El hombre que salta más alto

Durante 21 años, el reconocido atleta peruano Hugo Muñoz mantuvo su récord de 2,30 metros en salto alto en nuestro país. El año pasado, Arturo Chávez logró dejar una huella más alta e impuso el nuevo récord de 2,31 metros. Arturo estudió Administración en la Universidad de Lima. Gran parte de su carrera deportiva la ha realizado entre exámenes y trabajos en grupo, haciendo un esfuerzo por cuadrar horarios y cumplir todos sus objetivos. Esta es su historia.

¿Empezaste desde chico a practicar atletismo?
No. En el colegio jugaba básquet y, a los 16 años, un profesor, que era entrenador de atletismo en mi colegio, me preguntó si quería participar en salto alto en Adecopa, lo hice y me gustó. Después, mi papá me animó a seguir practicando atletismo, me dijo que me ayudaría a desarrollar coordinación y me reforzaría físicamente, todo lo cual me ayudaría en básquet. Así que durante un tiempo hice las dos cosas.

¿Tu carrera universitaria se ha combinado con tu carrera deportiva?
Exactamente. Cuando ingresé a la Universidad de Lima, en el 2007-2, seguí con el básquet y jugué por la Universidad. Pero al año siguiente, me pasé al atletismo definitivamente.

¿Te resultó difícil llevar los cursos en la Universidad mientras practicabas atletismo?
A veces se cruzaban mis competencias con las fechas de entrega de trabajos o con exámenes, así que en determinado momento mi rendimiento bajaba un poco. Pero luego me recuperaba, siempre he tratado de cumplir todos mis objetivos. Muchos profesores me han ayudado para que pueda dar mis exámenes en otras fechas.

¿En qué consiste tu entrenamiento?
En líneas generales, mi preparación de base comienza en noviembre y sigue en el verano. Esto consiste en realizar ejercicios de fuerza, debo cargar pesas en el gimnasio. Luego ingreso a la etapa precompetitiva, una mezcla entre la base y la técnica. Debo dormir y comer bien.

¿Juega un papel importante la alimentación?
La alimentación, sin importar qué disciplina hagas, te da la energía para que te recuperes después del entrenamiento. Si comes mucha chatarra, tus músculos se recuperan más lento. Tienes que nutrir tu cuerpo de alimentos beneficiosos. Los saltadores de alto tenemos muy poca grasa, especialmente en la etapa competitiva, en la que bajamos el índice de grasa muscular y nos cuidamos de no perder fuerza.

¿Cómo fue cuando superaste el récord nacional de salto alto?
Yo estaba en México, donde se llevaba a cabo el campeonato nacional de atletismo. Participé junto con deportistas de otros países, como invitados. Ese día, estaba Edgar Rivera, un atleta cuyo mejor salto alto es de 2,30 metros. La competencia era básicamente entre nosotros dos. Fue en el segundo intento que pasé la marca de 2,26 metros, con la cual clasifiqué a las Olimpiadas de Río, me puse a llorar, estaba superfeliz. Después, en el Encuentro Atlético Internacional Wilfrido Massieu, llegué a 2,31 metros, fue una explosión de felicidad, fui a abrazar a mi entrenador, fue increíble. Ese récord lo logré a los 21 años.

Y todavía tienes tiempo para romper nuevamente ese récord.
Los atletas de salto alto se retiran a los 31 o 32 años, porque a esa edad empieza a costar más la preparación o ya se quiere formar una familia. Así que me quedan por lo menos cuatro años para seguir compitiendo, pero el tema es buscar el apoyo necesario para continuar.

¿Qué tipo de apoyo?
Hay que buscar el apoyo de las empresas y del Estado, eso es lo más complicado. No hay un compromiso por parte de las empresas para apoyar el deporte. Hay una Ley de Mecenazgo Deportivo, que demora mucho en reglamentarse, pero permitirá que las empresas destinen el 3% de sus impuestos al deporte. Eso va a ser muy positivo.

¿Cómo se apoya a los deportistas en otros países?
En cada país hay un sistema diferente. Hay lugares donde el soporte deportivo es muy bueno. Aquí cualquier apoyo se destina a tu preparación, pero en otros países las empresas privadas auspician todo, desde la ropa, la alimentación hasta el carro, y te paga el Estado o tu club. Así, al final de tu carrera vives tranquilo con el dinero ganado. Tengo amigos deportistas, de mi edad, que ya se han comprado un departamento. Aquí eso es imposible para un deportista. Yo incluso he tenido que pagar el viaje de mi entrenador a una competencia, porque su presencia es muy importante y no siempre la cubre el Estado.

¿Provienes de una familia de deportistas?
Mi papá lo es. Él siempre ha estado empujándome para hacer deporte. Estudió Ingeniería Industrial en la Universidad de Lima y jugó básquet por la Universidad. Mi mamá no practica deporte, pero siempre me llevaba a hacer fútbol, karate. Ellos me han apoyado mucho. También mi tío Beto, quien me apoyó para las olimpiadas, fue mi auspiciador. Él juega tenis, corre maratones y sale a correr todos los días, es superdeportista.

También trabajas en Adecco. ¿En qué área?
Trabajo como ejecutivo comercial. Esta empresa brinda soluciones de recursos humanos para otras instituciones, así que me reúno con los clientes para saber cuáles son sus necesidades y ofrecerles una solución apropiada.