Del mundo del derecho al terreno financiero

Estudió Derecho en la Universidad de Lima, y la vida profesional lo llevó al mundo financiero. Rafael Llosa ha sido tesorero del Banco de Lima y del Banco Santander, gerente general en Mibanco y en GNB. Hoy, es miembro de directorio en diversas empresas.

Para Rafael, el éxito en el mundo laboral depende mucho del trabajo en equipo. También considera clave mantener una buena comunicación, ser tolerante y analizar muy bien las cosas antes de tomar decisiones.

¿Recuerdas cuáles fueron tus primeros trabajos?
Empecé a practicar en Inversiones Centenario durante la época en que se estatizó la banca. Los accionistas mayoritarios de esta empresa eran los mismos del Banco de Crédito del Perú. Ingresé al área legal, pero Inversiones Centenario estaba muy sesgada al mundo financiero, así que poco a poco fui involucrándome en ese tema. Una vez que terminé la Universidad me encomendaron atender temas de fusiones, valorizaciones y evaluaciones de empresas. Luego me convocó el Banco de Lima, que actualmente ya no existe, para que trabaje ahí, pero ya no en el área legal, sino financiera. Me convertí en el tesorero del Banco de Lima más o menos en el año 1996. Después vino al Perú el Banco Santander y me contrató como tesorero. Sin embargo, a los dos años, el Banco de Lima, que en ese entonces ya era el Banco de Lima Sudameris, me propuso regresar y así lo hice. Representaba al banco en el directorio de la nueva institución financiera que se gestó en ese momento, Mibanco, orientado a la microempresa. Después de dos años como director, los dueños me pidieron que me quedara como gerente general.

¿Cuánto tiempo estuviste en Mibanco?
Estuve ocho años en Mibanco, que fue el primer banco de microfinanzas que hubo en el Perú. Fue muy valioso para mí estar ahí en ese momento, porque en el Perú el setenta por ciento de las empresas son micro y pequeñas, y estas no eran atendidas por los bancos tradicionales. Por eso Mibanco se convirtió en una pieza importante en el desarrollo de las microfinanzas y la microempresa en el país. Creció enormemente, se convirtió en el quinto banco del país. Tenía muchas agencias, muchos empleados, y aplicaba modelos de negocios distintos, muy personalizados.

¿Fue muy difícil la tarea de atender a un segmento de la población que no era atendido por la banca tradicional?
Fue un desafío, sin duda. Hablamos de un segmento de la población que básicamente es informal. Por lo tanto, darle crédito implicaba reconstruir su flujo de caja, entender bien sus negocios, involucrarse en negocios que conviven con el mundo familiar e incluso en la vida familiar del cliente. Además, había que competir con bancos más grandes, con mayores recursos y más tecnología. Fue un reto importante y se logró con éxito. Ahora Mibanco es una institución grande, reconocida, y ha mostrado y demostrado que los pequeños empresarios son muy exitosos.

¿Luego dónde trabajaste?
Después me llamó el grupo Gilinski, colombiano, para asesorarlo en la compra del banco HSBC en el Perú. Me incorporé a trabajar con ellos, con el objetivo de comprar el banco y convertirlo en una institución más local, y hoy día es el banco GNB. Con ellos estuve cinco años, y también fue una experiencia muy interesante. Comprar un banco no es sencillo, hay que tramitar las licencias, fijarse en las regulaciones, los permisos del ente regulador. Fue todo un desafío, aparte de hacerlo rentable y eficiente, porque en ese entonces perdía un poco de dinero. Trabajar con la familia Gilinski fue una bonita experiencia. 

De manera que tu carrera profesional ha virado de lo legal a lo financiero...
Así ha sido, efectivamente; me he desarrollado en el mundo de la banca, pero nunca dejé de lado las leyes, porque el derecho se encuentra en todos los temas y es una base muy potente, que le permite al profesional desarrollarse y desenvolverse en cualquier sector de la industria. Para mí, mi carrera ha sido de mucha ayuda.

¿Qué factores consideras que te han permitido un desarrollo exitoso en el mundo profesional?
Yo siempre digo que cualquier éxito que uno puede lograr se debe al esfuerzo del equipo con el cual se trabaja. No creo mucho en las individualidades. De hecho, hay buenos líderes, pero no hay ningún buen líder sin un buen equipo. Creo que esa es la base de los éxitos: verse rodeado de gente que sabe trabajar en equipo. Asimismo, son importantes ciertos factores como una buena comunicación, la tolerancia y el análisis profundo de las cosas.

¿Te sientes satisfecho con tu nuevo rol de director en diversas empresas?
Sí. Hoy en día los directorios tienen mucha más importancia que antes, están cada vez más preparados y las empresas empiezan a buscar perfiles de directores distintos, que les generen más valor, buena gobernabilidad, independencia, transparencia y que también se involucren y se comprometan con su experiencia. Actualmente, los directorios son cada vez más potentes, más importantes, más responsables y corresponsables por la gestión de las empresas. Comencé a tener participación en directorios de empresas cuando decidí que ya no quería asumir más un rol ejecutivo, sino uno directivo. Entonces dejé el GNB y empecé a tener más roles de dirección. En la actualidad participo en el directorio de Transportes Saturno, una empresa de traslado de mineral que trabaja con las principales minas en el Perú. También estoy en el directorio de Enel, empresa de distribución eléctrica que antes era Edelnor. Soy director en el grupo El Comercio, que es propietario de ocho diarios y dos canales de televisión, entre otras cosas. Soy director de la Caja Municipal de Arequipa y colaboro con el gremio bancario internacional Alianza Global para una Banca con Valores, que promueve valores dentro de los bancos, como el hecho de tener resultados no solo económicos, sino también en el campo social y ambiental, con principios de buena gobernabilidad. 

Finalmente, ¿qué recuerdos guardas de la Universidad de Lima?
Tengo muy buenos recuerdos de la Universidad. Tuve muy buenos profesores y compañeros, que hoy son abogados muy reconocidos. Mis profesores han sido miembros del Tribunal Constitucional, del Consejo de la Magistratura, abogados penalistas muy distinguidos, políticos, etcétera. Tuve la suerte de tener una malla curricular muy buena, así como una plana docente de lujo. Por otro lado, veo que la Universidad ha seguido creciendo y que, en realidad, nunca ha dejado de crecer. Durante todos los años que estudié vi que hacían algo nuevo, la Universidad crecía e innovaba siempre. Hace más o menos un año ingresó mi hijo a la Ulima, también a la Carrera de Derecho. Lo acompañé un día y me sorprendí al ver cuánto ha cambiado la Universidad. Recuerdo que al llegar le di mi antiguo código a la señorita de la zona de ingreso de visitantes. Pensé que ya no lo tendrían registrado, porque han pasado muchos años desde que salí, pero la señorita revisó en su pantalla y me dijo: “Bienvenido, señor Llosa”, lo cual me dio mucho gusto, pues veo que sigo formando parte de la comunidad Ulima. Y hoy mi hijo lleva sus clases virtuales, lo cual me ha permitido, en ocasiones, escuchar algunas partes, y eso me ha entretenido mucho.