“No hemos desarrollado en la región un proyecto que incluya la educación mediática”

Una tarea pendiente en la educación peruana es el fomento de un sentido crítico del uso de la tecnología y de la interacción con los medios de comunicación. La educación mediática se centra en el desarrollo de esta capacidad, que deriva en un manejo responsable de la información y consolida el ejercicio de la ciudadanía en una democracia. Estos conceptos son detallados en la presente entrevista con Julio César Mateus, graduado y docente de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Lima, y doctor en Comunicación por la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, España.

Las investigaciones de Julio César Mateus se enfocan en las culturas digitales y la educación mediática. Asimismo, él participó en la edición de los libros Media Education in Latin America (Routledge, 2019) y MayéuTIC@: 28 preguntas para hackear la escuela (Fundación Telefónica, 2019). Además, es director de Contratexto, la revista de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Lima, y del blog Educación Mediática, del portal Educared de la Fundación Telefónica del Perú, donde es asesor de proyectos educativos.

¿El panorama de la educación mediática en el Perú invita al optimismo o a ser críticos?
Si partimos de la premisa de que pasamos la mayor parte de nuestro tiempo interactuando con los medios de comunicación, no tiene sentido que no seamos educados en ellos. Entendemos poco de los medios de comunicación, no sabemos qué hay detrás de ellos. Un ejemplo: leía que Google está enfrentando varias demandas en Estados Unidos y España porque su propuesta de Google for Education entrega o recopila una serie de datos privados de los usuarios, entre los que figuran menores de edad que no sabían que estaban brindando esas informaciones. Entonces, saber que el hardware, el software o la tecnología que uso fue creada por alguien y tiene un fin comercial, y que mis datos son sensibles y tienen un valor en el mercado, es parte de lo que la educación mediática promueve: el sentido crítico del uso de los medios. Nada de esto ha ocurrido en la educación peruana, donde la tecnología entró como un fetiche.

¿Cuán desalentador es este fetichismo?
Nos hemos decantado por este fetichismo tecnológico que nos llevó a comprar, en los últimos cuarenta años, un montón de tecnología que está ahí, guardada, acumulada y desgastada, pero que no genera cambios importantes en las personas. No hemos pensado en la formación de los docentes.

Con relación a otros países de Iberoamérica, ¿cuán rezagados estamos?
Diría que estamos más o menos igual. Los proyectos educativos dependen mucho de los proyectos políticos. Entonces, por ejemplo, cuando países como el Perú u otros de la región han estado en dictadura, evidentemente se han sumado o quitado cursos según los intereses políticos. Eso pasa aquí y en el resto del mundo. No hemos desarrollado en la región un proyecto que incluya la educación mediática o la educación sobre los medios.

¿Qué consecuencias genera la ausencia de un sentido crítico del uso de la tecnología?
Un profesor bien formado en tecnología potencia la educación. Un docente mal formado en tecnología no hace nada. Pero el punto crítico no está en la tecnología, sino en el docente. Está demostrado que un excelente profesor, así esté en un espacio sin recursos, logrará aprendizajes de calidad en sus estudiantes. Nos hemos preocupado más por cuestiones anexas de la educación como la evaluación, los rankings, los estándares, la compra de tecnología y la infraestructura, que son importantes, pero no en la formación de un docente de calidad que sea crítico y capaz de usar los recursos disponibles para motivar a sus alumnos. Seguimos con una lógica atrasada.

Tu tesis doctoral aborda la educación mediática en la formación inicial docente en el Perú. ¿Qué hipótesis y conclusiones de este trabajo te gustaría destacar?
Lo que me interesaba saber era cómo entraban los medios y las tecnologías en la formación inicial docente en el Perú. Mi hipótesis era que ingresaban como accesorios. Sin embargo, no ha habido una aproximación de un perfil más cultural, y con ello me refiero a que las personas hablamos de lo que hablamos porque lo leímos en la prensa o lo vimos en la televisión; es decir, la prensa propone una agenda, luego compramos ciertos productos por la publicidad y nos entretenemos viendo series o yendo al cine. Los medios cumplen un papel importante; no tienen un rol de accesorios, pero así es como los medios son abordados por los docentes durante su formación. Entonces, algunas conclusiones son: 1) la educación mediática es inexistente, nadie sabe qué es… por cierto, la UNESCO se ocupa de este concepto desde los años setenta, e insiste en que es importante que sea incorporado en la formación de los docentes; y 2) los profesores terminan siendo formados de una manera instrumental.

Tal utilitarismo da pie a un ciclo pernicioso…
Esta instrumentalización genera brechas. El docente poco hábil con la tecnología siente que nunca será competente para introducir las tecnologías en el aula; por lo tanto, se resiste a ellas. Él no querrá usar una serie o un video de YouTube por el miedo a las burlas de sus alumnos, quienes conocen mejor cómo funciona esa tecnología. La tecnología instrumental y fetichizada hace que se distorsione el tema de los medios en estas personas. Los medios y las tecnologías no son únicamente una opción para ser usada en clase; son un componente cultural imprescindible, porque estamos atravesados por los medios. En clase tenemos que empezar a preguntarnos: ¿qué son los medios?, ¿para qué sirven los medios?, ¿quiénes son los dueños de los medios?, ¿qué finalidad tienen?

La pertinencia de estas preguntas se refuerza en esta época en que las noticias falsas están de moda.
Las noticias falsas, que existen desde siempre, tienen un antídoto, que es la duda. Cuando una persona recibe un audio en WhatsApp y se pregunta si este es cierto, desde ese momento ya está combatiendo una noticia falsa. Sin información veraz, la democracia se resiente, porque el insumo central para el ejercicio de la ciudadanía es la información. Sin información no podemos ser ciudadanos. Por eso, en países como Corea del Norte o China, el Estado tiene un gran interés en controlar la información, debido al miedo a que se enteren de cómo funcionan de verdad las cosas. De nuevo: política, educación y cultura son tres elementos que van de la mano.

¿Qué procesos se deben encarar para que tenga sentido hablar de educación mediática en el Perú?
Primero, es una tarea de la academia promover el concepto de educación mediática. Los espacios de formación docente, como los institutos o las facultades de educación, deben tender puentes mucho más claros con las facultades de comunicación o psicología, con el fin de interesarse más en cómo las tecnologías y los medios impactan en los estudiantes. Así como la respuesta a todos los problemas está en la educación, la respuesta a los problemas relacionados con el ejercicio de la ciudadanía o el derecho de comunicación está en la educación mediática. Cabe resaltar que hablar de lo digital es reducir los medios a un tipo específico de medio. Por ello, hay que hablar de lo mediático, porque es lo más abarcador de todos los medios, escritos, digitales, etcétera. Creo que esa es la visión que debemos tener.