En el mundo de la ingeniería de sistemas todo cambia tan rápido que los expertos en determinado programa corren el riesgo de volverse obsoletos apenas sale una nueva versión de este programa. Por eso, “en lo único en que debes ser experto es en aprender cosas nuevas”, aconseja Aurelio García-Ribeyro, director sénior de Gestión de Producto en Oracle Corporation.
Este talentoso profesional es ingeniero de sistemas por la Universidad de Lima. Trabajó en algunos proyectos interesantes al terminar sus estudios, en 1997, y luego viajó a Estados Unidos buscando abrir sus horizontes. Ahí siguió un MBA y luego fue seleccionado para trabajar en Silicon Valley, una suerte de paraíso tecnológico. Pero más concretamente, en Java, un lenguaje de programación complejo, del cual dependen muchas aplicaciones y sitios web que usamos a diario, como Twitter, por ejemplo.
¿Cómo fue tu ingreso a Java?
Entré en el 2009, a tiempo para el lanzamiento de Java 7, la primera versión de Java que salió bajo la tutela de Oracle. Y rompió el dique de todas las mejoras que teníamos pensadas. Pero como estábamos un poco tarde con el lanzamiento, algunas de las mejoras importantes las dejamos para Java 8, que salió en el 2014 y ha sido la versión más importante desde que se lanzó la número 1.
¿Soñaste trabajar en Java en algún momento de tu carrera?
Yo entré a la Universidad en 1992, la carrera era relativamente nueva y todavía no existía Java. Con decirte que la primera vez que usé internet fue en la Universidad, ni siquiera usaba correo electrónico, tenía solo cuatro conocidos que contaban con una dirección de correo electrónico. Java salió en el 95, yo me gradué en el 97.
¿En qué trabajaste al salir de la Universidad?
Trabajé en proyectos interesantes. Participé en la digitalización de Registros Públicos, por ejemplo. Antes, conseguir un documento de Registros Públicos te podía tomar una semana. Ahora vas, pagas, imprimes y sales. Tuve la suerte de ver el tránsito hacia la digitalización de algunos proyectos. Luego participé en telecomunicaciones, pero quise conocer la parte de negocios, así que decidí hacer un MBA en Tecnología de la Información y Transformación de Negocios en Massachusetts Institute of Technology (MIT), en Estados Unidos. Luego conseguí trabajo en MIT, que siempre había admirado. Fue difícil entrar y el trabajo fue muy gratificante, había gente muy inteligente, de todo el mundo, todos con pasión por hacer las cosas bien. Ese trabajo terminó en el 2001, con la crisis económica de Estados Unidos, y me quedé en Miami, haciendo software para call centers hasta el 2008, en que vino otra crisis económica y mi área completa fue separada de la compañía.
¿Volver al Perú no era una opción?
Preferí buscar allá otras opciones. Mis amigos que trabajaban en Silicon Valley me animaron a ir allá, decían que ese era el lugar donde yo debía estar. Cuando llegué, me pareció otro mundo, ahí están las compañías de las que se escucha hablar en todas partes: Facebook, Google, Oracle… era impresionante. Conseguí una oferta de Sun Microsystems. Estuve dos años en ese proyecto hasta que Oracle adquirió esta empresa.
¿En qué consiste exactamente tu trabajo actual?
Java es un producto muy grande y tiene gente muy especializada. En mi área nos encargamos de priorizar las tareas de la larga lista de cosas que podríamos hacer, lo cual es bastante complejo. Hay que considerar muchos factores, es como una especie de juego de Tetris, ves si funciona lo que planteas y a veces hay que recalibrar, sin desarmar todo lo que ya hiciste antes.
¿Qué es lo más interesante de tu trabajo?
Todo es interesante y es una responsabilidad muy grande. Lo que te mantiene despierto es saber que la decisión que tomes va a impactar en el desempeño de 9 millones de desarrolladores. Es un triunfo si logramos que esos desarrolladores consigan hacer una tarea un minuto más rápido. Multiplica ese minuto por 9 millones de personas y estarás hablando del producto bruto interno de un país. Cosas como esa hacen que mi trabajo sea tan interesante.
Por otro lado, un error también se multiplicaría.
Por supuesto. Por eso, cada producto pasa por una serie de controles, lo cual hace el proceso menos ágil de lo que nos gustaría, pero el objetivo primario es no hacer nada mal, entonces vale la pena demorarse un poco.
¿Qué consejo darías a los jóvenes que estudian Ingeniería de Sistemas?
Aquí el reto es actualizarse y el mayor peligro en esta carrera es tratar de repetir el modelo anterior. Es que te gustó tanto que puedes intentar aplicar algunas cosas al nuevo trabajo. La gente se siente cómoda cuando progresa y se convierte en experto, pero el mundo cambia tanto que solo debes ser experto en aprender cosas nuevas. Las herramientas y técnicas que aprendes ahora van a ser reemplazadas por otras de distinta complejidad y tienes que aprender a entender esas nuevas técnicas, para que cuando vengan las siguientes mejoras comprendas cómo se pueden aplicar. Un buen consejo es este: descarta un poco el hecho de que eras experto en el sistema anterior, destruye el paradigma anterior y asume la idea de que todavía no sabes lo necesario para el siguiente proyecto.
¿Qué valoras de la Universidad de Lima?
Yo aprendí en la Ulima a programar en Pascal y Visual Basic. Las herramientas que usamos ahora no existían en mi época de estudiante. Pero la Universidad me preparó para dar mi primer paso, me dio un framework para entender los problemas, para analizar sistemas nuevos. Eso te da una disciplina y renombre, tenemos un nombre como graduados de la Universidad de Lima. Eso te da cancha, tu posible empleador sabe que tienes algunas habilidades, quizás no seas experto, pero esa persona que te hace una entrevista de trabajo sabe que vas a aprender, porque ya tienes otras competencias que has levantado durante la carrera. También valoro el círculo de alumnos, la gente con la que estudié vale muchísimo.