Gonzalo Graña decidió estudiar Ingeniería Industrial porque le pareció una carrera desafiante que brinda una visión amplia de las industrias, además de crear, transformar y desarrollar, generando de este modo riqueza. Gonzalo comenzó su trayectoria profesional trabajando en la industria textil, en el Grupo Inca, y luego se dedicó a la exploración y explotación minera. Actualmente es jefe de operaciones en Productos Forjados, una empresa metalmecánica. Sin embargo, él ha empezado, desde hace unos años, a preparar el terreno para cosechar mayores éxitos y alcanzar la independencia que brinda un negocio propio. Por ello, de forma paralela, viene desarrollando dos proyectos de los cuales conoceremos más a continuación.
Cuéntanos acerca de tus nuevos proyectos.
Uno de ellos está relacionado con sistemas de información y el otro con la comercialización de abono orgánico.
El proyecto de sistemas nace hace muchos años, cuando empecé a trabajar en una mina. Era un campamento en el que a las cinco de la tarde finalizaba el día de trabajo y a las diez de la noche apagaban el motor, entonces lo único que quedaba era dormir. Como tenía ese tiempo libre, empecé a utilizar una computadora que había, acompañada por unos manuales, y comencé a interesarme por los programas de bases de datos y a programar en ellos. Luego, en diversos trabajos, he ido desarrollando herramientas para la gestión, siempre programando en bases de datos. En el año 2003 ingresé a una empresa metalmecánica, Productos Forjados, y ahí no contaban con ninguna herramienta para manejar y controlar los procesos, la logística, los costos. Así que llevé todo el conocimiento que había adquirido previamente, de unas quince bases de datos que ya había desarrollado. Posteriormente, ya con el apoyo de programadores, pudimos transformar esas bases de datos en programas, en sistemas integrados de gestión para una empresa. Fui comentando esta idea y me encontré, en el camino, con algunos especialistas en el rubro de sistemas de información; así que nos asociamos y presentamos la idea al Fondo de Investigaciones en Ciencia y Tecnología (Fincyt). Fuimos admitidos y recibimos una financiación no reembolsable para desarrollar el producto. El proyecto giraba en torno a desarrollar este software como un sistema con un lenguaje en .net e interacción con Intranet. Se trata de un empaquetado, que se llama software Titán, que puede ser empleado por empresas industriales y comerciales. El programa se enfoca a toda la gestión: gestión de manufactura, comercial, logística, de costos, financiera, etcétera. Gracias al fondo pudimos contratar programadores para trabajar en el proyecto durante dieciocho meses. Este proyecto terminó en el 2010 y ya tenemos el software registrado en Indecopi, e incluso hemos llevado a cabo algunos pilotos instalados en un par de empresas. Puede servir para industrias de manufactura, metalmecánicas, madereras y cualquier otra.
¿Cuáles son las proyecciones con este producto?
Las proyecciones son poder llegar a cubrir un sector importante de la industria nacional y luego estar en capacidad de exportar el producto. Además de brindar la implementación del programa, adecuándolo a las necesidades de cada empresa. Sobre todo porque este software está desarrollado y concebido de tal manera que es bastante flexible, y el usuario puede fijar los parámetros y adecuarlo a las características de su negocio sin alterar la fuente del programa, sino simplemente modificando sus pantallas de usuario. En la página web www.titanperu.com, se puede acceder a mayor información acerca del producto y ver las pantallas y las secuencias de lo que hace el programa.
¿En qué consiste tu segundo proyecto, el de comercialización de abono orgánico?
El otro proyecto está relacionado al sector agrario. La idea se nos ocurre a mí y a algunos amigos agricultores. A través de ellos nos contactamos con la fuente, el lugar donde se desarrolla este producto, que es una granja. La idea nace viendo las tendencias de la sociedad, del mundo, en cuanto al uso de productos orgánicos, al cuidado de la tierra, a la ecología y todos los temas relacionados. Nuestra propuesta es que se vaya sustituyendo gradualmente el uso de productos químicos, que se agregan a las tierras para acelerar el crecimiento y desarrollo de los cultivos pero que a la vez perjudican al suelo. El producto orgánico lo que hace es beneficiar a las tierras, nutrirlas. Al hacer esto, el efecto se traslada a las raíces, a las hojas y a la planta en sí, lo que se ve reflejado en frutos de mejor calidad. Además, el abono orgánico permite que las plantas y los cultivos interactúen de una manera mucho más eficiente con el medio. Por ejemplo, mejora el proceso de la fotosíntesis o el proceso de respiración, así la absorción de los nutrientes se produce de una forma mucho más eficiente a como lo haría con un químico. Además se revalora el suelo, no se degrada como con el uso de los químicos. Podríamos hacer una analogía entre el uso del abono orgánico y lo que ocurre cuando un ser humano se alimenta con algo nutritivo en lugar de hacerlo con comida chatarra.
Nosotros comercializamos este abono de forma exclusiva. El nombre de la empresa es Avibiol y el producto también posee el mismo nombre. Comenzamos con una prospección hacia el centro, por Ayacucho, con un éxito relativo; sobre todo porque la zona es un poco complicada, debido al tema del acceso y al transporte. Pero sí se hicieron algunas pruebas con resultados favorables, que de alguna manera sirven para ir respaldando al producto y mostrando credenciales. Luego, cuando vimos que esto no iba a madurar más allá de brindarnos algunas pautas de que estábamos por el camino correcto en cuanto al rendimiento observado en las pruebas que hicimos, cambiamos la orientación y fuimos hacia el sur, hacia Ica, donde hemos buscado clientes estratégicos y hemos logrado posicionarnos hasta con tres socios importantes, que nos van a servir como una buena palanca para acceder ya al mercado más masivo. También pensamos salir al exterior con este producto y en la posibilidad de vender a través de tiendas que tienen secciones orientadas a viveros.
¿Cómo concilias tu lado emprendedor con el hecho de trabajar también para una empresa?
Siempre he tenido en mente la idea de poseer mi propio negocio y paralelamente siempre he trabajado en otras empresas u organizaciones. Por ejemplo, la empresa en la que trabajo actualmente es en la que llegué a desarrollar el software del que te hablé, gracias al apoyo que me brindó tener la industria a disposición y a los programadores. Eso forma parte de un trato que yo tenía con la empresa de emprender un proyecto propio pero en vínculo con ella, en el cual poseo además una participación activa. Pienso que sería lindo que a largo plazo mis negocios me den la oportunidad de independizarme, además así tendría oportunidad de llevar a cabo otros emprendimientos. Esa es la principal ventaja que te brinda ser trabajador independiente, la disponibilidad del tiempo. Claro que también tiene una desventaja, que vendría a ser la falta de control; es decir, te exige mucha más responsabilidad y cuidado, además de que implica un mayor riesgo.