Marcial García Schreck nunca deja de estudiar, tampoco de investigar. Es abogado por la Universidad de Lima, tiene tres maestrías y actualmente se desempeña como socio de Tax Services en EY. Otro de sus temas favoritos es el de los precios de transferencia, y una de sus metas es lograr que más personas se hagan socias en la firma.
¿Cómo llegaste a EY?
Cuando estudiaba en la Universidad de Lima, una de mis profesoras trabajaba en Arthur Andersen y me convocó para trabajar ahí. Era 1992, aproximadamente, y en esa época Andersen no aceptaba practicantes, así que recién cuando terminé mis estudios, en julio del 93, me volvieron a llamar. Trabajé ahí por 10 años, hasta que la empresa se fusionó con EY, donde ya tengo 15 años.
O sea que trabajas con las mismas personas desde 1992.
Sí, somos el mismo grupo de gente y los que éramos asistentes hace 28 años ahora somos socios y dirigimos toda la operación. A lo largo de este tiempo he tenido experiencias en el extranjero, tanto de estudios como de trabajo, así que he visto muchas cosas a lo largo de mi carrera y no siempre en la sede de Lima.
¿Cuáles han sido esas experiencias que has tenido en el extranjero?
Salí tres veces del país. En el 95 o 96 postulé a Chevening, una beca del gobierno británico; la gané y fui a Escocia, a estudiar una maestría en Legislación en Recursos Naturales. Regresé en el 2001 y me mandaron a trabajar a la oficina de EY en Washington para aprender sobre precios de transferencia. En ese tiempo era un tema nuevo en el Perú, no había legislación al respecto. Al año siguiente hice una maestría en la Universidad de Georgetown, sobre tributación. Luego regresé y abrimos la práctica de precios de transferencia en EY. En el 2010 hice un MBA auspiciado por la oficina. Tenemos un programa para socios que invita a un grupo de clientes para llevar una maestría, la cual se hace en alianza con la Universidad Adolfo Ibáñez.
Tu especialidad es el derecho tributario, pero también te ocupas de precios de transferencia.
Soy tributarista y jefe de precio de transferencia. Por un lado, vemos temas tributarios, como en cualquier estudio de abogados, y, por otra parte, nos encargamos de precios de transferencia. Nuestra práctica tributaria es la más grande del Perú, de lejos; somos la firma de servicios profesionales más grande del país. Cuando desapreció Andersen bajamos bastante, pero nos hemos recuperado con creces, hoy lideramos el mercado. Nuestra práctica de Tax tiene varias líneas de subservicios y la conforman alrededor de 400 profesionales, todos a cargo de distintos temas tributarios y laborales.
¿Cuántos trabajadores tiene EY, en total?
Ahora que estamos en campaña de impuestos, debemos ser unos 1.600. Ocupamos dos edificios enteros. El edificio donde nos encontramos ahora antiguamente era una casa donde funcionaba un estudio de abogados; antes de eso, había sido una residencia. Recuerdo que era muy bonita. Yo acababa de llegar de Georgetown, aproximadamente en el 2004, y fue entonces que me hicieron socio. Primero ocupamos la casa tal como estaba, después hicimos un edificio de tres pisos y ahora tenemos varios pisos más. Calculo que si seguimos creciendo como lo hemos venido haciendo en los últimos años, a 2 dígitos por año, seguramente dentro de 3 o 4 años ya no vamos a caber en estos 2 edificios.
¿Cuántos clientes tienes?
En precios de transferencia tengo una cartera muy experimentada, con 300 clientes en el área que dirijo. Además, tengo otros clientes, sobre todo mineros. Mi principal fuente de ingresos es por precios de transferencia, hacemos evaluaciones y presentamos estudios o reportes locales.
¿Tienes algún proyecto realizado que haya sido muy retador y que recuerdes especialmente?
Se van a cumplir 20 años desde que me ocupo de precios de transferencia y este ha sido un tema clave en mi carrera. Lo empecé a desarrollar en Lima cuando todavía no era popular, pero ahora tenemos un área muy grande que factura millones de soles. Nadie planeó esto ni que creciéramos tanto.
¿Cómo calificarías tu trabajo en EY?
Me gusta trabajar acá. Esta firma se sustenta sobre la base de la meritocracia. Yo empecé desde abajo y llegué a ser socio al cabo de un tiempo, hace 16 años. Valoro muchas cosas de EY, por ejemplo, un concepto muy arraigado en esta firma es que debemos darles a las nuevas generaciones una mejor firma que la que nosotros recibimos, y tenemos que ofrecerle a la gente las mismas oportunidades que nos dieron a nosotros. La meta de cada socio es tener más socios, por eso somos la firma de servicios profesionales que más socios tiene en el Perú. Eso hace que este sea un lugar muy atractivo para trabajar, porque la gente sabe que, si se esfuerza y hace las cosas bien, va a llegar lejos, así que esta es una buena forma de atraer talento.
¿Por qué otros motivos crees que la firma ha tenido más éxito que otras empresas de este tipo?
Hemos tenido el enfoque correcto, hemos trabajado con bastante humildad y de manera consistente por muchos años, además tuvimos la suerte de juntarnos un grupo de gente con una misma visión. Más allá de los matices, todos los socios tenemos un mismo norte y las cosas claras en cuanto a la filosofía de la oficina.
¿Qué valoras de tu trabajo?
Me gusta aprender permanentemente e investigar, y en eso consiste buena parte de mi trabajo. Además, publico una columna en el diario El Comercio, la cual me demanda investigar también. Cuando hago una consultoría, no siempre tengo todas las respuestas: necesito indagar, revisar y estudiar las leyes nuevas, eso hace que mi trabajo sea dinámico. Por supuesto, también hay cosas más repetitivas y no tan entretenidas, pero el trabajo, en general, es muy interesante.
También tiene su cuota de estrés.
Sí, pero después de tantos años haciendo esto, el estrés es parte de mi vida y lo llevo bien. Tengo un balance entre mi vida profesional y la personal. Trabajo unas 10 u 11 horas en horario corrido, no salgo a almorzar, más bien almuerzo en mi escritorio, así al salir del trabajo veo a mi familia y practico deporte.
¿Qué deporte practicas?
Hago varias cosas. En este momento tengo una lesión que ya no me permite correr, pero nado, hago pilates y box.
¿Qué recuerdas de la Universidad de Lima?
Yo la pasé muy bien en la Universidad, hice muchos amigos, con quienes aún estoy en contacto. La Ulima ha cambiado muchísimo con los años, antes había una cancha de fútbol en medio de la Universidad y teníamos un horario de estudios en bloque, por eso siempre estábamos juntos y pudimos hacer un grupo muy bonito. De hecho, muchos de mis mejores amigos son de la Universidad. Yo estudié en el Colegio Roosevelt y muchos de mis compañeros se fueron a estudiar al extranjero al terminar los estudios, así que mis amigos se fueron y yo hice nuevas amistades muy fuertes en la Universidad. Además, recuerdo que en la Universidad se vivía un ambiente muy democrático y había gente de todos lados. Por otra parte, fui jefe de prácticas y he sido profesor en la Maestría en Tributación en la Ulima, así como en pregrado en otra universidad.
Te gusta la docencia, entonces.
He dictado cientos de conferencias, pero debo reconocer que me costaba mucho inicialmente, tenía miedo escénico. Cuando concluí que no había manera de escaparme de la obligación de enfrentarme al público, decidí entrenarme, presenté un proyecto y me convertí en profesor universitario.