Talleres de danza Ulima en encuentro del Consorcio de Universidades

Los talleres de danza de la Universidad de Lima exhibieron sus talentos en el XIII Encuentro de Música y Danzas Peruanas del Consorcio de Universidades, asociación que está conformada por la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), la Universidad del Pacífico, la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH) y nuestra Casa de Estudios. El evento homenajeó a la cantautora Chabuca Granda por sus cien años de nacimiento y se llevó a cabo de manera virtual del 11 al 19 de septiembre.

Nuestros representantes deleitaron con la propuesta “Soy tu raza, soy tu tierra” en la clausura de la actividad. El Taller de Marinera Norteña, a cargo de Ricardo Macedo, participó con “Baile de pañuelos al aire”; el Taller de Danzas Afroperuanas, dirigido por Daniel Paredes, intervino con “Aires de toro mata”; y el Taller de Danzas Andinas y Amazónicas, a cargo de Ángel Huaccachi, ofreció el acto “Zapateo huanchinista”.

También en la clausura, el Centro de Folklore de la UPCH propuso un viaje por el Perú a través de valses, huaynos y el son del diablo, además de presentar el musical “José Antonio”; el Centro de Música y Danza de la PUCP ejecutó las piezas “Llamerada”, “Me he de guardar”, “Sicuri y los chitos” y “El dueño ausente”; y la Universidad del Pacífico ofreció la danza “A ti, mamita Virgen del Carmen” y la canción “Toro mata”.

Además, el encuentro brindó una serie de clases maestras. Por la Universidad de Lima, Ricardo Macedo enseñó a bailar marinera al ritmo de la canción José Antonio, de Chabuca Granda.

Asimismo, el evento incluyó un conversatorio sobre el genio y el legado de la homenajeada. En esta charla, moderada por el historiador Fred Rohner, Teresa Fuller, hija de Chabuca Granda, destacó que la obra de su madre sigue viva y ha trascendido el paso del tiempo, mientras que el investigador Rodrigo Sarmiento subrayó que muy pocas personas en la historia logran destacar de un modo tan especial y vincularse con una cantidad inmensa de oyentes para atisbar las cumbres de la condición humana.