Enid Campos, conocida como Pinky en el mundo del cine, es una de las más reconocidas productoras de nuestro país. Salida de las aulas de Comunicación de la Universidad de Lima, esta profesional es conocida por su entrega al trabajo y por la pasión con que emprende y termina cada proyecto. No olvida sus inicios en la publicidad, pero es en el cine donde se siente realizada.
¿Cuál fue tu primer trabajo?
Mi primer trabajo fue en publicidad, Cine 70, una realizadora grande. Fui asistente de dirección de Ricardo Maldonado, el director de Asu Mare. Filmábamos con cámaras de cine, yo me sentía feliz, era como hacer cine en una época en la que solo Francisco Lombardi hacía películas. Luego trabajé en la película Días de Santiago y me sentí afortunada.
¿Cuáles son tus funciones como productora de cine?
La productora es la persona que organiza todo, hace realidad el guion y todo lo que tenga que ver con este. Se ocupa de coordinar el casting, definir las locaciones para filmar, coordinar la elección de las personas que estarán en el equipo, conseguir el financiamiento, encargarse de la distribución de la película, etcétera. Es un proceso bastante largo que implica muchas etapas.
¿Cuáles son estas?
La primera es la de desarrollo, cuando recién llega el guion y no hay un centavo para hacer la película. Hay que conseguir auspicios mientras se reescribe el guion y se tantea el mercado internacional para que vayan conociendo la película. La etapa de producción en sí contempla ver con qué actores se trabajará, qué personas estarán detrás de cámaras, armar el plan de rodaje y definir en qué orden vas a filmar. Todo eso se hace de la mano del director. En la etapa de posproducción negocias con el editor y los laboratorios. Y en la etapa de distribución consigues las salas.
¿Cuál de esas etapas te gusta más?
Lo más bacán es cuando ya tienes el dinero y puedes empezar a crear la película, ya no la imaginas, creas una realidad. Eso es lo más bonito.
¿Cuál es el costo promedio de una producción cinematográfica peruana?
Depende mucho del guion. Por ejemplo, Como en el cine es muy diferente a Magallanes. El hecho de que suceda en provincia encarece todo. El presupuesto para una película en el Perú puede ir de US$ 350.000 a US$ 700.000.
De todas las películas que has hecho, ¿cuál te ha gustado más?
Es complicado. Les tengo mucho cariño a todas. Días de Santiago marcó a toda una generación; Paloma de papel fue muy difícil de hacer, pero la primera que hice en provincia; Condominio, con Jorge Carmona, me encantó; Madeinusa fue algo muy grande, creamos un pueblo y guardo un cariño especial por todo lo que hicimos ahí. En El acuarelista no tenía una época en particular, trabajamos con actores buenísimos; a Dioses le tengo muchísimo cariño; Paraíso tiene una historia muy bonita. Cada película te lleva a un mundo diferente y te encariñas con ese mundo, lo conoces, vives ahí, aprendes. También recuerdo Climas, que se filmó en escenarios de costa, sierra y selva. NN fue uno de mis mejores rodajes, investigamos muchísimo con antropólogos forenses. Por otro lado, Magallanes fue desgarradora y tuvo excelentes actores y un gran director, Salvador del Solar, que trabajó el proyecto con tanto cariño.
¿Sientes que cada producción es muy diferente?
En cada película empiezas de cero, cada película es un mundo y diseñas la producción de una manera diferente. De todas las experiencias aprendes. Como en el cine es la última en la que he trabajado y disfruté cada momento. Gonzalo Ladines es un gran director, me divertí mucho haciéndola. De hecho, con todas he pasado momentos buenísimos y tensos, con todas he estado de la mano del director y he convivido con la gente, es una experiencia extrema.
¿Hay algún género que te guste más?
No. Me gustan los directores y las películas que tienen algo que decir, que tengan algo que me indique que la película va a trascender, que la van a seguir viendo aún después de la temporada.
¿Cómo ves el futuro del cine peruano?
Hay más producción cada vez, se aprende más y hay más trabajo. Hay que encontrar la manera de que vayan los espectadores.
¿Cuál es tu siguiente proyecto?
Estoy en la etapa de preproducción de la película Retablo, de Álvaro Delgado Aparicio, que arrancará a filmarse en mayo del 2016 en Ayacucho. Estamos en el casting.
Solo por curiosidad, ¿por qué te conocen como Pinky?
Me dicen así desde que nací, a los seis meses. Los doctores de la sala de neonatos me llamaban Pinky porque así le dicen en inglés al dedo meñique, es como mi nombre.
¿Cómo te ves en el futuro?
Me veo haciendo películas, ojalá pueda seguir viviendo de hacer películas. ¡Es un lujo! Espero que siga habiendo proyectos buenos. Hay directores excelentes. Espero dirigir algo en algún momento, quiero seguir estudiando. Si hay alguna oportunidad de trabajar en el exterior, sería maravilloso.
¿Qué recuerdos guardas de la Universidad de Lima?
Yo fui absolutamente feliz en la Universidad de Lima. Ahí desarrollé mi vocación. Me encantaba hacer trabajo de campo, practicar, hacer cortos, trabajar con los amigos, los jefes de práctica, los profesores. Soy amiga de los profesores. Disfruté mucho mi etapa universitaria y la aproveché al máximo. Hice muy buenos amigos y salió una buena generación de profesionales de mi promoción.