El pasado 25 de agosto, en la ciudad de Tumbes, se llevó a cabo el evento “Cosechando innovación”, organizado por el Programa Nacional de Innovación en Pesca y Acuicultura (PNIPA) del Ministerio de la Producción. En el encuentro se dieron a conocer los resultados de los proyectos de la cadena de valor de langostinos y cangrejos en la macrorregión noroccidental. Aquellos proyectos fueron cofinanciados por el PNIPA y entre ellos fue reconocido el trabajo realizado por el equipo del Grupo de Investigación en Soluciones Tecnológicas para el Medio Ambiente, del Instituto de Investigación Científica (IDIC) de la Universidad de Lima.
El grupo de investigación del IDIC está encabezado por Javier Quino, investigador principal del grupo y docente de la Carrera de Ingeniería Industrial, y Jorge Sanabria, coordinador general del proyecto. Además, está integrado por los profesores de nuestra Casa de Estudios Fabricio Paredes, Silvia Ponce, Erich Saettone, Héctor Villagarcía, Juan Carlos Yacono, y los investigadores externos Carlos Benites, Jorge Requejo, Rubén Torres, Catherine Alva y Karen Iparraguirre. Además, formaron parte del grupo las investigadoras Elena Rojas, miembro del Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA), y Jessie Vargas, de la Universidad Nacional Agraria La Molina (UNALM).
Juan Cruzado, jefe de la Oficina Macrorregional Noroccidental del PNIPA, presentó los resultados y el impacto de los proyectos ejecutados. Hizo énfasis en los sistemas de innovación desarrollados por el PNIPA, compuestos por un conjunto de estrategias de intervención, entre ellas el fomento de las alianzas estratégicas con empresas y la academia, especialmente con la Universidad de Lima. Nuestra Casa de Estudios formó parte de la red de subproyectos de langostinos, la cual funcionó como un nodo que articuló instituciones y dinamizó los procesos de investigación.
Más adelante, el profesor Javier Quino, coordinador del subproyecto “Transformación de residuos de langostinos para la producción de alimentos balanceados para tilapia y polímeros para la cobertura de semillas aplicables a la agricultura orgánica a realizarse en el distrito La Cruz, provincia de Tumbes, departamento de Tumbes”, manifestó que el objetivo de la investigación fue realizar una revalorización de los residuos de la industria langostinera. Esto, con el propósito de convertirlos en insumos de una nueva serie de procesos escalables para la obtención de productos con valor.
Destacó que de las cabezas y del esqueleto de los langostinos se obtuvieron proteínas para alimentación animal. Rescató que de los pigmentos se lograron extraer suplementos naturales para dietas de distintas especies biológicas, y que de la quitina se pudo obtener un hidrocoloide (goma) destinado a la preservación de semillas. Asimismo, hizo énfasis en el concepto de biorrefinería y que su puesta en marcha –mediante el aprovechamiento de estos residuos a través del fraccionamiento de la biomasa (residuo de los langostinos)– evita el incremento de la huella de carbono, la contaminación del agua, y la presencia de vectores y roedores. También señaló que el proyecto está orientado a la sostenibilidad ambiental y, por lo tanto, busca promover la producción y el consumo responsable mediante la aplicación de los principios de la economía circular, disminuir el impacto ambiental y obtener un producto válido para la agricultura orgánica.
El profesor Sanabria destacó la importancia del apoyo de la Universidad y del IDIC, tanto en la formulación de los proyectos de investigación y en la búsqueda de fondos, como en el acompañamiento de los investigadores. Hizo hincapié en la relevancia de los hallazgos del proyecto y en lo fundamental que fueron las alianzas con otras instituciones:
“El proyecto de revalorización de residuos de la industria de langostinos, con el cofinanciamiento del PNIPA y la participación de redes de investigación con la UNALM y el INIA, ha proporcionado una excelente oportunidad industrial, enmarcada en la economía circular, para obtener, a partir de residuos, productos de alto valor comercial como proteína de alta calidad, quitina, quitosano y astanxantina, cuyas aplicaciones son variadas a nivel alimentación, agricultura, acuicultura, cosmética, farmacia, entre otros”.
Finalmente, Sanabria agradeció al PNIPA por considerar a la Ulima como un nodo generador de innovación. Y expresó sus expectativas futuras sobre el proyecto:
“La investigación realizada ha demostrado que se pueden obtener insumos fácilmente industrializables, tanto para consumo humano directo como para otros usos industriales. El paso siguiente es el escalamiento, llevar nuestra investigación desde una escala de laboratorio a dimensiones industriales, en la cual nuevos retos se presentan desde la técnica y la ingeniería”.
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