Con la idea de darle acceso a los servicios financieros a las personas que no están bancarizadas, Alberto Castillo fundó la empresa Tarjetas Peruanas hace diez años. Desde entonces, ofrece este producto al sector empresarial y, desde hace un año, lo hace también para el usuario final.
Alberto estudió Economía en la Universidad de Lima. Desde que era estudiante ingresó al mundo de los negocios: primero con una empresa de radiocomunicaciones; después, con una de distribución y venta de equipos celulares, que evolucionó a la distribución de tarjetas prepago físicas y, posteriormente, se convirtió en la primera empresa de distribución electrónica de recargas virtuales del país.
¿Cómo funcionan tus tarjetas prepago?
Ligo es un producto de Tarjetas Peruanas, una compañía de dinero electrónico supervisada por la Superintendencia de Banca y Seguros. Todo lo que se necesita hacer para ser parte de Ligo es bajar la aplicación móvil y abrir una cuenta en un minuto. A partir de entonces, uno obtiene acceso a una tarjeta Visa prepago que funciona con fondos precargados, similar a una tarjea de débito, pero sin necesidad de tener cuenta bancaria.
¿Para qué se usa, por ejemplo?
Ligo, al ser una tarjeta Visa, te da acceso a compras en miles de establecimientos Visa, además de compras por internet, retiros en cajeros automáticos, transferencias, pagos de servicios públicos, entre otros. También tenemos una alianza estratégica con PayPal para transferir fondos a Ligo en minutos y usarlos en el Perú. Es una manera práctica y simple de acceder a los servicios financieros sin tener una cuenta bancaria. Depende únicamente del dinero que uno abone en la tarjeta.
También la vendes a empresas, ¿cierto?
Sí, correcto. La Mágica es nuestra marca para el segmento de empresas, y se usa para pagar incentivos, viáticos, premios, créditos, aguinaldos de fin de año y, en general, para realizar cualquier desembolso de dinero.
¿Qué dificultades o retos se te presentan en este negocio?
En el caso de Ligo, al ser un producto nuevo, tenemos que explicarle al público cómo funciona la tarjeta, para qué sirve o en qué ayuda y qué beneficios se pueden obtener con el producto. Como nos dirigimos a un público que no tiene una cuenta bancaria o que la tiene, pero no la usa ⎯en varios casos esto se debe al descontento con el sistema bancario⎯ hay que ofrecerle una explicación muy detallada sobre las bondades de los instrumentos financieros.
¿Cómo das a conocer la tarjeta?, ¿dónde la ofreces?
Usamos muchos medios digitales y fuerza de ventas presencial. Buscamos que nuestro usuario tenga una experiencia digital sin dejar de ofrecerle canales físicos.
¿Cuántas tarjetas vendes al año?
Hemos emitido más de un millón de tarjetas y vamos a llegar a mil millones de dólares en volumen.
¿Alguna vez has trabajado para otra empresa?
No he trabajado en el mundo corporativo. Considero que es importante tener también esta experiencia, pero en mi caso no fue posible, ya que siempre he estado dedicado al emprendimiento y al mundo empresarial.
¿Qué otras empresas has tenido?
Mientras estudiaba Economía en la Universidad de Lima, fundé una empresa de radiocomunicaciones. Nuestros clientes fueron compañías de taxis, empresas de seguridad, compañías mineras, entre otras. En aquel entonces no existían los teléfonos celulares, así que las comunicaciones de este tipo de empresas funcionaban a través de equipos de radio. A lo largo del tiempo, la compañía fue desarrollándose hacia una de radio trunking, la cual fue adquirida por Motorola. Con la tecnología celular en sus inicios y con un potencial de crecimiento importante, fundé una empresa de distribución y venta de equipos celulares prepago, que evolucionó a una empresa de distribución de tarjetas prepago físicas y, posteriormente, se convirtió en la primera empresa de distribución electrónica de recargas virtuales del país.
¿Cómo implementaste ese negocio?
Aquí ya no solo se trataba de distribución: se necesitaba implementar tecnología. Había que adaptar sistemas y equipos que no existían para operar recargas electrónicas; tuvimos que adaptar un switch bancario para viabilizar las recargas electrónicas. Con la operación consolidada en el Perú, salimos a México y, a muy poco de abrir una operación en Argentina, recibí la propuesta de inversión de una compañía de España, con la que estuvimos desarrollando el negocio hasta que la adquirió una compañía mexicana. A partir de entonces estoy dedicado al desarrollo de Tarjetas Peruanas.
¿Qué planes tienes para el futuro?
De los casi diez años que llevan Tarjetas Peruanas y La Mágica en funcionamiento, nueve años los hemos dedicado a atender a empresas, y desde hace solo un año estamos en el segmento de personas con Ligo, de manera que todavía tenemos mucho por hacer en Ligo: entender bien a los usuarios y darles una propuesta de valor importante. Estamos iniciando cosas nuevas; por ejemplo, vamos a darles créditos solicitados directamente desde la aplicación. Es una industria con muchas oportunidades para la innovación.
¿Cómo llevarían a cabo la evaluación para el otorgamiento del crédito?
Se basa en la evaluación de las transacciones que realizan nuestros usuarios; no consultamos centrales de riesgo.
¿Cómo te fue en tu Carrera de Economía?
Me siento muy contento con mi experiencia, primero en la Pre Lima y luego en la Carrera de Economía. Creo que la Universidad de Lima ofrece los recursos y el espacio necesarios para formar un espíritu emprendedor en los estudiantes, y me estoy refiriendo a épocas en que no se apoyaba tanto el espíritu innovador, como hoy. Por otro lado, aún mantengo contacto con mis amigos, compañeros de fútbol y profesores; inclusive uno de ellos, Eduardo Morales, con amplia experiencia en el sector bancario, es director ejecutivo en Tarjetas Peruanas. Mis hijas también estudiaron un año en la Ulima y después se fueron a terminar sus carreras en el extranjero, Marketing y Comunicaciones, así que me siento muy ligado a la Universidad.