Una abogada Ulima en el ranking “The Legal 500”

Patricia Gotuzzo tiene una trayectoria de diez años como abogada. En este tiempo, se ha ocupado sobre todo de temas contractuales y negociaciones dentro y fuera del país. Como ha estado en el inicio de las operaciones de algunas empresas, sus obligaciones y experiencias han ido más allá del derecho.

Actualmente, es gerente legal en We Work y, por su desempeño profesional, ha sido reconocida dentro del ranking The Legal 500 GC Powerlist Peru 2022. Estudió la Carrera de Derecho en la Universidad de Lima. 

¿Qué labores realizas en We Work?
Mi crecimiento dentro de We Work ha sido bastante interesante. La empresa se constituyó en el Perú en el 2017 y a mí me contrataron en el 2018. Asumí la responsabilidad de la expansión, que era muy agresiva en ese entonces. Me ocupaba de temas relacionados con real estate, veía toda la parte legal que era requerida para traer un activo al portafolio de We Work. Cada una de las ubicaciones donde opera We Work ha pasado por muchas negociaciones contractuales. La empresa no adquiere activos, firma contratos de usufructo, de arrendamiento o alguna otra figura jurídica. Además de eso, participaba en la estructura comercial. Es decir, antes de traer un edificio a que forme parte de nuestro portafolio, había definiciones comerciales que discutir. 

¿Cómo que definiciones?
Básicamente, verificar la historia del inmueble, el saneamiento, las licencias y otro tipo de información que permita definir si podrá ser operado sin problemas. 

Ahora que la expansión ya no es tan agresiva, ¿de qué otros temas te encargas?
Me ofrecieron encargarme de toda la parte legal en el Perú, es decir, temas corporativos. Eso me ha llevado a terminar de conocer todo el negocio. He tenido la oportunidad de ver asuntos muy interesantes, como la renegociación con los propietarios, con quienes yo celebré contrato inicialmente para traer sus activos al portafolio. Ahora me tocaba negociar algunos términos comerciales. La posición que tengo en este momento me permite involucrarme con muchos temas, incluso fuera de lo legal. Trabajo de la mano del gerente general, aunque yo reporto directamente a la sede de Nueva York, pero tenemos un trabajo en conjunto.

Ahora también te encargas de la sede de Costa Rica, ¿verdad?
Me encargué de Costa Rica, sí. Ahora ya no. Eso fue todo un reto, porque Costa Rica tiene una particularidad. La sede de We Work se encuentra dentro de una zona franca, lo que implica afrontar temas muy diferentes a los de la legislación en el Perú. Yo tenía cierta experiencia, porque he trabajado unos años en Panamá, y ahí también existe esta figura de zona franca que funciona de manera idéntica. Esa experiencia me ayudó muchísimo. Pero actualmente ya no me ocupo de Costa Rica, porque ya no forma parte de We Work Nueva York, depende de un fondo de inversión creado por Softbank. 

¿Por qué viajaste a Panamá y en qué trabajabas ahí?
Ahí trabajé en el grupo Tagaropulos, y fue una experiencia excelente. Me fui a Panamá, porque a mi esposo lo convocaron para ocupar un puesto de trabajo en ese país. Entonces viajamos y me puse a buscar una oportunidad laboral. Encontré esta del grupo Tagaropulos. Hasta el 2020, eran los dueños de la principal cadena de supermercados de ese país; tienen distribuidoras, tierras, es una familia bastante importante. Crearon una family office para invertir en diferentes negocios e iniciativas comerciales y me invitaron para ser la abogada in house. Tuve la oportunidad de ver algunos negocios desde cero, que hoy en día son empresas estables, pero en su momento fueron startups. También tuve la oportunidad de formar parte de la compra y traspaso de la franquicia Dunkin' Donuts. La familia compró esta franquicia, que ya existía en Panamá, para repotenciar el negocio. Se llevó a cabo una negociación local con los dueños de la franquicia hasta ese momento y también una negociación internacional con la propia franquicia de Dunkin' Donuts. 

Por otro lado, esta familia posee grandes extensiones de tierra en Panamá y tenía la intención de desarrollar un parque energético, entonces fue necesario negociar con diferentes inversionistas, revisar los contratos, ver la parte regulatoria con las autoridades y los permisos que se requerían para poner en marcha esta posible operación, así como los estudios ambientales y otros temas. También tenían tiendas de conveniencia, en una alianza con las principales estaciones de servicio de combustible. Mi experiencia en Panamá fue muy buena. Me quedé ahí alrededor de tres años. Durante ese tiempo, me apoyaba en algunos estudios de abogados externos para casos puntuales o temas que desconocía, por la propia legislación panameña. En líneas generales, el derecho en toda Latinoamérica funciona de manera parecida, pero hay regulaciones específicas de cada país, para eso nos apoyamos en estudios de abogados externos. 

También has trabajado en Techint y en el Estudio Olaechea. ¿Qué podrías comentar de esas experiencias?
Techint es una empresa de ingeniería y construcción ítalo-argentina. En su momento fue muy importante en el Perú, tanto comercial como legalmente. Me encargaba de ver la parte contractual. Techint se enfoca básicamente en obras privadas. Antes de eso estuve en el Estudio Olaechea, donde trabajé ocho años. Es un lugar al que tengo mucho cariño y aprecio. Empecé haciendo prácticas preprofesionales y luego, cuando me gradué, fui asociada. 

Has visto temas muy diferentes durante tu carrera profesional…
Los casi diez años de carrera profesional que tengo han sido de aprendizaje continuo y acelerado, lo que me ha encantado. Los casos en que he podido ocuparme de los inicios de las operaciones de algunas empresas han sido especialmente interesantes, porque eso me ha permitido ocuparme de temas que iban más allá de mi posición.

Tu trayectoria profesional se ha visto reconocida al haber ingresado al ranking The Legal 500 GC Powerlist Peru 2022. ¿Cómo has recibido esta noticia?
Me siento muy honrada y agradecida. Llevo varios años ejerciendo como abogada y este es un reconocimiento al esfuerzo constante, a la dedicación y a la responsabilidad que he desplegado en cada uno de los roles y posiciones que he asumido a lo largo de mi carrera profesional. Cabe decir que Legal 500 organiza foros, charlas, reuniones de abogados y, en particular, hacen un encuentro al que yo voy todos los años, es una reunión de mujeres abogadas, coorganizada con el Estudio Olaechea. Estas reuniones anuales promueven el ejercicio del derecho desde una óptica femenina.

Finalmente, ¿cómo fue tu etapa universitaria?
Como siempre digo, fue de las mejores etapas de mi vida. Fui feliz en la Universidad de Lima, tengo los mejores recuerdos de esa época y las mejores amigas también. La Carrera de Derecho en la Ulima te da una formación sumamente sólida, que te permite encontrar alternativas de solución para los problemas que puedan presentarse durante la trayectoria profesional. Los profesores te hacen pensar en alternativas de solución fuera de la caja, y lo puedes hacer, porque tienes una formación bastante sólida. Mis maestros han sido profesionales muy buenos y también tenían una parte humana muy consolidada. Por otro lado, la Universidad también te da una red de contactos excelente.