Durante su carrera profesional como abogado, Héctor Figari Costa ha tenido la suerte de atender temas sobre competencia, telecomunicaciones y tecnología. Ahora, tras una década de aprendizaje y crecimiento en la Gerencia Legal y de Asuntos Corporativos de Microsoft, inicialmente en el Perú y luego de manera regional, ha vuelto a la práctica independiente como socio en el estudio Salazar & Zúñiga Abogados, una firma joven pero con socios de gran experiencia. Él estudió Derecho en la Universidad de Lima, y siguió una maestría en Leyes en la Facultad de Derecho Pritzker de la Universidad Northwestern.
Después de diez años en Microsoft, ¿qué te motivó a regresar a la práctica independiente?
Durante mi carrera, he tenido la suerte de encontrar retos muy interesantes. Después de diez años de mucho aprendizaje y crecimiento a cargo de la Gerencia Legal y de Asuntos Corporativos de Microsoft, inicialmente en el Perú y luego de manera regional en Ecuador, Perú, Bolivia, Paraguay, Uruguay y, finalmente, Colombia, se cierra un ciclo y se abre otro. Vuelvo a la práctica independiente como socio en el estudio Salazar & Zúñiga Abogados, una firma con un poco más de un año de creada, pero con gran experiencia acumulada por cada uno de sus miembros.
Este estudio se formó con dos socios que abordan asuntos corporativos, tributarios y laborales, quienes han trabajado juntos en una etapa anterior a la fundación del despacho. Yo también tuve la oportunidad de trabajar con uno de ellos por un buen tiempo. En suma, se trata de un estudio de “viejos conocidos”, lo que garantiza una sinergia de trabajo en equipo muy favorable para nuestros clientes y un servicio con altos estándares éticos.
¿Cuál es el aporte que vienes a introducir a esta firma?
Por mi lado, durante catorce años de vida profesional, y antes de ello inclusive, desarrollé con profundidad la práctica de la competencia, lo que incluye libre competencia, competencia leal, publicidad, protección al consumidor, propiedad intelectual, dumping y subsidios en el comercio internacional. Ese es uno de los aportes que traigo a la firma.
Por otro lado, durante mi trayectoria laboral, he tenido la oportunidad de trabajar y participar en proyectos de telecomunicaciones muy interesantes, que están unidos a los temas de tecnología, así que también traigo ese expertise.
Además, en los últimos doce años en el Perú, se han impulsado normas relacionadas con la tecnología. Se puso en práctica la firma y los temas de contratación electrónicos, al igual que la ley y el reglamento de protección de datos personales, cuya actualización debe publicarse muy pronto. Como parte de mi práctica, he estado muy involucrado en la evolución de esos temas, que han cobrado una gran importancia en la actualidad, a raíz de la transformación digital que han llevado a cabo las empresas con las implicancias regulatorias que esto supone.
¿Qué papel juega la inteligencia artificial?
En la actualidad, están muy activas las discusiones sobre ética y regulación de la inteligencia artificial, temas en los que los abogados debemos estar muy involucrados. La tecnología de inteligencia artificial avanza muy rápido y es parte de casi todas nuestras actividades diarias, profesionales y personales. Se trata de un fenómeno que va a transformar la manera en la que realizamos muchas labores. En esa línea, hay que tener la mente muy abierta y estar dispuestos a adoptar la tecnología para aprovechar sus ventajas y buscar la modernización de las operaciones en el mundo legal de una manera responsable.
¿Cuál es tu opinión sobre la regulación de la tecnología?
Creo que no se debe sobrerregular la tecnología. Hay una tendencia a buscar que todo esté perfectamente estipulado y reglamentado; pero respecto de un fenómeno que avanza tan rápidamente, ese afán puede llevarnos a tener reglas desactualizadas, o peor aún, bloqueos en el desarrollo de la tecnología. Actualmente, ya contamos con un marco regulatorio muy amigable y adecuado para las inversiones y el desarrollo de la tecnología, así como para la protección de los derechos de los ciudadanos y consumidores.
Se debe procurar un balance, en lugar de pretender la microrregulación o desarrollar en exceso las normas para cada uno de los aspectos del entorno digital. Ya disponemos, por ejemplo, de un régimen de protección de datos personales, contratación electrónica, responsabilidad, entre otros. El balance es el reto tanto para empresarios como para abogados. Este equilibrio propiciará un entorno de protección adecuada, pero promotor de los negocios, y no generará barreras que pueden hacer que nuestra población se quede aislada del desarrollo tecnológico y de todos los beneficios que trae para el país.
¿Cómo ves el tema de producción de leyes referidas a la tecnología en otros países?
En todos los países, se presta gran atención al desarrollo tecnológico, pero a la vez se tiene mucho cuidado con el tipo de normas que se emiten. La clave está en identificar cuáles son realmente las necesidades y dónde están los riesgos. No hay que rehacer todo. Los países, en general, contamos con un esquema legal que es bueno, solo hay que aplicarlo. Como señalé antes, la tecnología evoluciona muy rápido, por lo que es peligroso dictar normas específicas para cada novedad que aparezca, porque siempre estaríamos a la saga con reglas desactualizadas o estableceríamos todo el tiempo barreras para las nuevas tecnologías.
¿Cuáles son los temas de tecnología que preocupan más a las empresas y cómo pueden apoyar los abogados?
Uno de los temas principales es la privacidad de datos, que es un derecho fundamental de los consumidores. Hay una evolución de las normas sobre la protección de datos personales en todo el mundo, y muchas veces los empresarios pueden tomarlas como una barrera para el desarrollo de sus negocios. Pero, en realidad, con una buena asesoría y una mirada positiva, puede ser una gran oportunidad, primero, para adaptarse y hacer negocios de manera correcta, y, segundo, para mostrar un valor y un diferenciador muy positivo respecto de los clientes finales y los consumidores.
Una empresa que respeta los derechos de sus consumidores y, por lo tanto, respeta y maneja de manera adecuada su información de sus consumidores no solo tiene un beneficio comercial directo, sino que también genera una ventaja competitiva frente a sus clientes. Ese es uno de los puntos que hoy en día origina más preocupación, pero también mayores beneficios dentro del entorno regulatorio actual.
¿Cómo se aborda la ciberseguridad desde el punto de vista legal y regulatorio?
Hoy en día, hay estándares internacionales muy robustos y útiles para guiar las actividades de una empresa dentro de un entorno digital seguro. La parte regulatoria es muy importante, pero también lo son la parte técnica, la comunicación y la educación relacionada con la identificación de los riesgos y la forma de evitarlos. Esto es parte de la actividad que debe desarrollar cada empresa para generar confianza en sus clientes y consumidores.
¿Cómo fue tu experiencia en Microsoft?
Fue una experiencia muy interesante. Estuve a cargo no solo de la Gerencia Legal, sino también de los asuntos regulatorios y gubernamentales, lo que me dio la oportunidad de estar muy expuesto al desarrollo de la legislación y regulación vinculada a los temas de tecnología. Inicialmente, estuve en el Perú, pero mi posición se volvió regional, lo que la hizo mucho más interesante, porque me permitió comparar la evolución del mundo regulatorio en cada uno de los países en los que estuve.
Me involucré mucho en la regulación y las preocupaciones de los clientes en temas vinculados al consumo de servicios de computación en la nube. De la mano de ellos, vi todos los aspectos de la protección de datos. Más recientemente, me enfoqué en lo que hoy produce probablemente la mayor atención: la inteligencia artificial y la inteligencia artificial generativa, lo que comprendió su aplicación en proyectos de bien social.
¿Qué cambios crees que traerá la inteligencia artificial en la forma de trabajar y vivir que aún no vemos?
La inteligencia artificial ya ha traído muchísimos cambios en la forma de trabajar y lo hará aún más. Lo que venga en el futuro es un poco complejo de predecir, pero sin duda aparecerán muchos nuevos trabajos a raíz de las necesidades que se generan en este entorno. También es probable que muchas actividades evolucionen y algunas desaparezcan. Puede haber algunas preocupaciones, y son válidas, pero dentro del entorno educativo, por ejemplo, mi recomendación a los alumnos es que mantengan la mente abierta para identificar qué viene y qué oportunidades se pueden presentar.
Hoy, más que nunca, con el desarrollo tan rápido de la tecnología y su influencia tan directa en las actividades cotidianas, se vuelve aún más importante la capacitación constante. Antes, se decía que era un gran logro y una meta tener un título universitario, luego se dijo lo mismo de la maestría. Hoy, lo más importante es la educación constante, y para eso existen muchas plataformas que capacitan en temas de tecnología y otros. No se necesita ser un especialista en esta materia, pero sí se requiere entender cómo los nuevos avances afectarán las actividades de los abogados, los ingenieros, los médicos, etcétera. Así, se puede ver dónde es posible obtener una ventaja o dar un valor agregado a la profesión que uno desempeñe y mantener la relevancia del perfil profesional.
Antes de laborar en Microsoft, ¿qué otros trabajos has tenido?
Comencé como practicante, a cargo de temas de derecho procesal, primero, en la Corte Superior de Justicia de Lima, donde adquirí mucha experiencia en temas procesales, y, luego, en un estudio de abogados especializado en litigios civiles, en el que conocí la realidad de la justicia en nuestro país. Posteriormente, antes de graduarme como abogado, tuve la oportunidad de hacer el Servicio Civil de Graduandos (Secigra) en el Indecopi, en una época en la que estaba aún en formación. Fue una experiencia muy interesante y una gran escuela para mí que marcó lo que hago en mi carrera en relación con el derecho de la competencia. El Perú es uno de los pocos, si no el único país, que aglutinó todos los temas vinculados a la competencia y la propiedad intelectual en una sola entidad administrativa. Después, estuve catorce años en un estudio corporativo, el estudio Muñiz, Ramírez, Pérez-Taiman & Olaya Abogados, en el área de Derecho de la Competencia y Telecomunicaciones, a cargo de los inicios de la consultoría en tecnología. Comencé como practicante y permanecí ahí hasta ser socio.
¿Cómo fue tu etapa de estudiante en la Universidad de Lima y cómo te fue en tu carrera?
Antes que nada, debo decir que me siento muy agradecido con la Universidad de Lima. Lo primero que resalto, y lo que más me gustó, es la calidad de la plana docente. Los profesores que tuve durante toda mi carrera fueron muy buenos académicos y abogados. La carrera tenía un enfoque muy práctico y empresarial del derecho, algo que aproveché mucho. Después de culminar mis estudios, me he mantenido conectado con la Universidad, incluso he dictado clases en la Maestría en Derecho Empresarial, en temas de derecho de la competencia, lo que también ha sido una gran satisfacción para mí.