pero generar cambios reales en la vida de las personas requiere tener evidencias y mostrarlas a la sociedad. Para eso es necesario tener ciertas metodologías de recolección y análisis de datos. En la maestría hay alumnos que vienen de diferentes profesiones, sobre todo psicólogos, pero también hay ingenieros, economistas, entre otros. Creo que yo soy el único abogado. Lo interesante es que todos se enriquecen por el enfoque multidisciplinario de la clase.

Cuéntanos de tu experiencia profesional. ¿Cuándo entraste a trabajar al Indecopi?
Como abogado, entré en el año 2008, pero comencé antes como practicante. Ahora soy secretario técnico del área de Barreras Burocráticas a nivel regional (jefe de área). He participado en la creación de los principales criterios del Indecopi sobre el tema, así como en el diseño de las últimas dos legislaciones en esta materia. En 2017 me asignaron la dirección de una nueva oficina, encargada de fortalecer las comisiones regionales del Indecopi, las cuales operan fuera de Lima. 

¿De qué trata exactamente el tema de barreras burocráticas?
Indecopi tiene siete grandes áreas a su cargo, vinculadas con la protección del mercado (consumidores y empresas). Una de ellas es la de eliminación de barreras burocráticas. Trata básicamente de remover regulaciones administrativas que afectan innecesariamente los negocios y trámites de las personas. Es una labor de desregulación en favor del ciudadano y del empresario. Este mecanismo de eliminación de barreras es único en el mundo, ya que normalmente en otros países ese tipo de control lo realiza el Poder Judicial. En el Perú, lo tenemos desde hace veinte años, y ha sido motivo de premios a nivel internacional. 

¿Podrías ofrecer ejemplos de las regulaciones que se llevan a cabo?
Los ejemplos abarcan desde temas de transporte hasta regulaciones de salud, construcción o servicios públicos. Algunas reglas que impone el Estado pueden parecer adecuadas, pero podrían ser excesivas en cuanto a sus efectos negativos para las empresas, o, incluso, podrían no lograr las finalidades públicas a un alto costo. Por ejemplo, la autoridad de transportes podría pedir que, para obtener una autorización, se cuente con un patrimonio de un millón de soles. Pero para ello debe sustentar cuál es la finalidad y qué problema busca solucionar. Si no se justifica esta regla, debe eliminarse. Para que funcione bien el mercado, no basta proteger al consumidor, sino también a las empresas y al pequeño emprendedor. Tiene que haber un equilibrio. 

¿Podrías detallar algún proyecto retador en el que has trabajado?
Mi mayor reto en Indecopi ha sido iniciar e implementar la Secretaría Técnica Regional de Eliminación de Barreras Burocráticas (SRB). En el 2017 nos dimos cuenta de que todos los beneficios del sistema de eliminación de barreras estaban enfocados en Lima, pese a que Indecopi tiene presencia en todo el Perú y que las regiones tienen una participación importante en la economía nacional. Por ello propusimos, en Indecopi, la creación de una unidad especializada para repotenciar el trabajo en esta materia y llevarlo a escala nacional. Afortunadamente, la alta dirección acogió la propuesta y dispuso la creación de la SRB. El reto consistió en formar una oficina desde cero, reclutar personal y trabajar con las oficinas y funcionarios en el interior del país. La realidad en las provincias del país es compleja y la forma de trabajar es diferente. Viajamos a ciudades alejadas para fiscalizar y monitorear el tema regulatorio, pero con un enfoque preventivo y más educativo. La idea era conseguir iguales o mejores resultados que los obtenidos en Lima, por eso intentamos un enfoque que funcionó bien durante años en la oficina de barreras burocráticas de Lima, basado en el uso de herramientas educativas y orientadoras antes que en las sanciones. Enviamos cartas explicando cómo cumplir con la ley y luego realizamos talleres. Esta estrategia permitió, en tres años, que los funcionarios corrijan su normativa y eliminen voluntariamente más de diez mil barreras burocráticas. 

¿Qué tipo de problemas pueden generar las barreras?
Por ejemplo, una entidad pública que tiene normas de difícil o imposible cumplimiento, o demasiadas reglas, puede generar que las empresas pretendan removerlas mediante soluciones al margen de la legalidad. Las excesivas regulaciones también generan informalidad, ya que no existen incentivos para que las personas recurran al Estado para registrarse. 

¿Cómo asumes este cambio radical que tomará tu vida el próximo año, al hacer una pausa en el trabajo y vivir en otro país?
Esta fue una decisión difícil, porque involucra poner un alto a mis actividades como líder de una oficina y volver a la vida de estudiante. Sin embargo, sentía que para concretar mis planes sobre cambiar la manera de hacer política pública, necesitaba explorar campos diferentes al derecho y la economía con una segunda maestría. Creo que uno nunca termina de aprender y a veces es necesario salir de la zona de confort para lograr grandes cosas. 

¿Cuáles son tus planes luego de terminar tu maestría?
En el sector privado, las ciencias del comportamiento se usan mucho, sobre todo en las empresas, para llegar al consumidor y que este adquiera sus productos, para lo cual deben explorar qué logra realmente influenciar sus decisiones. Mi idea es aprovechar estos enfoques psicológicos para el sector público, enseñando y orientando a las entidades públicas a que se conviertan en arquitectas de decisiones cuando crean normativa y regulaciones. Mi proyecto involucra brindar herramientas de capacitación y consultoría a servidores públicos y autoridades de todo nivel de gobierno (municipal, regional y Poder Ejecutivo), que les permitan moldear la conducta de los ciudadanos y empresas en todo sector (financiero, transportes, telecomunicaciones, energético, etcétera), en favor del interés general. 

¿En qué hiciste tu primera maestría?
En el 2014 seguí la Maestría en Regulación (M. Sc. Regulation) de London School of Economics and Political Science. Ahí aprendí a ver las regulaciones de una forma poco tradicional, más allá de generar leyes y sanciones, desde un punto de vista multidisciplinario. Por primera vez, conocí las técnicas nudge (“empujoncito”, en inglés), que permiten que el Estado use enfoques psicológicos en las políticas públicas.

¿Cómo fue tu experiencia en la Universidad de Lima?
Al decidirme por una carrera universitaria, tenía claro que quería hacerlo en la Universidad de Lima y no en otra, porque combina muy bien la parte teórica con la práctica. El alumno Ulima se preocupa mucho por entrar al mercado laboral y los profesores lo alientan en ese camino. Además es muy competitivo, sobre todo al enfrentar los problemas en la parte práctica. Somos pragmáticos y creativos. Ese espíritu es el que he llevado a mi trabajo como funcionario público y como docente. Luego de la primera maestría traté de llevar los nuevos contenidos de regulación a las aulas universitarias, y en el 2019 tuve la oportunidad de ser convocado como profesor en la Universidad de Lima y pude crear dos nuevas asignaturas en el currículo de Derecho, las dos vinculadas con la mejora regulatoria.