Flora Tristán, de las tablas a la conversación

Del 16 de setiembre al 2 de octubre el Teatro Central del Centro Cultural de la Universidad de Lima presentó Flora Tristán, obra escrita por el autor peruano Sebastián Salazar Bondy, y dirigida por Roberto Ángeles, que plantea un retrato de esta escritora, pensadora socialista y feminista francesa con raíces peruanas.

Las funciones del 23 y 30 de setiembre fueron muy especiales, pues luego de ellas se llevaron a cabo dos conversatorios, el primero en torno a la obra y figura de Sebastián Salazar Bondy, y el segundo alrededor de la historia de la propia Flora Tristán. Todo esto como parte de la propuesta diferente del Centro Cultural de la Universidad de Lima, que busca quebrar la cuarta pared del teatro e involucrar al público con el elenco, el director y todo aquello que se encuentra detrás de un montaje como este. Cabe resaltar que, en ambos conversatorios, se dedicaron unos minutos finales a las preguntas de los asistentes.

Autor versátil y comprometido


El primer conversatorio, dedicado a Salazar Bondy, contó con la participación de los escritores y docentes de la Universidad de Lima Jorge Eslava y Alejandro Susti, en compañía de Roberto Ángeles, director de Flora Tristán. Susti recordó a los presentes que Salazar Bondy llegó a escribir más de 2,200 artículos periodísticos y fue crítico no solamente literario sino de teatro y arte. Además, escribió crónicas urbanas, que acaban de ser publicadas por la Universidad de Lima bajo el título de La ciudad como utopía.

El docente Ulima también recordó que Salazar Bondy se fue a Buenos Aires en el año 1948, con apenas 24 años, y que a su retorno, en el año 1951, “estaba completamente convencido del papel que debía cumplir como escritor, como artista en la sociedad peruana. Regresó convencido, con la idea de que la literatura debía estar comprometida con su tiempo, debía ser un reflejo, intentar mostrar con honestidad lo que sucedía en la sociedad. Eso lo hemos visto en esta obra. Hay un pasaje, en el tercer acto, en el que esa idea está clarísima. Cuando el comisario le sugiere a Flora que se dedique a hacer novelas románticas. En ese momento ella niega por completo esa posibilidad, pues afirma el compromiso que debe tener la literatura con la realidad, con el presente, con la actualidad”.

Jorge Eslava, por su parte, enfatizó que Salazar Bondy “era un escritor poliédrico, de muchísimas facetas, y sorprenden algunos aspectos, por ejemplo la calidad altísima de su obra a pesar de la versatilidad y diversidad. Incluso rescata algunos géneros y dignifica algunos otros como la literatura infantil o el periodismo. Aunque donde más brilla es en el teatro”. Más adelante, afirmó que el autor de Flora Tristán “fue persistente, tuvo una vocación indesmayable en su trabajo intelectual, pero además tenía una columna vertebral moral, ética y política que se nota en esta obra. Por ejemplo, él también planta la bandera del feminismo. En Lima la horrible es clarísimo ese sello pro-feminista. También esta indignación legítima contra la desigualdad y la injusticia que incluso aparece en sus historias aparentemente más inocentes, como su literatura infantil”.

Hito histórico, encarnación de valentía

En el segundo conversatorio, en torno a la figura de Flora Tristán, participaron Sara Beatriz Guardia, historiadora e investigadora, y Lizet Chávez, actriz que interpretó a Flora Tristán; también en compañía de Roberto Ángeles, quien se desempeñó como moderador del diálogo.

Beatriz Guardia se refirió a la novela Peregrinaciones de una paria, escrita por Flora Tristán: “Puedo entender lo que escribió en esa obra. Puedo entender que es esta autobiografía, este contarle al papel el dolor, porque el dolor se transforma cuando lo escribes, te libera. No es solo lo que escribe sobre la unión obrera, ella empieza a ir a los sindicatos, ella empieza a hablar, ella hace lo que se llama proselitismo político. Por eso es amenazada, no porque escribe en su escritorio sobre los trabajadores y se va después. Además lo hace antes de Marx y Engels, ella se adelanta a la unión de los obreros”.

También destacó “cómo Salazar Bondy pudo hacer una visión de su vida basada en tres diálogos que ella tuvo y no son totalmente ficcionales, están escritos, existieron. Cómo Roberto Ángeles, con esta enorme capacidad de dirección, puede hacer esto de tal manera que conmueva con la música y las imágenes. Así que podríamos decir que Flora Tristán está acá, y que sus derechos, ilusiones, reivindicaciones y sueños están aquí también”.

Quien también estaba allí era Lizet Chávez, quien profundizó sobre el proceso que atravesó para darle vida, en su propia piel, a Flora Tristán: “Leí la obra y de hecho me pareció también bastante actual. Lamentablemente, porque creo que aún se sigue luchando por una igualdad de derechos. Después leí Peregrinaciones de una paria y también El paraíso en la otra esquina, de Vargas Llosa. Traté de buscar sobre su historia porque me llamaba la atención que una mujer, que un ser humano, en realidad, tenga esa sensibilidad para entender que su contexto social está equivocado, incluso su madre. Esa sensibilidad para saber que algo no está bien, porque en esa época una mujer debía aceptar al marido que le tocaba; en esa época una mujer debía aceptar las desigualdades y ni siquiera las consideraba desigualdades. Como quizá ahora muchos seguimos considerando normales cosas que en el futuro veremos como desiguales. Tener esa valentía para tanto fue lo que me llamó mucho la atención de ella. Mi acercamiento empezó por ahí, así como en el hecho de buscar, en mí misma, qué cosas he vivido en las cuales he sentido que se me ha discriminado por ser mujer”.