En las últimas décadas, se ha producido un gran avance en la neurociencia para comprender cómo funciona nuestro cerebro, pero ¿podría este desarrollo ser también una amenaza? Ronald Cárdenas Krenz, decano de nuestra Facultad de Derecho, expuso sobre los límites de la actual regulación legal en este campo durante la Conferencia Internacional “La protección de datos personales frente a los desafíos contemporáneos”. El evento fue organizado por el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos (Minjusdh) el último 2 de abril en el Auditorio del Banco de la Nación.
Nuestro decano integró la mesa 2, denominada “Nuevos desafíos para los derechos frente al avance de la neurociencia”, junto a Jesús Rubí Navarrete, vocal coordinador de la Unidad de Apoyo y Relaciones Institucionales de la Agencia Española de Protección de Datos Personales; Guido Girardi, vicepresidente ejecutivo de la Fundación Encuentros del Futuro de Chile; Paula Siverino Bavio, miembro del Comité Internacional de Bioética de la Unesco; y Dafna Feinholz, jefa de la sección de Bioética y Ética de las Ciencias y la Tecnología de la Unesco, División de Investigación, Ética e Inclusión.
Durante la mesa de diálogo, se abordaron temas como la regulación global de la inteligencia artificial, las actualizaciones normativas en la región para la protección de datos personales, la privacidad y seguridad digital en menores, entre otros. En su exposición, Cárdenas Krenz indicó que en nuestro país ―en materia de derecho― son casi inexistentes los casos tratados, pero que ameritan ser analizados por el riesgo que podría existir de no ser atendidos correctamente. Él señaló:
“La neurociencia le ofrece una serie de posibilidades al derecho, por ejemplo, para determinar si una persona miente o no, entre otros criterios nuevos y más refinados de culpabilidad, pero hay que ver esto con mucho cuidado porque hay también riesgos. Hoy, es posible acceder a determinada información del cerebro que antes no se podía, vulnerar los neuroderechos, insertar recuerdos, condicionar a un testigo o manipular al consumidor en temas de ‘marketing’”.
El decano agregó que ambas disciplinas pueden ser mutuamente beneficiosas si se procede con criterio, toda vez que no todo lo que ‘se puede hacer’ necesariamente ‘se debe hacer’. En esa línea, agregó:
“Así como la neurociencia puede ayudar al derecho, este también puede ayudar a encauzar el desarrollo científico de la neurociencia para que no se distorsione, por ejemplo, a través de fomentar el ejercicio responsable de la libertad, poner determinados límites legales o incentivar la creación de comités de ética que determinen antes de cualquier experimento si debe hacerse o no”.
Este evento se realizó en el marco de la reunión de los Grupos de Trabajo de la Red Iberoamericana de Protección de Datos (RIPD), que integran agencias de protección de datos personales y entidades de sociedad civil de toda Iberoamérica, en coordinación con la Autoridad Nacional de Protección de Datos Personales (ANPD).