En febrero de 2021, El último bastión, la serie histórica peruana situada en los años de emancipación de nuestro país, se sumó al catálogo de Netflix justo en el año en que se cumple el bicentenario de la independencia del Perú. Esta propuesta televisiva, que contó con la asesoría de Juan Luis Orrego, historiador y docente Ulima, fue el tema central del intermedio "Detrás de El último bastión. Ficción e historia del Perú", realizado el 13 de mayo por la Facultad de Comunicación de la Universidad de Lima. El evento virtual fue parte de las actividades de la Cátedra UNESCO en Comunicación y Cultura de Paz.
Además de Orrego, participaron en el intermedio Eduardo Adrianzén, guionista y creador de El último bastión junto a su hermana María Luisa, y Augusto Tamayo, realizador y profesor de nuestra Facultad de Comunicación. La moderación estuvo a cargo de Giancarlo Cappello, guionista y también docente de esta Facultad.
Adrianzén indicó que la serie propone un relato coral sobre personajes que provienen de diversos sectores de la sociedad local de hace más de 200 años, y que sus historias están protagonizadas por libertarios, españoles, indígenas, afroperuanos, entre otros, con el fin de dar forma a un microcosmos que sea representativo de las características de aquellos tiempos, cuando era tan difícil que los distintos bandos se pusieran de acuerdo. El guionista añadió que los personajes femeninos de El último bastión tienen una presencia tan importante como sus pares masculinos.
Orrego valoró que El último bastión se enfocara en los aspectos sociales y humanos del proceso de la guerra de independencia del Perú, así como en los dramas individuales y colectivos, en lugar de priorizar la típica narración patriótica, militar y nacionalista. El académico agregó que la guerra puede hacer que alguien cambie de bando según las circunstancias y que uno de los comentarios más recurrentes en las redes sociales sobre la serie es que en 200 años no hemos cambiado.
En tanto, Tamayo alabó el interés en la historia de El último bastión, lo que contrasta con la escasa atención de las producciones audiovisuales peruanas por la reconstrucción de las imágenes del pasado, además de resaltar que la historia es una magnífica vía de autoconocimiento.