Aportar al país y ayudar a las personas a hacer empresa, con un profundo sentido de la ética, es el tipo de causas que, día a día, motiva a los hermanos Manuel y Marco Coello a reafirmar su vocación por el derecho.
Ambos estudiaron en la Universidad de Lima y trabajan en el estudio de su padre, Coello Abogados. Manuel se ha especializado en derecho penal y Marco, en tributario.
¿Cómo empezaron sus carreras de abogados?
Manuel: Ambos empezamos a practicar desde muy jóvenes en el estudio de nuestro padre, Andrés Coello. Inicialmente, esta era una oficina pequeña ubicada en el Centro de Lima, pero creció con el tiempo y desde hace 20 años funciona en Miraflores. Yo trabajo aquí desde 1998, cuando terminé Estudios Generales en la Universidad de Lima.
¿Qué hacías cuando empezaste?
Manuel: Comencé como practicante y hacía un poco de todo: dejaba documentos en la Procuraduría, cobraba facturas del estudio, etcétera. Una vez que tuve más conocimientos sobre leyes, pasé por diversas áreas y eso me dio una visión más amplia de mi carrera, así que fue muy interesante poder estudiar en paralelo porque se complementaba tanto mi trabajo como mi aprendizaje. Finalmente, me gradué cum laude en el 2004. Ese mismo año saqué mi título y mi colegiatura. Pasé algunos años trabajando en temas de derecho comercial, civil, penal y tributario.
Marco: Yo también comencé a practicar en el estudio de mi padre mientras estudiaba. Eso me sirvió mucho porque tuve la oportunidad de poner en práctica inmediatamente aquello que me enseñaban los profesores. Empecé a trabajar asuntos de clientes que tenían problemas con el impuesto a la renta. Recuerdo un cliente que retiraba dinero de su empresa de una manera desordenada, por lo que le atribuyeron un incremento patrimonial injustificado. Su contador había cometido muchos errores y le causó un perjuicio muy grave. Ese caso fue el que me motivó a especializarme en el área tributaria y aquí siempre les sugerimos a los clientes que tengan sus cuentas ordenadas.
¿De qué manera les ha apoyado su papá?
Manuel: Mi papá nos ha apoyado toda la vida. Es un maestro: siempre nos inculcó la ética profesional.
¿Han realizado algún estudio después del pregrado?
Manuel: Yo seguí una maestría en derecho penal, que es mi especialidad desde hace más de diez años.
Marco: Yo estudié la Maestría en Tributación y Política Fiscal de la Universidad de Lima.
Marco, ¿qué problemas tributarios sueles tratar?
Marco: Con mucha frecuencia, los contadores calculan el IGV y el impuesto a la renta, pero no analizan la norma que se aplica en cada caso, así que a veces se cometen errores. Por otro lado, hay gente que paga impuestos en exceso por desconocimiento: pagan tributos que no deberían pagar; lo he visto muchas veces. Por eso, es muy importante la comunicación entre contadores y abogados para determinar los impuestos correctamente y para que las personas sepan cómo responder ante una fiscalización tributaria. En el sistema tributario a veces las normas no son tan claras y hay asuntos que se pueden interpretar de más de una manera; en esos casos, ayuda mucho un abogado.
¿Te sientes a gusto revisando cuentas?
Marco: Yo veo las cuentas desde un enfoque legal; si necesito apoyo contable, tengo asistencia.
Manuel, ¿qué aspectos dirías que nunca debes olvidar en el derecho penal?
Manuel: En primer lugar, hay que estudiar bastante cada caso para conocer al cliente o el negocio. En caso de que se trate de una empresa, por ejemplo, hay que saber exactamente cuáles son los riesgos del negocio, qué aspectos pueden haber inclinado la balanza hacia una u otra dirección. También es importante ser empático con el cliente, y eso me quedó muy claro en la Universidad porque, cuando a una persona le llega una notificación judicial o policial, lo primero que pasa por su mente es que irá a la cárcel. Como abogado, hay que hacerle notar qué posibilidades tiene en la vía legal y, algo muy importante, es necesario saber si es culpable o inocente a fin de ejercer una defensa adecuada.
¿Qué puestos tienen en el estudio?
Marco: Manuel es director del Área Penal y yo del Área Tributaria.
¿Alguna vez dudaron de su vocación?
Marco: Yo no tuve dudas. Elegí estudiar Derecho porque, a fines de los 90, el ambiente político en el Perú estaba muy convulsionado y sentí la necesidad de aportar al país, con lo que pudiera ayudar a mejorar las cosas. Y creo que lo vengo haciendo porque los empresarios tienen mucho desconocimiento del derecho tributario, que es mi área de especialización. Ayudarlos es también hacer algo por el país.
Manuel: Yo sí dudé en algún momento: cuando recién comenzaba a estudiar pensé cambiarme a Comunicación, pero me mantuve en mi carrera y pasé por una serie de experiencias en el estudio, unas gratificantes y otras no tanto, pero de mucho aprendizaje.
¿Cuáles serían esas últimas experiencias?
Manuel: Una vez atendí a un cliente que tenía una demanda por alimentos y estaba muy ansioso por la sentencia, así que se fue a ver al magistrado y este le pidió un soborno. Denunciamos el caso en la Oficina de Control de la Magistratura y se planificó un operativo con cámaras para atraparlo. Todo salió exitosamente. Yo tenía 26 o 27 años y había terminado la Universidad hacía muy poco. Fue una gran experiencia porque conocí la corrupción judicial, pero también cómo combatirla.
¿Qué opinas de la corrupción en nuestro país?
Manuel: Es un tema que me preocupa bastante. Las cárceles se están llenando de profesionales que han tenido muchas oportunidades en la vida para ser mejores personas y aportar al país, pero lo han desperdiciado todo y han optado por el mal camino.
¿Qué tipo de casos has visto a lo largo de tu carrera, Manuel?
Manuel: He visto muchas cosas: corrupción de funcionarios, homicidios, estafas, etcétera.
¿Qué les pareció estudiar en la Universidad de Lima?
Marco: La Universidad de Lima ofrece muchas herramientas útiles para aprender e investigar. Valoro mucho la casuística que se trata en la carrera y la experiencia de los profesores. La Maestría en Tributación y Política Fiscal también fue muy buena: los profesores propiciaban la interacción y siempre había alguien que aportaba en la clase, así que todos nos enriquecíamos de las diferentes opiniones; también nos dejaban bastante material de lectura, lo que ayuda mucho a entender el tema. En general, he tenido muy buenos compañeros y profesores, tanto en el pregrado como en el posgrado.
Manuel: Fue muy bueno para mí. Tengo muy gratos recuerdos de esa época. La orientación de la Carrera de Derecho en la Universidad es corporativa, lo que me ha ayudado a conocer los negocios de mis clientes. Además, la Universidad te daba la oportunidad de desarrollarte en muchas cosas; recuerdo, por ejemplo, que pude fundar el Círculo de Estudios de Derechos Humanos. Por otra parte, en la Ulima hice buenos amigos con quienes hasta ahora me reúno una vez al mes y conversamos de todo, pero especialmente de nuestros trabajos.