Felipe del Águila se mueve como pez en el agua en el sector energético. Él estudió Derecho en la Universidad de Lima y luego hizo un MBA en Londres. Se interesa mucho por comprender el negocio de sus clientes para asesorarlos de manera integral, así como advertirles de los problemas y las oportunidades que se presentan en el mercado.
Como asociado sénior del estudio García Sayán Abogados, está abocado a la estructuración del área energética, un sector que lo motiva mucho, porque provee desarrollo al país y puede mejorar la calidad de vida de las personas.
¿Cuál fue tu primera experiencia laboral?
Mi primer trabajo, al salir de la Universidad de Lima, fue en Protransporte, la agencia de la Municipalidad de Lima encargada de hacer el Metropolitano. Estuve ahí solo tres meses y luego pasé a trabajar en el estudio Ludowieg y Andrade. Mi paso por un organismo del Estado me permitió ver que yo prefería trabajar en una empresa privada, donde todos los procedimientos son más ágiles. Eso va más con mi personalidad. Por eso busqué otra plaza laboral y, felizmente, pude pasar rápidamente a un estudio de abogados.
¿Luego vinieron tus experiencias en el sector energético?
Sí, después comencé a trabajar con un grupo inversor, especializado en el sector eléctrico. En ese momento, ese grupo había adquirido Electro Dunas, que es la distribuidora de electricidad en el sur: Ica, Chincha, Pisco y Nasca. Esa empresa estaba en un proceso concursal, es decir, que había quebrado y nosotros nos encargamos de hacer el plan de reestructuración. Cuatro años después, la vendimos a un precio aproximadamente cuatro veces mayor que el de compra. Fue un buen negocio.
¿Trabajabas en Lima o en Ica?
Trabajaba entre Lima e Ica. La historia de esta empresa de 100 años es que primero había pertenecido al Estado, luego a un grupo privado que la quebró y nosotros entramos a adquirir esas acreencias de Indecopi, reestructuramos la empresa y, tiempo después, la vendimos. Curiosamente, la acaba de comprar una empresa, que ha pagado 3,5 veces el precio al que nosotros la compramos. Es una buena empresa, pero fue depredada en un momento, lamentablemente, y tuvo que cerrar. Los negocios eléctricos son monopolios, eso quiere decir que, si la empresa realiza una buena gestión, le debería ir bien. A nosotros nos fue muy bien, a pesar de que a los 15 días de comprarla ocurrió el terremoto de Ica, en el 2007, y todas las líneas de transmisión se cayeron. En ese entonces, teníamos la presión de las familias, que necesitaban sus servicios restablecidos. Cumplimos y puedo decir que fue una experiencia muy buena. Desarrollamos la integración vertical de la compañía y luego me fui a Londres, a hacer un MBA, en Hult International Business School. Durante mi estadía trabajé en 2 proyectos. Uno era un emprendimiento con un amigo, se trataba de hacer ropa de golf.
¿Tú juegas golf?
Sí, empecé a jugar golf en Londres, donde ese deporte está mucho más difundido que acá, y ahora lo sigo practicando. El golf es un deporte muy entretenido y muy provechoso. Ayuda a desarrollar la concentración, la paciencia, la disciplina y el afán de superación. Además, es muy bonito, porque se juega en campo abierto y socializas con las personas por largo rato, así que haces buenos amigos. Ahora, cuando busco destinos de vacaciones, trato de que haya una cancha de golf cerca.
¿Cuál fue el otro proyecto en el que trabajaste en Londres?
El otro proyecto fue con un profesor de la Universidad de Lima, que era asesor de una startup llamada Airporter. Esta ofrecía un servicio muy curioso, se encargaba, y hasta ahora lo hace, de recoger el equipaje de los viajeros desde cualquier aeropuerto de Londres y lo llevan al hotel o a la dirección que se les indique. Es un servicio muy útil, porque en Europa se acostumbra viajar por un día, la gente llega temprano en la mañana al aeropuerto y va de frente a la reunión de trabajo que tenga, entonces es muy práctico que una empresa se encargue de llevar el equipaje al hotel. Esta empresa identificó esa necesidad y creó este negocio. Ahora tiene planes de continuar ofreciendo este servicio en las estaciones de tren, del ferri, etcétera. Yo mismo tomo el servicio cuando viajo a Europa, es muy cómodo.
Comentaste anteriormente que hiciste un MBA. ¿Qué te animó a hacer una maestría en administración y no en leyes?
Quería orientarme a los negocios y considero que fue una excelente elección. En Hult tienen cupos por nacionalidad y eso fue muy interesante, porque al hacer los trabajos en grupo no solo nos juntábamos con gente de diferentes carreras, sino también de distintas culturas, eso resultó enriquecedor. Me gusta mucho la formación de abogado, creo que los abogados desarrollamos un sentido crítico y un buen nivel de análisis. A mí me interesó complementar ese perfil con el tema de negocios. La Carrera de Derecho en la Ulima tiene una orientación al derecho comercial, eso me gustó.
¿Qué hiciste al volver a Lima?
Trabajé en una iniciativa llamada Coenergía, que es un clúster de pequeñas centrales hidroeléctricas desarrolladas en bloques lógicos. Me ocupé de crear toda esa estructura hasta diciembre del 2018 y luego vine a García Sayán Abogados, donde estoy desde el 15 de enero.
¿Cuáles son tus expectativas en este estudio?
He venido con la intención de crear el área de Energía, por la experiencia que traigo y porque el estudio tiene muchos clientes energéticos. Este estudio es muy bueno. Luego de estar en los últimos años en startups y de manera independiente, no me ha costado nada ajustarme a un horario. Veo que tienen un muy buen balance, confían mucho en que el abogado cumpla sus tareas en sus tiempos. Me siento muy cómodo. Ahora lo que hay que hacer es una reestructuración, crear el área, ver nuevos asuntos.
¿Cómo te sientes de trabajar en el sector energético?
El sector de energía es clave para el desarrollo del país, así que ese es un componente de interés adicional. Si no tienes energía, no puedes desarrollar industria ni darle mejor calidad de vida a la población. Si uno ve las ratios de inversión en el sector, cuando el crecimiento del Perú era de ocho puntos, el sector de energía también era más dinámico. Ahora que vamos creciendo a un ritmo menor, se invierte menos.
¿Cuál crees que es el papel del abogado en el terreno comercial?
Creo que los abogados tienen que jugar más en la transacción misma y apoyar con el tema del riesgo. Hay varias cosas que los abogados podemos hacer para brindar un mejor servicio al cliente. Eso es lo que vamos a dar aquí.
¿Qué cualidades personales te ayudan en el trabajo?
Sobre todo, diría que tengo las ganas de hacer las cosas, lo cual es una ventaja, porque así se pueden hacer las cosas bien. Por otro lado, siempre me mantengo al día, no solo en cuanto a las normas legales, sino también en temas de actualidad. Un abogado necesita entender lo que ocurre en el país y el mundo, necesita saber qué clase de problemas ocurren y analizar cómo puede impactar eso en los clientes. Igualmente hay que informarle al cliente cuando uno percibe oportunidades y todo lo que pueda ayudarle en su negocio.
¿Qué te pareció la Universidad de Lima?
Recuerdo mi experiencia con mucho cariño y como una de las mejores épocas que he vivido. Hice muy buenos amigos y conocidos, a quienes he llamado por teléfono por cuestiones de trabajo y todos siempre están abiertos a responder, a tomarse un café, etcétera. Eso es muy bueno, así se generan las oportunidades. Con la gente que estudié siempre estoy en contacto, tenemos un chat a través del cual nos comunicamos y coordinamos nuestras reuniones.