Egresado Ulima organiza el Mundial FIFA Sub-17

Carga sobre sus hombros la tarea de coordinar la realización del Mundial FIFA Sub-17, que tendrá lugar en el Perú en octubre del 2019. Un proyecto cargado de retos, absolutamente motivador y gratificante para Mario Maggi. Él es ingeniero industrial por la Universidad de Lima y gerente general del Comité Organizador Local de la mencionada competencia. Se siente muy feliz, por la envergadura de este proyecto y porque jugarán muchos deportistas de la antigua sub-15, generación a la que él apoyó indirectamente, cuando trabajó en un proyecto de largo aliento, el licenciamiento de los clubes de fútbol, entre el 2014 y el 2017.

Siempre amó el deporte. De estudiante, nadaba mañana y tarde, sin descanso, y llegó a ser campeón nacional de natación. Pero su vida viró radicalmente hacia el fútbol cuando eligió llevar el FIFA Master y apostar toda su carrera profesional al balompié. Hoy sabe que fue una gran decisión.

¿Cuándo y cómo empezaste a trabajar en fútbol?
Cuando decidí hacer el FIFA Master, una maestría del CIES, patrocinada por la FIFA y el Comité Olímpico Internacional. Estaba entre esa maestría y un MBA, pero elegí arriesgar, considerando que, si después no tenía oportunidad de trabajar en deporte, siempre tenía el respaldo de mi carrera de Ingeniería Industrial.

De esa decisión dependió que tu vida profesional fuera por un camino muy específico. Fue un momento crucial. De haber elegido el MBA, tu vida sería muy diferente.
Sin duda. Mi vida iba por un camino y tomé una decisión drástica de cambio. Me la jugué por el deporte. Es un nicho pequeño, y lo era aún más en ese entonces, pero veo que la industria del deporte está empezando a profesionalizarse y, además, la inversión que el gobierno peruano está haciendo para los Juegos Panamericanos hace que se abran más oportunidades para trabajar en el deporte.

¿Qué te pareció la maestría?
Fue una experiencia única. Vimos temas de comunicaciones, historia del deporte, administración y marketing deportivo, incluso derecho deportivo. Después de la maestría me fui a trabajar a la UEFA, en el área de licenciamiento de clubes, en Europa. Estuve ahí seis meses y me ofrecieron quedarme más tiempo, pero surgió una propuesta que no podía desaprovechar: la jefatura del proyecto de la candidatura de los Juegos Panamericanos en Lima. En ese momento trabajé para TC Consulting, una consultora suiza. Ganamos la candidatura, pero lamentablemente no se hizo mucho por los siguientes dos años, por razones políticas. Entonces surgió una propuesta de la Federación Peruana de Fútbol para implementar el sistema de licencia de clubes en el Perú.

¿Qué es el sistema de licencia de clubes?
Básicamente, se trata de crear un ISO para los clubes profesionales. Ahí empieza a tomar fuerza mi lado de ingeniero, para planificar un nuevo proceso de normas ante una nueva industria. Ello incluía que los clubes respeten los días de pago de los jugadores; que tengan divisiones de menores, cosa que solo tenían los clubes de Lima, no todos los de provincias; todos los clubes tenían que tener un contrato o un acuerdo de un año por el uso de una cancha. Por otro lado, en general, todo el tema financiero debía estar en orden, lo mismo que el tema legal y administrativo. Por ejemplo, que hubiera un entrenador para cada categoría, un psicólogo, un nutricionista. En el fútbol peruano, los clubes invierten más del 80% en su primera división y solo 5% de sus ingresos en divisiones menores. En otros países de Sudamérica se invierte entre 20% y 25% en divisiones de menores, en Europa hasta 30%. Eso tenía que cambiar.

¿Cómo te fue en ese trabajo?
Muy bien. Durante un año me dediqué a levantar información sobre todo lo trabajado en proyectos de menores. Nos costó mucho levantar información e ir a vender los productos, pero se logró. En ese momento, yo era uno de los primeros gerentes de la Federación, tal vez el primero, y después el sistema empieza a profesionalizarse.

¿Qué resultados tuvieron después de ese trabajo?
Aunque formalizar una industria es complicado, tuvimos muy buenos resultados. Hubo un 93% de cumplimiento de todos los clubes, una cifra bastante alta para ser la primera vez. Algunos clubes decían que el paso a la formalización era un cambio demasiado brusco, pero el fútbol peruano necesitaba ese cambio. La inversión en menores es muy importante. En la época en que estuve ahí, la Federación invertía 5 millones de dólares anuales en divisiones de menores, monto que se invertía en los campeonatos y otros proyectos.

¿Has podido ver una mejora en las divisiones de menores?
Definitivamente. Como resultado de este trabajo estamos viendo mejoras en menores. El proyecto empezó en el 2015, aunque se planificó antes, con el reto regional, con la sub-14; esos chicos de 14 años son los que el próximo año van a ser sub-17. Y si bien en los últimos 20 años las selecciones nacionales se han compuesto por un 10% a 15% de jugadores de las regiones, esta selección sub-17 tiene entre 35% y 40% de chicos de provincias. Ese es un indicador de que el fútbol se ha descentralizado, que el trabajo en las regiones ha mejorado, que vamos a poder trabajar con cada una de las regiones, con futuros héroes locales. Eso es muy bueno, porque no solo hay que arraigarse al sentimiento peruano, sino también a uno local. Es necesario amar a nuestra patria y a nuestra localidad.

¿Y cómo llegaste a gerente general del Comité Organizador Local del Mundial FIFA Sub-17?
Eso ocurrió porque a inicios de este año, en que eligieron al Perú como sede del mundial FIFA Sub-17, empezamos a apoyar a distintas áreas de la Federación, y fue así que, en agosto de este año, me encargaron la gerencia de este proyecto. Yo acepté encantado. En la presidencia está Mara Seminario. Hemos empezado a hacer el equipo, a estructurar las distintas áreas, a presupuestar, a ver qué momento es el ideal para que ingrese cada una de las áreas.

¿Qué ventajas ves de ser sede de ese campeonato?
Ser la sede del Mundial Sub-17 es muy bueno para el país, no solo por el legado de la infraestructura que va a quedar, sino también porque la gente va a adquirir experiencia en hacer eventos internacionales en Lima y en las regiones. También hablamos de un legado sociocultural, podremos pasar de ser los mejores hinchas a los mejores anfitriones. Obviamente, hay un legado deportivo, esto crea un sentido de competencia entre los jóvenes, que ahora se están esforzando al máximo para competir el próximo año, en octubre.

¿Cómo van los preparativos para ese torneo?
Por ahora, lo más importante es trabajar con el gobierno y, al mismo tiempo, con FIFA. Falta poco tiempo y necesitamos cumplir con mejorar la infraestructura. El gobierno nos está apoyando mucho, Mara es un puntal en este trabajo. Por otro lado, con FIFA se coordina el trabajo de operaciones, sobre cómo realizar el mundial.

¿Cómo va la construcción de los estadios?
Estamos trabajando en un plan de infraestructura con el gobierno y esperamos dar noticias definitivas en diciembre. Además de los estadios, necesitamos tener claro el número de habitaciones con que contamos, el transporte, el tiempo de viaje entre ciudades para efectuar los partidos. Como Comité Organizador Local debemos coordinar todo, hacer que esto funcione. Para mí es un gran reto trabajar en esto y espero dejar un buen legado para el país.

¿Qué tal están los jugadores?
La sub-17 ha tenido varios partidos de entrenamiento, incluso internacionales, los cuales se han cubierto con el presupuesto de la Federación. Todos los años han jugado torneos competitivos a nivel local, muchos vienen de la sub-15 y hoy en día creo que los procesos se están llevando bien. Aquí, nuevamente, creo que mi carrera de Ingeniería Industrial me dio las bases para hacer todo lo que hago ahora en la industria del deporte.

¿Disfrutas tu trabajo?
No me parece un trabajo, me siento feliz de venir acá todos los días. Trabajar en algo que es tu pasión es un lujo y yo tengo esa suerte.

¿Has trabajado en algo que no sea fútbol?
Sí, después de terminar la carrera, entré como practicante en IBM, después trabajé en Rímac Seguros y luego en Química Suiza.

¿Qué recuerdos tienes de la Universidad de Lima?
Muchos. Además, tengo muchos amigos de la Universidad, amigos que estarán ahí para siempre. Recuerdo las enseñanzas de los profesores, que iban más allá de lo académico. Todos los valores que nos inculcaron son invaluables. Mi carrera era difícil y exigente, eso me acostumbró a los momentos de estrés, eso fue bueno. A veces, cuando tengo tensión, me despierto y pienso que tengo examen de termodinámica [risas]. Fue un curso complejo y lo llevamos con el rigor necesario, fue parte de la preparación para el estrés normal de la vida.