Ni bien terminó sus estudios universitarios, Diana Carrasco armó sus maletas y se instaló en Tumbes para trabajar en su empresa familiar de crianza y exportación de langostinos. Como buena ingeniera industrial de la Universidad de Lima, lo primero que hizo fue ordenar los procesos. Los agilizó y volvió más eficientes, mientras aprendía todo sobre la crianza del langostino. Cuatro años después, volvió a vivir en Lima, donde hoy se desempeña como directora y subgerente comercial de la empresa familiar langostinera, y se dedica a la logística y exportación.